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La experiencia en Colombia

Lo fundamental del suelo en un huerto de aguacates

Desde una adecuada selección del suelo y un correcto análisis del mismo, hasta la aplicación de enmiendas y microrganismos, son factores fundamentales para un buen manejo del terreno en una plantación de aguacate. El Dr. Walter Osorio, especialista de la Universidad Nacional de Colombia y director técnico de Biofertilizar S.A.S., detalla lo que todo productor debe tener en cuenta antes de establecer su cultivo.

11 de Mayo 2022 Equipo Redagrícola
Lo fundamental del suelo en un huerto de aguacates

Por Ximena González V.

Elegir con certeza dónde instalar el huerto de aguacate es una de las claves del éxito de este cultivo. Si bien se deben tener en cuenta diferentes factores, contar con un buen suelo es fundamental. Así lo destaca Walter Osorio, ingeniero agrónomo, docente de la Universidad Nacional de Colombia y Ph.D. de la Universidad de Hawaii, EE UU. 

Pero, ¿cómo saber si el suelo es apropiado o no? “Lo primero que deben hacer los productores es un análisis. Eso es casi que una obligación para poder tener a futuro un cultivo productivo”, responde el experto, explicando además que los productores deben tener una mayor conciencia sobre la importancia de analizar y caracterizar los suelos, es decir, conocer si son o no adecuados y, en caso de que no lo sean, saber qué se puede hacer. 

Conocer y medir las condiciones del suelo podría evitarle a los productores invertir en terrenos donde no pueden cultivar. “He visto casos donde se han plantado aguacate en suelos no adecuados y en cuestión de unos meses los cultivos están destruidos”, dice el experto. 

¿CÓMO REALIZAR UN CORRECTO ANÁLISIS DEL SUELO?

Conocer y medir las condiciones del suelo podría evitarle a los productores invertir en terrenos donde no pueden cultivar.

A fin de realizar un correcto análisis del suelo, se deben recoger muestras en diferentes partes del terreno donde se quiere cultivar el aguacate. Además, estas deben tomarse a diferentes profundidades, de 0 a 30 cm, de 30 a 60 cm y de 60 a 100 cm. “Las muestras las podemos tomar con barrenos y ya con esto determinamos la textura del suelo, que es básicamente la proporción de arena, limo y arcilla”. Este último factor es el más crítico. Según el experto, cuando el suelo cuenta con altos contenidos de arcilla, es mejor no plantar aguacate ahí. Los contenidos de arcilla favorables para el establecimiento de un huerto de aguacates deben ser menores al 20%. “Contenidos entre el 20% y el 25% ya se vuelven un poco críticos y más del 25% es algo muy desfavorable para el cultivo”, advierte el especialista.  

Por otro lado, Osorio explica que el elemento más importante que debe haber en el suelo para el cultivo de aguacate y para muchas especies vegetales en general es el oxígeno. “Necesitamos que haya oxígeno alrededor de la raíz porque esta respira y si no tiene el suficiente oxígeno tendrá problemas. Lo mismo pasa con los microorganismos del suelo, pues hay muchos benéficos que necesitan oxígeno para mantener el suelo equilibrado”, precisa. Si hubiese una falta de oxígeno es porque el suelo está compactado, por lo cual los productores debiesen realizar una descompactación que, muchas veces puede implicar el uso de implementos mecánicos acoplados a un tractor para aflojarlo, mientras que en otras solo hace falta un azadón. “Si faltan los otros elementos estos pueden ser aplicados como fertilizantes, como enmiendas minerales o como enmiendas orgánicas, por ejemplo, aplicando una gallinaza, un compost o sales”, sostiene el Dr. Osorio. 

SE DEBEN CONSIDERAR LAS PROPIEDADES FÍSICAS, QUÍMICAS Y BIOLÓGICAS 

Podría parecer un cliché, pero no lo es, y es que los productores deben tener claro cuáles son las propiedades físicas, químicas y biológicas de sus suelos. Las físicas son las que determinan la infiltración, retención de agua y el flujo de oxígeno hacia las raíces; jugando un papel clave la textura del suelo, la cual deber franca o franco arenosa, por lo menos en el primer metro de profundidad, con una estructura aglomerada que esté formando grumos, con una porosidad de al menos un 50% y una densidad aparente menor a 1 g/cm2. 

“Necesitamos que haya oxígeno alrededor de la raíz porque esta respira y si no tiene el suficiente oxígeno tendrá problemas. Lo mismo pasa con los microorganismos del suelo, pues hay muchos benéficos que necesitan oxígeno para mantener el suelo equilibrado”.

Para saber si el suelo cumple con esas propiedades físicas es necesario hacer la respectiva toma de muestras. “Saber si cuenta con estas propiedades es lo más determinante, porque o se tienen o no se tienen, es difícil modificarlas”. En el caso opuesto están las propiedades químicas, que sí son modificables. “Lo ideal en el cultivo de aguacate es contar con un suelo de un pH mayor a 5,5, que no tenga aluminio y que cuente con un alto contenido de nutrientes”, precisa sobre una condiciones que normalmente no se cumplen en las zonas donde se cultiva aguacate. 

Es fundamental que los productores analicen y caractericen los suelos.

“Por lo general, los suelos en Colombia son muy ácidos y con escasez de nutrientes. Pero eso lo podemos corregir aplicando enmiendas, con cales, con yeso, con abonos orgánicos y con fertilizantes”, explica.

Sobre las propiedades biológicas, el experto sostiene que debe haber una importante cantidad de microorganismos que permitan mantener un equilibrio biológico en el suelo, es decir, que tengan contenido suficiente de hongos formadores de micorrizas, que tengan bacterias que descomponen la materia orgánica o bacterias que traen nitrógeno de la atmósfera al suelo. Es lo que el experto llama ‘biofertilización’, “y se puede ‘biofertilizar’ a partir de la aplicación de materia orgánica, de inóculos o bioinsumos debidamente producidos”, afirma. 

En este aspecto, los hongos formadores de micorrizas son fundamentales porque colonizan las raíces de las plantas y forman una extensión del sistema de raíces, “que permiten tomar más agua y más nutrientes de una forma más eficiente”, precisa y subraya que existen también otros microorganismos solubilizadores de minerales, otros que son descomponedores de materia orgánica y otros que antagonizan contra fitopatógenos. Frente a estos últimos, el Dr. Osorio dice que en los suelos hay muchos microrganismos que atacan a las raíces del aguacate y se alimentan de ellas. Por ello, resalta que los microorganismos antagonistas de fitopatógenos también deben incluirse en el proceso de ‘biofertilización’ del cultivo.  

Asimismo, el uso de compost resulta fundamental, pudiéndose compostar muchos materiales orgánicos, que deben someterse a un proceso previo de descomposición controlada, que podría durar semanas o meses. “Tras eso, esa materia orgánica ya estabilizada es la que aplicaremos al suelo”, sugiere. Sobre la frecuencia de aplicación, esta dependerá del sitio donde se esté cultivando el aguacate, aunque según precisa el Dr. Osorio, las aplicaciones podrían realizarse cada uno o dos meses. “Con los biofertilizantes también se podrían hacer aplicaciones cada dos meses, sobre todo en los cultivos que están en estado de producción”, afirma. 

El momento más idóneo para aplicar la materia orgánica es el trasplante, es decir, cuando se está preparando el espacio para plantar la planta de aguacate. “Esta es una oportunidad de oro para aplicar materia orgánica y biofertilizantes. Cuando se va a trasplantar el árbol se pueden aplicar 2 o 3 kg de materia orgánica. De ahí en adelante, se pueden estar aplicando 500 gramos en el primer año, el segundo año ya se pueden aplicar1 kg, mientras que después se pueden aplicar entre 3 y 5 kg cada dos meses”, explica el especialista. 

¿Es común que en Colombia se combine la fertilización química y la biofertilización con microorganismos? De acuerdo al Dr. Osorio, esto no es muy común. “Normalmente la fertilización se hace a través de sustancias químicas, en menor proporción con sustancias orgánicas y mucho menos proporción con biológicos. Yo no podría decir una cifra muy confiable, pero sí puedo garantizar que son pocos los agricultores que hacen uso de microrganismos”.  

EFECTO DE LOS MICROORGANISMOS SOBRE LA DISPONIBILIDAD Y LA ABSORCIÓN DE NUTRIENTES 

El trasplante es clave para aplicar materia orgánica y biofertilizantes.

Hay muchos microorganismos que ayudan a disolver minerales y a descomponer la materia orgánica. Generalmente, lo que se encuentra en el suelo, en la fracción mineral y en la fracción orgánica no está disponible para ser absorbido por las plantas. Por ello, debe haber un proceso de transformación, y es ahí donde los microorganismos juegan un papel clave.

“Los microrganismos transforman los minerales a través de la producción de ácidos orgánicos, entonces, todos estos materiales se van disolviendo, se van transformando en sus componentes más básicos de donde se liberan iones de calcio, magnesio, potasio, fosfato, nitrato que son los que finalmente van a tomar las plantas”, destaca el Dr. Osorio, añadiendo que son diversos tipos de microorganismos los que ayudan a las plantas a tomar nutrientes: hongos formadores de micorrizas, descomponedores de materia orgánica, hongos que disuelven minerales y bacterias que ayudan a tomar el nitrógeno que hay en la atmósfera y llevarlo hacia las raíces.

Pero, ¿cuál es el momento ideal para aplicarlos al suelo? Al momento de la plantación, se deben incluir los hongos formadores de micorrizas, y un mes después de establecida la plantación se deben aplicar bacterias fijadoras de nitrógeno, hongos solubilizadores de minerales, entre otros. “Pero para eso es necesario el análisis del suelo, ya con base en esos resultados podemos diseñar un plan de aplicación específico”, subraya. 

Precisamente, el análisis es fundamental porque ahí pueden entrar a jugar factores que pueden controlar o afectar la eficiencia del microorganismo. Por ejemplo, muchos de los microorganismos son susceptibles a elementos tóxicos como el aluminio, elemento que abunda en los suelos colombianos y que no sólo es dañino para el cultivo de aguacate, sino para los microorganismos del suelo. “Antes de aplicar otros microorganismos foráneos y antes de ponerlos en el suelo se tiene que corregir el exceso de aluminio y eso normalmente se corrige con cal y  materia orgánica”, sugiere el especialista.  

Si no hay aluminio, eventualmente se pueden hacer las aplicaciones, pero hay otro punto a tener en cuenta, y es que estos microorganismos también requieren oxígeno para sobrevivir, por lo que la textura del suelo debe ser favorable. Es decir, si el suelo tiene las condiciones físicas necesarias puede permitir que los microrganismos que se apliquen sobrevivan, si no hay condiciones favorables estos mueren.

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