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La importancia de la biodiversidad en vitivinicultura

Una alta Biodiversidad es resiliente a presiones externas y provee de servicios ecosistémicos, sin embargo, cuando esta se ve reducida significativamente (usualmente por la acción antrópica), y se supera un punto de inflexión, la Biodiversidad difícilmente se recupera. Al cambiar su estado, hay menos servicios -a veces con pérdidas irreversibles de algunas especies- y, en consecuencia, ocurre una degradación en el tiempo del bienestar humano y de la productividad. Por esto es importante realizar acciones destinadas a conservar y recuperar la Biodiversidad.

22 de Diciembre 2020 Equipo Redagrícola

Tomislav Curkovic S. (Ing. Agrónomo, Entomólogo, PhD), Diego Arraztio A. (Ing. Agrónomo, Estudiante del Doctorado en Cs. Silvoagropecuarias y Veterinarias).

Gabriela Solis P. (Ing. Agrónomo), Depto. De Sanidad Vegetal, Facultad de Cs. Agronómicas de la Universidad de Chile.

La Biodiversidad es el estudio de la variedad de organismos (flora, fauna y microorganismos) que viven en un espacio o ambiente determinado. Se puede diferenciar la diversidad genética (variedades), taxonómica (especies) y de comunidades (ecosistemas). La Biodiversidad es un componente regulador de las funciones de los agroecosistemas (cultivos, frutales, bosques), ya que influye en procesos como la polinización, degradación de la materia orgánica, equilibrio ecosistémico de agentes fitófagos mediante la depredación y parasitismo, entre otros. Sistemas con alta Biodiversidad también pueden ofrecer otros bienes y servicios a la sociedad, como diferentes materias primas, belleza estética (que contribuye al turismo), satisfacción en el ambiente de trabajo y, sobre todo, contribuir a la sustentabilidad de los recursos naturales en beneficio de las futuras generaciones.

Una alta Biodiversidad es resiliente a presiones externas y puede seguir proveyendo servicios ecosistémicos, sin embargo, cuando esta variedad de organismos se reduce significativamente (usualmente por la acción antrópica), superando un punto de inflexión, la Biodiversidad difícilmente se recupera. Al cambiar su estado, hay menos servicios (a veces con pérdidas irreversibles de algunas especies) y, en consecuencia, ocurre una degradación del bienestar humano y de la productividad en el tiempo. Por esto es importante realizar acciones destinadas a conservar y recuperar la Biodiversidad.

Chile es uno de los países de América del Sur donde, en las últimas décadas, el uso del suelo se ha modificado masivamente hacia actividades principalmente agrícolas, ganaderas y forestales, lo que ha generado fragmentación y pérdida de hábitat. Estos cambios se han concentrado en la zona central del país (mediterránea), reconocida como prioritaria para la conservación de la Biodiversidad, debido a su alto grado de endemismo (contiene más del 50% de las plantas y animales, incluyendo invertebrados, del país). Sin embargo, a pesar de ello, solamente el 1% de esta superficie se encuentra bajo alguna categoría de conservación en el Sistema de Áreas Protegidas del Estado. En esta misma zona, el sector vitivinícola ocupa una importante superficie cultivada, influyendo en la Biodiversidad regional, en particular por su condición de cultivos perennes.

BIODIVERSIDAD EN VIÑAS Y CERTIFICACIONES


Actualmente la industria vitivinícola tiene una imagen pública positiva debido a la implementación de manejos con bajo impacto negativo en el agroecosistema, siendo percibida por los consumidores como un sistema productivo ecológico. Esto se debe principalmente a que su producción privilegia la calidad de la geografía de origen, las condiciones climáticas y edáficas, y la Biodiversidad local donde se cultivó la uva (terroir). La industria vitivinícola chilena ha sido una de las pioneras en la producción orgánica, de Manejo Integrado de Plagas (MIP) e incluso ha implementado sistemas biodinámicos, lo que ha contribuido a la conservación de la Biodiversidad y a un mayor aprovechamiento de sus bienes y servicios. Los servicios ecosistémicos (SSEE) se definen como una serie de beneficios directos o indirectos al ser humano y al medioambiente (incluyendo agroecosistemas), y se clasifican en:

Un viñedo que maneja adecuadamente la Biodiversidad podría sacar provecho de estos servicios, obteniendo un mejor control biológico de plagas, aumentando el valor estético dentro de los cuarteles al incorporar una mayor Biodiversidad botánica, lo que le permitiría, por ejemplo, realizar actividades relacionadas al ecoturismo y proveer de un atractivo ambiente laboral.

No existe una única forma de conservar de la Biodiversidad en un viñedo, pero se han identificado acciones clave a considerar al momento de realizar un plan de conservación: aquellas que disminuyen la presión negativa sobre la Biodiversidad y acciones que aumentan su resiliencia.

Evidentemente hay costos en la conservación de la Biodiversidad, por ejemplo, la implementación de corredores biológicos, parches florales, monitoreos, etc. La mantención de los sistemas orgánicos resulta compleja ya que se debe invertir tiempo en caracterizar tanto la flora y fauna benéfica como la que afecta negativamente la producción. Hay que considerar que las enfermedades, plagas y malezas se deben manejar a un nivel (densidad) que no supere un Umbral de Daño Económico (un aspecto que requiere de más investigación en el país), pero sin el objetivo de eliminar o exterminar a estos agentes. Por otra parte, este aspecto requiere de planificación, debido a que se debe afectar en el menor nivel posible a las otras especies presentes en el huerto, por lo que también se requiere conocer su biología e interacciones. Pero, en el largo plazo, la implementación de técnicas que favorezcan la Biodiversidad puede generar mayores dividendos. Adicionalmente, se requiere de estímulos para adoptar estos manejos, sea por la vía del subsidio o la regulación (normativas o exigencias de mercado). En algunos países existen subsidios para ayudar a los productores a implementar este tipo de prácticas, pero también las certificaciones son incentivos importantes para conservar la Biodiversidad.

Las certificaciones permiten que los productos accedan a determinados mercados al asegurar el cumplimiento de normativas internas exigidas para poder comercializarlos en un país o región. Además, generan aumentos en los beneficios, debido a que los productos certificados aumentan su valor. En el sector vitivinícola existe una gran cantidad de certificaciones de calidad y producción que sirven a las empresas para certificar procesos, servicios o productos.

CERTIFICACIONES ORGÁNICAS

La agricultura orgánica se encuentra reglamentada por distintas normas y programas de certificación (en Chile: Ley 20.089), los que establecen normas generales, las que coinciden en el uso ciertos insumos permitidos (que no se utilicen productos sintéticos o artificiales), que sean sustentables y se usen en armonía con el medio ambiente. Entre ellos se privilegian aquellos de origen “natural”, por ejemplo el uso de microorganismos como Bacillus thuringiensis y nemátodos u hongos entomopatógenos, minerales como el azufre, jabones, aceites minerales y vegetales, e incluso feromonas que, aunque sintéticas, son fiel copia de compuestos producidos en la naturaleza. Ello en un esquema de uso responsable, tendiente a mantener la fertilidad del suelo y la diversidad biológica.

CERTIFICACIONES EUROPEAS

Existen diversas certificaciones en Europa, tanto para la agricultura orgánica, biodinámica, seguridad alimentaria, gestión ambiental y de calidad, MIP, las cuales son obligatorias y determinadas por cada país o pacto regional (Unión Europea), pero también por empresas privadas y agricultores. Su finalidad es asegurar a los consumidores, cada día más exigentes en lo que adquieren, especialmente en el ámbito alimentario, que estos productos sean desarrollados cumpliendo diversos estándares o exigencias mínimas de calidad.

Estas exigencias medio ambientales, establecidas en las últimas décadas en las certificaciones que regulan el ingreso de productos agrícolas en los mercados internacionales, implican la necesidad de incorporar prácticas agrícolas más sostenibles en los sistemas productivos agrícolas intensivos chilenos, así como de conocer la Biodiversidad a nivel predial. Chile es reconocido en la promoción de Biodiversidad en los viñedos, sin embargo, las técnicas de conservación han sido poco estudiadas y hay desconocimiento sobre los impactos que pueden tener determinadas prácticas. Considerando entonces que la Biodiversidad es un componente más de la producción, se necesita de mayor inversión del sector público y privado en investigación en estas materias, pues requieren de estudios complejos, con apoyo de especialistas y en plazos prolongados. La gráfica muestra la evolución de publicaciones realizadas en Biodiversidad en sistemas agrícolas en el país y otras regiones más desarrolladas.

Publicaciones realizadas sobre Biodiversidad agrícola.

BIODIVERSIDAD DE ARTRÓPODOS EN VIÑEDOS

Experiencias realizadas por el Laboratorio de Comportamiento y Ecología Química de Insectos, de la Facultad de Cs. Agronómicas de la Universidad de Chile, sobre Biodiversidad de artrópodos en viñedos.

Nuestros estudios evaluaron el efecto de diferentes manejos amigables con el medioambiente sobre Biodiversidad de artrópodos en viñedos. En la temporada 2014-2015 se evaluó el control de la polilla del racimo de la vid, Lobesia botrana (LB), en base a la técnica de confusión sexual (CS) en contraste con un manejo fitosanitario convencional, con insecticidas sintéticos en las viñas Lagar de Bezana y San José de Apalta, ubicadas en la región de O´Higgins (Memoria de la Ing. Rec. Ntles. Renovables, Fede Depetris, U. de Chile). Además, en la temporada 2015-2016 se evaluó en la viña Santa Rita, ubicada en la región Metropolitana, el manejo con tres tipos de cubiertas vegetales en la entre hilera. En ambas temporadas se realizaron cuatro muestreos, en momentos de ocurrencia de eventos importantes en la fenología de la vid, empleando diversos métodos de colecta de artrópodos.

Trampas para el monitoreo (arriba) y confusor sexual (abajo), usados contra polillas (Lobesia botrana, polilla del racimo, y Proeulia auraria, eulia de los frutales) que afectan viñedos en la zona central de Chile.
Escarabajos poco frecuentes en viñedos encontrados en estudios con manejos amigables en regiones Metropolitana y de O´Higgins (Euspilotus crenatipes, Histeridae, arriba; Creophilus erythrocephalus, Staphylinidae, abajo).

En la comparación del manejo convencional versus confusión sexual (CS), se encontró una mayor riqueza global (número de especies) y mayor abundancia de los gremios de depredadores, parasitoides y saprófagos (insectos descomponedores) en la viña en los sectores que usaban CS. Además, al calcular índices de Biodiversidad, se determinó que en los sitios con uso de CS las especies presentes están más equitativamente representadas, es decir, no había especies que abundaran mucho más que otras, como ocurre con los insectos plaga cuando explotan sus poblaciones.

Distribución de gremios.

En el segundo estudio, en el que se compararon cubiertas vegetales, se obtuvo una mayor riqueza de artrópodos en los sectores manejados con cubiertas espontáneas (con mayor diversidad botánica), donde, además, había una mayor abundancia de insectos depredadores y saprófagos, y la menor cantidad de insectos fitófagos. Cuando se calcularon los índices de Biodiversidad, se observó que en los sectores sometidos a este manejo pro-Biodiversidad.

Distribución de gremios.
Cubiertas vegetales en viñedos (siembra de vicia-avena, arriba; cubierta espontánea, centro, y trebol, abajo).

En ambos estudios se pudo observar una mayor diversidad en los tratamientos clasificados como más “sustentables”, pero la diversidad observada en los tratamientos convencionales no fue baja, ni mucho menor. Incluso se encontraron especies poco frecuentes de hallar en viñedos comerciales. Esto se debió a que los viñedos estudiados estaban certificados con el código de sustentabilidad o se realizaban en ellos, previamente, otras prácticas sustentables (incorporación de restos de poda al suelo), demostrando la capacidad del sector vitivinícola de contribuir en la conservación de especies y cómo algunas prácticas actúan de manera indirecta con la Biodiversidad. También las aplicaciones de agroquímicos de forma dirigida y oportuna, mediante el monitoreo constante de plagas, enfermedades y malezas, permite reducir el daño colateral causado a especies benéficas como polinizadores nativos, parasitoides y depredadores, entre otros. Ello, junto con el uso de agentes de control biológico, productos biológicos (plaguicidas botánicos o en base a entomopatógenos) y/o específicos (como CS), así como la implementación del MIP con sus criterios para la toma de decisiones, incrementa sustancialmente, no solo la Biodiversidad, sino que la inocuidad, protección ambiental y calidad de vida en nuestros viñedos y huertos. Según esto, algunos gobiernos han subsidiado la implementación y uso de técnicas como el uso de feromonas (CS) para el control de plagas (ello se ha hecho en Chile a través del programa de LB en viñedos del SAG en los últimos años), ya que estas tienen un efecto específico en la plaga objetivo, sin afectar a otras especies de forma directa, sin embargo, estos compuestos no están disponibles aun para todas las especies consideradas como plagas en los viñedos y frutales.

Si bien se debe estudiar más la situación actual de la Biodiversidad en las viñas, se asume que al realizar manejos más dirigidos, desarrollando y aplicando el conocimiento de las fenologías de las plagas y sus interacciones con el entorno, habrá un menor impacto negativo sobre la Biodiversidad, logrando a la vez un “sano” equilibrio con la producción, debido a que el impacto colateral sobre los enemigos naturales decrecerá, lo que permitirá que sus poblaciones regulen las plagas, enfermedades y malezas de manera significativa y sostenida.

En resumen, la Biodiversidad se ha convertido en un nuevo factor productivo que contribuye a la expansión y sustentabilidad de la producción agrícola, pero que requiere de apoyo para conocerla, dimensionarla y protegerla (incluyendo la evaluación del impacto de nuevas prácticas alternativas de manejo), proceso largo y complejo que necesariamente se debe hacer en nuestras Universidades e Institutos de Investigación, mientras antes se aborde a cabalidad, mejor.

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