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Las mayores colecciones globales de frijol, yuca y forrajes tropicales:

La bóveda colombiana donde se resguardan semillas y plántulas de tres cultivos clave para la alimentación mundial

El banco de germoplasma Semillas del Futuro, ubicado en Palmira, conserva y protege material genético proveniente de todos los continentes. Un plan y ejecución que atrajo a Jeff Bezos, uno de los hombres más rico del planeta, decidiese donar US$17 millones com parte de su programa internacional de conservación.

28 de Julio 2022 Texto y fotos: Ximena González V.
La bóveda colombiana donde se resguardan semillas y plántulas de tres cultivos clave para la alimentación mundial

La noticia saltó y recorrió las oficinas de las agencias y proyectos ambientales de todo el mundo. El 20 de septiembre del pasado año, Jeff Bezos, presidente y CEO de Amazon, y considerado el hombre más rico del planeta, se comprometía a destinar US$1.000 millones a esfuerzos de biodiversidad y conservación. Un proyecto que, en concreto, se destinarán a la conservación de la gran biodiversidad en la región tropical de Los Andes, de la cuenca del Congo en África Central y en zonas tropicales del Océano Pacífico; a través del Bezos Earth Fund.

“La naturaleza es nuestro sistema de soporte vital y es frágil. Me lo recordaron este mismo mes de julio cuando fui al espacio con Blue Origin. Había oído que ver la Tierra desde el espacio cambia el punto de vista del mundo. Pero no estaba preparado para saber hasta qué punto eso sería cierto”, decía Bezos el mismo día del anuncio, durante la Semana del Clima de Nueva York. Pasaron casi seis meses para que el propio empresario, durante una visita a la ciudad colombiana de Cali, decidiera dirigirse a las instalaciones de la Alianza entre Bioversity lnternational y el  Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) para conocer Semillas del Futuro, un banco de germoplasma ubicado en pleno Valle del Cauca que tiene el objetivo de conservar y distribuir recursos genéticos de diferentes cultivos de origen tropical.

La iniciativa colombiana, que se ajustaba a los objetivos de conservación, es uno de los proyectos que Bezos ha apoyado a través de Bezos Earth Fund. La organización ha le destinado US$17 millones para apoyar su objetivo de salvaguardar y preservar semillas y plántulas in vitro. Una gran bóveda que vela por la seguridad alimentaria del planeta y donde se escribe a diario el futuro de la alimentación humana. Un reto no menor cuando en cien años, entre 1900 y 2000, la FAO comprobaba que se había perdido el 75% de la diversidad de cultivos, y un tercio de lo que existe actualmente está en riesgo de extinguirse para el año 2050.

Según Luis Guillermo Santos, coordinador de conservación y viabilidad de semillas del banco Semillas del Futuro, todas las semillas que ahí se resguardan son de distribución gratuita para cualquier persona, agricultor, centro de investigación y productor del mundo; siempre y cuando su propósito sea alimentación y agricultura, y a través del Acuerdo Normalizado de Transferencia de Materiales (ANTM) con el fin de que no se patente las semillas como propias, ya que son patrimonio biológico de los países de donde son originarias.


Luis Guillermo Santos, coordinador de conservación y viabilidad de semillas del banco Semillas del Futuro

“Somos como una biblioteca en la que cualquier persona o empresa puede llegar y pedir una semilla para sus procesos de investigación y mejoramiento”, dice Santos.

Y es que este banco de germoplasma no vende semillas, sino que es un fondo al que cualquier persona del mundo puede solicitar una muestra, ya que las colecciones están registradas ante el tratado sobre los Recursos fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura de la FAO el cual indica que, se deben “compartir, de manera justa y equitativamente los beneficios de la utilización de los recursos”.  “Somos uno de los pocos bancos en el mundo que distribuye semillas directamente al campesino. Les entregamos una poca cantidad de semillas, pero totalmente gratis”.

HASTA 250.000 SEMILLAS DE TODO EL MUNDO

En este espacio construido con los más altos estándares de calidad y distribuido por módulos bajo una gran estructura en forma de canopy en un área aproximada 24.000 m2, actualmente se tiene la capacidad de albergar hasta 250.000 semillas de todos los continentes del mundo.

Hoy, Semillas del Futuro, banco administrado por la Alianza de Bioversity International y el CIAT salvaguarda especies nativas, recolectadas en las últimas cuatro décadas en el país y también de otras zonas de América Latina, Europa, África, Asia y Oceanía. En concreto, este banco aguarda aproximadamente 67.000 ejemplares. Cuenta con la colección más grande del mundo de frijoles con 37.934 ejemplares (el 98% de las variedades que hoy se cultivan a nivel mundial). Además, contempla 5.987 materiales de yuca y 22.661 de forrajeras.

Algunas de las miles de de plántulas que mantiene Semillas del Futuro

El catálogo de Semillas del Futuro está llamado a convertirse en el más completo en especies silvestres del trópico. Sus copias de respaldo están albergadas en bonsai en el propio CIAT, pero también en el Centro de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en México; el Centro Internacional de la Papa (CIP), en Perú y en el Banco Mundial de Semillas de la isla de Svalbard, en Noruega; este último es considerado la nueva ‘Arca de Noé de las semillas’ y tiene copias de respaldo de más de 1.400 bancos del mundo.

LA TECNOLOGÍA, LA MEJOR ALIADA

En este edificio la tecnología se convierte en la protagonista de una historia que parece no tener fin. Cámaras de frío, cuartos de secado, máquinas de trilla, máquinas de selección, sistemas de monitoreo y alarmas, robots, Big data, minería de datos, etiquetas de radiofrecuencia, entre otros, son parte de todo el proceso de innovación y conservación que se hace a diario en Semillas del Futuro.

De acuerdo a Santos, a la fecha cuentan con tres formas de conservación: in vitro, semillas y en campo. Las dos primeras podrían resultar un poco más sencillas, pero ¿cómo conservar en campo plantas provenientes de distintitos países que requieren condiciones especiales no solo de clima sino también de suelos? “Lo hacemos en cinco estaciones experimentales, en cinco diferentes ambientes y zonas agroecológicas para poder adaptar esos materiales”, precisa.  En concreto, las cinco zonas son Palmira (1.000 msnm), Santander de Quilichao (1.100 msnm) Regaderos (1.500 msnm), Carrizal (1.750 msnm) y Tenerife (entre 1.800 y 2.200 msnm).

La conservación de semillas en Palmira se realiza en bolsas de aluminio empacadas al vacío, que van depositando en cuartos fríos a una temperatura entre -18°C y -20°C, las que deben ser monitoreadas constantemente, a fin de constatar que siguen estando en buenas condiciones. “Sacamos una muestra de semillas y les hacemos pruebas de viabilidad, principalmente de germinación cada cinco años para determinar si el material sigue los estándares que nosotros requerimos para conservar”, explica. Ese estándar de regeneración debe estar por encima del 85%. “Si los materiales están por debajo de este debemos enviarlos de nuevo al campo para volverlos a salvar”, precisa.

Para empacarlas al vacío, las semillas deben estar secas, es decir, que su contenido de humedad interna esté entre el 4% y 6%. “Bajo esa condición están listas para empacarlas al vacío y almacenarlas durante unos 30 años, antes de regenerarlas”, cuenta, sobre un proceso que se realiza en cuartos que están a menos 20°C.


Los impulsores del proyecto lo describen como una biblioteca en la que cualquier persona o empresa puede llegar y pedir una semilla para sus procesos de investigación y mejoramiento.

Frente a este tema, Santos señala que el secado es el proceso más importante para que las semillas se vuelvan longevas y se puedan conservar. “Si estas no se secan y se conservan con agua es muy probable que mueran”, apunta. Sin embargo, agrega que no todas las especies vegetales tienen esa capacidad de volver a generar una planta tras pasar por el proceso de reducción de humedad a niveles tan bajos. “Se dice que el 70% de las especies vegetales del planeta tienen ese comportamiento, pero hay un 30% que no. Es el caso del cacao que, si se le quita el agua a esos niveles de una vez lo estaríamos matando”.

Explica entonces que no todas las especies se pueden conservar en un banco de germoplasma como semilla y por ello es que hay otras alternativas como la conservación in vitro o en campo. “Cuando no se tienen semillas ortodoxas es necesario acudir a estas otras opciones de conservación, es el caso del cacao, los cítricos y el aguacate”, sostiene Santos.

La conservación que se realiza en este banco de germoplasma implica una serie de retos. Lo primero es mantener la integridad genética. “Lo ideal es que estos materiales en campo no sufran cambios. Es decir, debemos evitar que haya un cruzamiento y se cree una nueva variedad. Por ello, generalmente tenemos casas de malla, es decir, una especie de invernadero enmallado para evitar que entren algunos insectos polinizadores y se generen cruces entre las plantas”. Además, hay que tener en cuenta la calidad física del material para verificar su pureza y aspecto. Así, al realizar esta revisión, se eliminarán todas las semillas que estén quebradas o manchadas, sobre todo porque ello podría ser un indicador de alguna enfermedad.

DIAGNÓSTICO DE PATÓGENOS

De acuerdo con Julio César Ramírez, encargado de la supervisión y coordinación de actividades relacionadas con el diagnóstico de patógenos presentes en las semillas o en el material in vitro que distribuye el banco de germoplasma, su principal responsabilidad es garantizar la calidad fitosanitaria de todos los materiales que están conservados y los que están presentes en campo.

“Además de analizar las semillas, también tenemos la responsabilidad de realizar los monitoreos fitosanitarios en condiciones de campo. Es decir, vamos al cultivo, revisamos el material y si hay presencia de algún hongo, virus o bacteria, traemos ese material al laboratorio, le hacemos los diagnósticos necesarios y entregamos el reporte al jefe de regeneración para que tome las medidas necesarias y la enfermedad no llegue hasta semilla”, dice y agrega que esto lo hacen porque es necesario que toda la semilla generada en campo esté libre de patógenos. “Porque al momento de conservar, nosotros no podemos aplicarle ningún tipo de reactivo o químico a la semilla, esto afectaría su conservación a largo plazo”.

Es decir, si algún tipo de patógeno es encontrado en campo, lo tratan en campo, pero si ya es encontrado en la semilla, esa cosecha debe ser eliminada. “De cada cosecha se toma una muestra representativa, aproximadamente unas 210 semillas. Si en ellas encontramos algún patógeno tipo cuarentenario, esa cosecha debe ser eliminada y el proceso de regeneración tiene que iniciar nuevamente”, detalla el experto. Dependiendo de lo que se quiera obtener se usarán diferentes técnicas y metodologías (biológicas, serológicas y moleculares).

“CAJA NEGRA”, LAS CONDICIONES DE ALMACENAMIENTO

Las copias de seguridad que se tienen de todo el material genético disponible en Colombia y que son resguardadas en el CIMMYT (México), CIP (Perú) y el banco mundial de semillas de la isla de Svalbard (Noruega), en condiciones de “caja negra”, donde los depositantes son los únicos que pueden retirar su contenido. Así, mientras las semillas se van almacenando, solo el personal puede manipular las cajas, y el material que está en su interior nunca se toca.

“Ellos nos prestan el espacio dentro de los cuartos de almacenamiento. Si nosotros requerimos sacar esas semillas porque perdieron su viabilidad en el tiempo, somos los únicos que podemos pedir y determinar que se saquen de dichas cajas”, dice Santos, sobre un material que es enviado en sobres y por correo certificado en el menor tiempo posible para que, una vez en el centro de resguardo, sean almacenadas a -18°C o -20°C.

De igual forma, señala que también se realiza repatriación de materiales. “Si el país de origen requiere nuevamente sus materiales, nosotros estamos en la obligatoriedad de devolverles una muestra de ese material. Las enviamos de la misma forma, empacadas al vacío en bolsas de aluminio y por correo certificado”, indica.

UNA HISTORIA SIN FIN…

Esta bóveda que ha convertido a Colombia en una despensa no solo de semillas sino de talento, calidad y mejoramiento genético, es un tesoro de especies y variedades que aún tiene mucho por descubrir. De los más de 60.000 diferentes materiales aún no se conocen todas sus características. Aún hay que seguir innovando, indagando y conociendo cuáles son los más resistentes a plagas y enfermedades, cuáles se adaptan a mayores o menores temperaturas o cuáles pueden tolerar una inundación. Es una historia que continúa con un sinfín de posibilidades y con un único propósito, asegurar el futuro de la alimentación humana.


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