Una temporada para releer la historia reciente
Esta última campaña 2016/2017 nos deja muchos temas sobre la mesa y una buena oportunidad para discutir éstos en base a la evidencia que no se cansa de decirnos lo mismo.
Esta última campaña 2016/2017 nos deja muchos temas sobre la mesa y una buena oportunidad para discutir éstos en base a la evidencia que no se cansa de decirnos lo mismo.
Los problemas de llegada a los distintos mercados especialmente en variedades blancas, el peso de racimos y caídas en producción, la lentitud en las cosechas por problemas de terminación y color, mercados bipolares etc., hicieron de esta temporada una de las duras y no fáciles de olvidar. Estas son frases que estamos repitiendo todos los años, por lo tanto se ha transformado en un escenario permanente, aunque no guste.
No hay quien saque muchas cuentas felices esta temporada, a diferencia de la temporada 2016, donde hubo resultados muy buenos desde el punto de vista comercial en la zona norte y que se repitieron en no pocos casos en la zona central.
¿Cómo se nos viene el año sin pretender ser adivino?
Si retrocedemos al año 2015, nos preparábamos para un año complejo/botrítico por una anunciada entrada de El Niño. El fenómeno nos traería finalmente más factores con los que lidiar que solo las lluvias en períodos críticos para el desarrollo de botritis. Este año se están repitiendo algunas situaciones.
El otoño 2017, nos ha regalado eventos de lluvia que no veíamos desde hace un tiempo, con grandes cargas de agua que dejan suelos bien drenados. Esta misma situación sumada a buenas temperaturas en la primavera, llevó el 2015 a las plantas a expresar fuertemente su potencial de crecimiento claramente mayor que en años precedentes y que nos sorprendió con el desarrollo de la vegetación en la pre-flor de los parrones. Esta situación no cambió hasta cosecha. La dinámica de crecimiento influyó en forma dramática en lo que concierne a problemas de terminación, cutículas débiles, micro fisuras y problemas de condición en destino. Ojo con los manejos este año.
Hubo en muchas localidades lluvia en la flor ese 2015 y también el 2016. No es casualidad que nuestras llegadas en ambos años hayan presentado problemas de condición de intensidad diversa, a pesar de que fueron dos temporadas muy distintas en regímenes de temperatura y humedad posteriores a flor. Condiciones predisponentes en flor para el desarrollo de botritis es un común denominador.
Los previsores en ambas temporadas diseñaron una estrategia ad hoc para esas situaciones con las siguientes consideraciones básicas para construir un programa eficaz:
El proteger el proceso de flor con el uso de fungicidas específicos para botritis, no repetir familias en el mismo evento, asumir el largo real de la flor, entender que el período de protección de un fungicida es distinto de acuerdo a la dinámica fenológica y el utilizar métodos de aplicación que aseguraran un buen cubrimiento.
Podríamos decir que desde la estrategia de control químico y siguiendo las premisas mencionadas, el trabajo estaría hecho en lo que es el resultado final para el control de la enfermedad. Pero sigamos revisando que podría pasar si las condiciones de primavera son similares al 2015/2016.
Cuando un brote crece a ritmo muy acelerado en post cuaja y durante el desarrollo de baya, puede producir una desnutrición mineral en desmedro de las bayas en crecimiento por la redirección de los elementos. Entonces el desarrollo de las estructuras de sostén de cutícula y pulpa pueden verse afectadas fuertemente. Cuando hay elementos en deficiencia, las áreas de la baya de más difícil acceso son las que se desnutren. No es casualidad que los problemas de microfisuras, pardeamientos y ablande se verifiquen en forma creciente hacia el área distal de las bayas. Si sumamos a esto la indefensión peduncular en casos de situaciones predisponentes de botritis mal manejadas en flor, tendremos la tormenta perfecta.
Otro punto a ponerle atención son las condiciones ambientales y de parrones en particular que pueden incidir en una mayor presión de oidio, por lo que los controles esta temporada (con lluvias tempranas de otoño) deberían comenzar en yema algodonosa. Cabe preguntarse por los alcances de las heridas imperceptibles provocadas por una infección controlada de oidio sobre la incidencia de infecciones posteriores de botritis y pudrición ácida.
Debemos trabajar nuestra fruta como si toda se fuera a guardar y en esto el manejo de terminación va en directa relación con el manejo de vigor y sales. La cantidad de sales a agregar a una hectárea, va a depender del consumo de la planta. Por ejemplo el 2015 la inyección de Mg pudo fácilmente haberse doblado o más para lograr el objetivo de terminación. Para eso se debe medir, leer lo medido y traducirlo en una estrategia acorde.
Para finalizar, el programa fitosanitario va a reforzar un buen manejo cultural, no va a ser su salvador. Al mismo tiempo, el resultado de un buen manejo cultural puede verse afectado con programas débiles o mal diseñados.
Tenemos muy pocas moléculas para el control de botritis, por lo tanto es importante diseñar una estrategia de flor y pre-cosecha donde incluyamos el mayor número de botricidas específicos en un orden tal que se potencie su espectro de control.
En el período de flor deberemos de asumir su extensión real y considerar proteger los tejidos en dinámica evolución desde el inicio de la floración. La residualidad efectiva de los productos es distinta en flor que en otro momento fenológico por lo dinámico del proceso, donde al mismo tiempo tenemos flores cerradas, flores abiertas, restos florales adheridos y otros cayendo, bayas cuajando etc. Es por esto que es importante utilizar productos fuertemente translaminares , específicos contra botritis y de alta residualidad. Kamuy, el nuevo fungicida de Valent BioSciences, se ha convertido en una herramienta esencial dentro de la estrategia multi-sitio en el control de botritis.