Portainjertos: Aumento de productividad y compromiso en medioambiente
INIA realiza ensayos con portainjertos en tomate en condiciones de invernadero y aire libre debido a que el desarrollo y expansión de esta tecnología será sostenido nuestro país, así como también su extensión a otras hortalizas de importancia económica como pimentón y melón.
“Considerando la experiencia desarrollada en España, cuya utilización abarca el 100% de la producción de tomate, INIA se ha aliado a través de un convenio bilateral con el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) en Murcia para la búsqueda de portainjertos de tomate con mayor tolerancia a hongos, nemátodos y salinidad, de modo que las plantas presenten un vigor adecuado y una mayor productividad”, plantea Juan Pablo Martínez, especialista en fisiología y biotecnología en plantas.
INIA La Cruz junto con CEBAS investigó gracias al financiamiento del MINAGRI (de Chile) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España. Se trató de una iniciativa que aunó los esfuerzos de varias instituciones y productores mediante un proyecto de cooperación. “En el CEBAS trabajan principalmente con hormonas que controlan el crecimiento sobre portainjertos y la senescencia, siendo muy conocidos en Europa por sus novedosos hallazgos”, explica Martínez.
Actualmente los experimentos de campo apuntan a evaluar en condiciones locales cuatro portainjertos, tres comerciales y uno desarrollado localmente por INIA, para estudiar la tolerancia a hongos, nemátodos y salinidad y su efecto sobre la productividad. Según el experto la utilización de portainjertos en Chile se seguirá desarrollando en hortalizas como tomate, pimentón y melón (entre otras), para aumentar la productividad y la calidad, como también para reducir la utilización de agroquímicos.
Actualmente INIA cuenta con ensayos en la localidad de Panquehue, en predios de pequeños productores, gracias a una alianza con el Prodesal de esta comuna. “Es fundamental hacer nuestros ensayos en terreno y con pequeños productores. En este caso nos asociamos con el Prodesal de Panquehue porque aterriza nuestra investigación a condiciones reales, viendo cuál portainjerto le va a servir mejor al productor. Los pequeños agricultores viven en zonas más limitantes en cuanto a salinidad y estrés hídrico, por lo que se hace necesario probar y obtener nuevos portainjertos, más adaptados a estas condiciones”, asegura el experto.
A juicio de Martínez, el uso de esta tecnología tiene efectos positivos sobre la calidad de la planta, lo que se traduce en una mejor producción y calibre del tomate. “Se puede reducir en forma indirecta el uso de plaguicidas y la presencia de residuos en el medioambiente ya que los portainjertos pueden conferir también resistencia a ciertas enfermedades, lo cual genera un impacto importante considerando que tanto Europa como Chile apuestan a reducir la aplicación de químicos para el control de plagas y enfermedades”. Además, “hemos desarrollado proyectos para aumentar la calidad del tomate y sus atributos saludable, tales como el licopeno, ya que al incrementar la salinidad podemos incrementar la capacidad antioxidante del tomate”.
Cabe mencionar que desde fines de los años 90’, INIA ha venido desarrollando proyectos tendientes a validar estrategias de control de agentes fitopatógenos transmitidos por los suelos sin fumigar con BM. De este modo INIA viene contribuyendo al desarrollo y validación de un conjunto de alternativas tecnológicas que estén al alcance de los productores que lo requieran.