Principios de manejo para lograr buen calibre en cerezo
Auxinas, citoquininas y giberelinas son herramientas importantes para alcanzar toda la expresión del calibre potencial de las variedades de cerezas en función de su genética, cuando se aplican en el momento oportuno y en las dosis adecuadas.
Eso sí, deben ir acompañadas de un cuidadoso manejo nutricional, una buena polinización para variedades auto infértiles y, un punto crítico, el suministro de riego sin deficiencias ni excesos. Además, el manejo de la carga de fruta tiene que estar en un equilibrio donde los kilos no vayan en desmedro del tamaño de la fruta. De todo eso y más nos habla el asesor Patricio Morales.
Patricio Morales atiende más de 100 predios de productores desde Polpaico (región Metropolitana) hasta Osorno (región de los Lagos), y 5 exportadoras, principalmente en cerezos, pero también carozos (nectarines y ciruelos). Su destacada experiencia práctica viene incluso de antes de su formación como ingeniero agrónomo, ya que empezó la administración de un campo muy joven, a los 19 años. Allí recibió las enseñanzas del dueño del predio, Eduardo Valenzuela, y también de tres grandes maestros: Eduardo Alonso, en suelo y riego; Víctor Yarad Dacaret, ya fallecido, en carozos, cerezos y kiwis, y Óscar Carrasco, profesor de la Universidad de Chile.
Hoy existe gran consenso en cuanto a que las cerezas de pequeño tamaño (calibre L y XL) no tienen cabida en las exportaciones a China. Para lograr buenos retornos económicos en esta especie lo pequeño no es hermoso, y Patricio Morales plantea los aspectos determinantes en la variable tamaño.
LA IMPORTANCIA DE LA POSTCOSECHA EN LA ACUMULACIÓN DE UNA “RACIÓN DE COMBATE”
–¿Cuáles son los principales factores que determinan el calibre de las cerezas?
–El proceso parte desde temprano en la temporada, porque se puede estar cosechando en noviembre-diciembre y las plantas ya se encuentran en el proceso de inducción floral, o sea preparando el retorno floral de la temporada siguiente. Por lo tanto, la época de postcosecha, desde mi punto de vista técnico, es la más importante de todas en cuanto a riego, fertilización y manejos culturales de los huertos. Se trata de una etapa en la cual, dependiendo de lo que se haga, el árbol va a acumular una gran cantidad de reservas entre enero, febrero y marzo. Los carbohidratos producidos en la fotosíntesis, llamados fotosintatos, son almacenables y asimilables por las plantas. Ellas los utilizarán para sobrevivir bajo las condiciones adversas del invierno, y lo que quede de esta “ración de combate” se usará para brotar, florecer y cuajar. Vamos a llegar a floración con árboles literalmente en ayunas y trasnochados, asumiendo también los inviernos faltos de horas de frío (figura 1).
–¿Cómo se enfrenta esa situación?
–Todo lo que podamos suplir desde inicio de floración en adelante resulta clave: aplicaciones de reguladores de crecimiento hormonales y de extractos de algas, que son literalmente bencina pura para las plantas, dado que contienen alginatos y fucoidanos, los cuales son azúcares polisacáridos de cadenas muy largas (Ga14 azúcar betaglucano). A partir de yema hinchada vamos saliendo del receso invernal y las plantas comienzan a acumular calor o grados-día pero, como decía, en ayunas. Reciben muy bien los extractos de algas más otros elementos minerales de importancia en la calidad de fruta, como calcio, boro, molibdeno y zinc vía foliar.
–¿Qué rol cumplen esos elementos?
–El boro es promotor del tubo polínico, la fertilidad de los granos de polen, promotor de la división celular muy importante para generar mayor calibre en la fruta. Es además movilizador de muchos elementos minerales. El calcio juega un papel relevante en la firmeza de la fruta, ya que se agrupa en compuestos que dan estabilidad a la pared celular y debemos aportarlo desde tempranamente ya que después, cuando existe mucha vegetación, tiende a irse a la parte vegetativa en vez de quedarse en la fruta. El zinc es promotor del aminoácido triptófano, movilizador de calcio, también influye en la formación de clorofila, la síntesis de proteínas, la conversión de almidones en azúcares y, por supuesto, el desarrollo de la elongación de los entrenudos de los tallos.
DIVISIÓN Y ELONGACIÓN CELULAR, FUNDAMENTALES EN EL CRECIMIENTO DE LAS CEREZAS
En cuanto al empleo de hormonas vegetales, explica Morales, el logro de fruta de gran calibre requiere de la mayor división celular inicial, proceso que comienza gracias a la presencia de auxinas.
–Para dar ese puntapié inicial, yo recomiendo auxinas de síntesis de alta concentración, el diclorprop-P-2-etilhexilo, ingrediente activo del producto Stone Gross, en dosis de 300 cc por hectolitro de agua y que se debe aplicar con un volumen de 1.000 L/ha, lo que además mejora la cuaja y retención de fruta.
Luego intervienen las citoquininas:
–Un poco antes de plena flor empiezo aplicaciones foliares de citoquininas, las cuales estimulan la primera fase de división celular desde plena flor hasta unos 25 días después. Aquí es posible utilizar diversas alternativas, productos como Splendor (tidiazuron), Biozime, Citostar, entre otros, con mezclas de algas y citoquininas, zeatinas, quinetinas o benciladeninas. La dosis depende del producto, el volumen de aplicación corresponde a 1.500 L/ha.
La citoquinina mantiene su rol protagónico hasta el fin del endurecimiento de carozo. Más tarde, al llegar a envero (pinta), las giberelinas comienzan a hacerse responsables de la etapa III del proceso de desarrollo del fruto, llamado “elongación celular”.
–La giberelina es la responsable de hacer que las células ya definidas durante la etapa de división comiencen a elongarse. Tener suficiente agua disponible para las plantas resulta fundamental en esta fase de crecimiento, porque conforma el 80 a 85% de la fruta, pero tampoco puede faltar la acumulación necesaria de materia seca que contribuirá con el 15 a 20% restante, para la formación de fruta de viaje largo.
LA POLINIZACIÓN EXITOSA PERMITE QUE LA PLANTA ENTREGUE SU APORTE
Sin embargo, el aporte hormonal externo no es la única variable interviniente. El factor polinización resulta también muy relevante.
–En las variedades autoinfértiles o autoincompatibles, como Bing, Regina o Kordia, entre otras, se necesita de una variedad distinta que actúe como polinizante y con la cual debe tener buena sincronía en la floración. Por ejemplo, Kordia con Regina no se sincronizan bien; si vas a plantar Regina es preferible hacerlo con Skeena y Silvia. Para Kordia, Silvia y Summit son polinizantes más adecuados. Una flor bien polinizada permite un carozo bien construido, lo cual favorece una correcta división celular e induce la generación de giberelina endógena, disminuyendo el aborto de flores o frutos y produciendo frutas de mayor tamaño o calibre.
–¿Cómo logras esa buena polinización y formación del carozo?
–En variedades autoincompatibles (que son menos productivas, en lo general) pongo al menos 15 colmenas de abejas por hectárea (ha). Además ubico 2 colmenas de Bombus terrestris, porque puede que durante la floración haya muchos días nublados y fríos, en los cuales las abejas no salen, mientras que los abejorros siguen trabajando. También pongo polen en las piqueras de las abejas, una bolsa/ha, en la puerta de salida. Ahí se van cargadas de polen a las flores. Adicionalmente en el huerto asperjo un extracto de tomillo rojo, producto llamado Politec, en dosis de 100 cc por hectolitro, aplicado con un volumen de 1.000 litros de agua por hectárea, el cual opera como atrayente de abejas. No es que vaya a sacarlas del panal en los días fríos, pero cuando sí salen a trabajar lo hacen con un gran ímpetu, visitando muchas más flores.
–¿Cuál es tu recomendación en las variedades que no necesitan polinizantes?
–En las variedades autofértiles uso del orden de 6 colmenas/ha y asperjo el atrayente de abejas Politec.
–En la figura 2, en la etapa III, cuando se aplican giberelinas, aparecen todavía las auxinas y citoquininas, ¿a qué se debe?
–El rol principal lo asumen las giberelinas, pero no significa que las otras desaparezcan. Las auxinas actúan en un segundo escalón porque se forman en los ápices en crecimiento de la masa foliar, los promueven, en tanto las citoquinas mantienen una acción mucho menor y se forman en hojas, tallos y raíces principalmente. En cuanto a aplicaciones de fitohormonas reguladoras de crecimiento, en la etapa III solo corresponde hacer las de giberelinas, no las otras, para evitar un efecto inhibitorio entre ellas. Hay varios productos disponibles en el mercado, tales como Progibb, Activol o Biofrut, por nombrar algunos.
–¿En qué te fijas para elegir un producto por sobre los demás?
–Busco las formulaciones de mejor calidad, sin duda. Cualquier producto, sea químico u hormonal, tiene acompañantes estabilizantes, adherentes, complejantes en el caso de los foliares, etc. Eso incide en el desempeño del ingrediente activo y lo que puedas obtener como resultado. No es muy difícil distinguirlos porque, a diferencia de los genéricos, tienen una patente y una marca registrada. Suelen ser algo más caros, pero se paga con lo que consigues de la fruta a la cosecha. Como seguiremos siendo productores de cerezas chino-dependientes (95% de nuestras cerezas van a este mercado), la fruta debe viajar desde 35 a 40 días en barco y esperar por lo menos otros 10 días más antes de venderse, de manera que todo lo que puedas hacer en mejorar tu fruta, va a incidir en la calidad y la venta en destino.
Fabricar fruta de calidad en el cerezo significa un esfuerzo intenso. Por eso la conveniencia de aportar con auxinas en inicio de flor, citoquininas en plena flor y caída de pétalos, y luego usar correctamente la giberelina en función de la carga y la variedad que cultivemos.
LOS PERJUICIOS DE UNA CARGA EXCESIVA
–¿Cuánto influye el tema varietal en el calibre?
–Hay variedades que por genética dan calibres más pequeños y otras que son muy buenas calibradoras. Lapins, por ejemplo, calibra muy bien hasta el final, a diferencia de la Bing, Santina o Regina, que presentan calibres más intermedios, les cuesta llegar a buenos tamaños. A las variedades tempraneras en general hay que apoyarlas mucho, por el poco tiempo disponible desde su plena flor a cosecha. Fabricar fruta de calidad en el cerezo, donde el proceso, si pongo todas las variedades en la juguera, toma unos 75 a 80 días desde plena flor a cosecha, significa un esfuerzo intenso. Por eso la conveniencia de aportar con los productos que hemos mencionado: auxinas en inicio de flor, citoquininas en plena flor y caída de pétalos, y luego usar correctamente la giberelina en función de la carga y la variedad que cultivemos.
–¿Cómo se hace correctamente?
–No hay que abusar de las dosis de ácido giberélico. En algunas temporadas se verifica una sobrecuaja en muchos huertos, como ocurrió en la recién pasada (2020/21). Me tocó visitar campos donde normalmente se producen 15 a 18 toneladas (t)/ha, que estaban con 35 t. A mayor cantidad de kilos aumenta la probabilidad de una peor calidad de fruta. Con 35 t/ha no puedes esperar nada bueno, no para una postcosecha de 50 días hasta la venta. Entonces, los productores en muchos casos aplicaban giberelina todas las semanas e incluso cada tres días, con el fin de elongar lo más posible y alcanzar un buen calibre. El problema es que la giberelina exógena sintética no solo aumenta el nivel de los pedicelos pardos, también deja tan turgente y con poca elasticidad la epidermis, que aumenta la incidencia de partidura, de piel de lagarto y pitting. Puedes generar micro fisuras y ablandamiento prematuro porque la firmeza que da la giberelina es muy temporal. El máximo debieran ser dos aplicaciones, en inicio de pinta la primera, y la segunda 5 días después. El giberélico, sugiero, no más allá de 1,5 a 2 gramos de ingrediente activo por hectolitro, en función de la carga y la variedad, y siempre aplicarlo en mezcla con potasio y fósforo foliar. O sea, con 15 t de fruta/ha son 30 a 40 ppm máximo, aunque me he topado con huertos donde se había aplicado hasta 80 y 100 ppm para esas 15 t. Eso es destruir la fruta.
–¿Dónde se encuentra el punto de equilibrio entre rendimiento en kilos y tamaño de fruta?
–Depende de las variedades y de los portainjertos. Como referencia, creo que de 10 a 12 t/ha es más que suficiente en Royal Dawn; lo mismo Bing, si llega a cuajar; Regina unas 12 t; en Santina no pasaría de 14 a 15 t; para lograr buena fruta en Lapins me quedaría en 15 a 16 t/ha. Kordia… es muy inestable, una variedad mala cuajadora, ojalá resulten unas 8 a 10 t, aunque la historia dice que cuaja de 2 a 5 t/ha; vale US$ 7,5/kg, eso sí, es como el Rolex de las cerezas.
EL DESPERTAR DE LOS ÁRBOLES EN FUNCIÓN DEL FRÍO INVERNAL
–¿Hay diferencias zonales en la ecuación de este equilibrio?
–Lo que incide es cuándo hacemos despertar a los árboles en función a su acumulación de frío invernal. Eso va a ser desde la aplicación de cianamida hidrogenada estabilizada o algún otro quebrador de dormancia, como Siberio, Erger, Fiore, etc. De ahí parte la carrera, porque tienen que empezar a acumular calor rápidamente.
–¿Cuál es el momento para romper la dormancia?
–Cuando hayas acumulado el 70 a 75% de horas de frío que requiere cada variedad (cuadro 1). En el caso de Santina, por ejemplo, que necesita 600 horas de frío, la aplicación del rompedor de dormancia sería a las 420 horas ya cumplidas. En cuanto a concentraciones, si voy a usar cianamida, la aplico al 1,5 a 2%, sin pasarme de eso porque puede resultar fitotóxica y quemar demasiadas yemas. Ahora, si estás en una zona temprana y quieres anticipar aun más la cosecha, 5 días después de aplicar cianamida puedes usar un producto como Erger o Siberio, que van en mezcla con nitrato de calcio, de manera de adelantar incluso más la brotacion, la acumulación de calor.
–¿Cuál es el límite en términos de crecimiento del fruto? ¿Hay que tener cuidado de no ser demasiado ambiciosos?
–De todas maneras, especialmente en las variedades más sensibles a la partidura: si abusas de la giberelina y estiras demasiado la epidermis, basta una gota de rocío para que se partan. Royal dawn y Brooks, por ejemplo, incluso las puedes escuchar en el hydrocooler haciendo el mismo sonido de las cabritas cuando explotan. Bing también es sensible y Kordia tiende a rajarse un poco. Una lluvia en la cosecha puede partir el 50%, y se acabó la temporada, porque cosechar en esas condiciones resulta impracticable.
OTROS FACTORES INTERVINIENTES
El riego también incide en el tema. Un error común, indica Patricio Morales es la aplicación de riegos cortos y muy seguidos.
–Soy un convencido de que los frutales de hoja caduca, en general, necesitan de riegos más largos, con frecuencias más alejadas. En muchas ocasiones me ha tocado ver cómo los riegos cortos y seguidos afectan la respiración y el desarrollo de las raíces, y ponen un freno al crecimiento de la planta, lo cual también afecta a la fruta.
Asimismo advierte respecto del exceso de fertilización nitrogenada:
–El abuso del nitrógeno, ya sea al suelo o foliar, eleva la arginina hasta niveles altos, y con ello aparecen putrescinas asociadas a ablandamiento prematuro de las cerezas. Esas frutas quedan débiles, les cuesta pigmentar, madurar, acumular sólidos solubles y materia seca.
El asesor subraya el importante poder osmótico del potasio, con un rol en el transporte de agua y azúcares hacia frutos y hojas, además de participar en los procesos de apertura estomática y enfriamiento de las plantas. Asimismo enfatiza la necesidad de fósforo para el crecimiento de las raíces, la coloración de las cerezas a través del proceso de transformación de fenilalanina en antocianinas, y la firmeza de los frutos pues en la pared celular dichos nutrientes son puentes de fosfato-calcio, los que dan estabilidad a la membrana.
Finalmente, recalca algunos aspectos recomendables para la presente temporada:
–En un año en que no ha llovido prácticamente nada en la región Metropolitana, O’Higgins y hasta parte de la región del Maule en que no ha caído el agua que debería, si se tiene agua disponible para riego sugiero crear un invierno lluvioso para las plantas. Propongo tratar de regar cada 20 a 25 días unas 12 a 14 horas por sector, porque conviene partir con agua y oxígeno en el suelo. Esto es muy importante para sacar las citoquininas de las raíces más los pocos carbohidratos de reserva que van quedando de las postcosecha precedente. En ramillete-botón blanco, usar la auxina sintética y más o menos desde botón blanco en adelante hasta caída de pétalo aplicar citoquinina al follaje, de manera de promover una correcta división celular. La floración tiene que ir apoyada con calcio, boro, zinc y extractos de algas. Y por supuesto del manejo sanitario de fungicidas para control de Botryitis y Alternaria.