Una década de cerezos con guindo ácido como portainjerto
Los resultados con Santina, Lapins y Regina sobre este patrón en los dos campos con que cuenta la empresa en Sagrada Familia han permitido rendimientos y calidad ampliamente satisfactorios. El éxito motivó su uso también con Rainier y conducción en UFO.
Juan José Gómez, ingeniero agrónomo, socio a cargo de la gestión de Agrícola y Frutícola Huaquén Ltda., Sagrada Familia, estableció su primer huerto de cerezo en 2013. Optó por el guindo ácido como patrón debido a los buenos resultados que daba en los campos a cargo C. Abud y Cía.
Adquirió el material en Quinchamalí (Ñuble), donde se desarrolla la venta de portainjertos a partir de sierpes de un ecotipo cordillerano. Los plantó inmediatamente en mayo, para injertarlos en los primeros días de agosto. El resultado fue muy bueno, de modo que repitió exactamente el mismo procedimiento al año siguiente… pero en esa segunda oportunidad con mucho menos éxito. Estima que la pérdida en promedio se sitúa del orden del 20 a 25% de las plantas.
“Fue una apuesta –señala–, sumando y restando, yo no lo volvería a hacer directamente a terreno, sino que prepararía un muy buen vivero para cuidar bien las plantas, que lleguen con buen diámetro al momento de injertar, conseguir un buen prendimiento y de ahí llevarlas al transplante. Ya teniendo establecida una planta buena, se va como un cañón”.
LAS RAZONES PARA PREFERIRLO FRENTE A COLT O GISELA 12
Uno de los aspectos que valora del guindo ácido es su adaptación a distintos tipos de suelos. En su caso, lo ha utilizado en dos predios, uno con suelo franco y el otro con suelos pesados. “En ambos casos se ha portado súper bien, incluso llama la atención que en los suelos pesados la muerte de plantas ha sido menor que en el suelo franco”.
“Nosotros planificamos un huerto peatonal, con árboles a 4 x 2 m, y una altura de 2,40 m. La opción del ácido cuadraba bien para el proyecto, porque es menos vigoroso que Colt”, continúa Gómez. Un Gisela 12, de vigor parecido, no era alternativa porque no se comporta bien ante las temperaturas cálidas de Sagrada Familia.
Tomadas esas decisiones, había que elegir la variedad. Un tercio se destinó a Santina con el fin de aprovechar los beneficios del microclima local para salir tempranamente. Otro tercio se plantó con Lapins, apuntando a asegurar volumen y compensar una eventualidad de lluvia que afectara a Santina en noviembre. El tercer tercio se estableció con Regina, más tardía, por si había problemas con las dos primeras y eliminar todo riesgo de daño a la cosecha debido a precipitaciones. Muchos le dijeron que estaba loco al poner esta última variedad en Sagrada Familia, pero usando Lapins de polinizante y aplicando cianamida para adelantar la floración de Regina, los rendimientos se han situado consistentemente entre 12.000 y 15.000 kg/ha/año.
EN CALIDAD “HEMOS SACADO FELICITACIONES”
“Este es un dato medio freak, pero en una exportadora nos dijeron que la nuestra es la primera Regina que se cosecha en el hemisferio sur”, indica el productor. Los tres cultivares se injertaron sobre guindo ácido, con idénticamente buen resultado; de hecho en la temporada 2021 obtuvieron 19.000 kg/ha en Santina, 15.000 en Lapins y 14.000 en Regina, con una calidad de la fruta “espectacular”, añade. “Este es un campo de 12.000 kg/ha, a eso apuntamos en general, aunque hemos tenido años más bajos por efecto de las heladas”. La apuesta va por el lado de distinguirse con la fruta: “Entregamos a cuatro exportadoras y en las cuatro estamos arriba, vienen para acá y la verdad es que hemos sacado felicitaciones”.
La mayor dificultad, advierte Juan José Gómez, es la tendencia del guindo ácido a generar gran cantidad de sierpes, que deben controlarse frecuentemente usando herbicidas.
“Nosotros hemos probado todo para manejarlos. Ahora queremos ensayar con mulch de paja de trigo sobre la hilera. En un sector donde lo aplicamos para mejorar la retención de humedad en el suelo, nos dimos cuenta de que dejaron de salir sierpes. Vamos a replicarlo en Santina bajo cobertura”, explica.
Debido a que el portainjerto es más delgado que la variedad, se requiere el uso de una estructura simple (por ejemplo un alambre o coligües) para afirmar la planta y mantenerla derecha, especialmente en zonas ventosas. Ya al 5º año deja de ser necesaria.
UN VIGOR MEDIO Y FACILIDAD DE MANEJO
El huerto se conduce en eje, sin embargo en invierno de 2021 plantaron un sector con el sistema UFO, con Rainier, también sobre guindo ácido, a 3 x 1,70 m:
“Nos atrevimos a poner 4 ha de esta variedad bicolor, que dispone de un nicho de mercado y es quizá de las que mejor se paga. Sabemos que sus hectáreas han ido disminuyendo, porque el manejo es difícil, pero nosotros creemos tener dedos para ese piano”.
Se espera que la estructura fija del UFO disminuya el ramaleo y en consecuencia el manchado de la fruta, además aporta una muy buena luminosidad y con plantas de 2 m de altura facilita la intervención de la mano de obra en la cual Rainier resulta exigente. Se suman en esto a la experiencia del grupo de C. Abud y Cía., que incluso ha efectuado modificaciones al UFO para mejorar la homogeneidad en la emisión de cargadores.
Con la experiencia acumulada, ¿cuál sería la conclusión?
“Yo seguiría en la línea de los ácidos, pero obviamente con una planta más homogénea, proveniente de meristemas, una planta clonal obtenida in vitro, que seguramente va a tener bastante menos problemas de mortalidad. Es un árbol de vigor medio, relativamente fácil de manejar. Podamos después de cosecha y en invierno hacemos solo un ajuste de acuerdo a los conteos de centros frutales. En la última temporada no raleamos ni una sola cereza en ninguna de las tres variedades.