El pistacho busca ser una alternativa productiva en Chile
Si vemos lo que se paga en Chile por 80 g de pistachos, todo indicaría que producirlo es un buen negocio. El reto es obtener desde 2.000 kilos por hectárea hacia arriba, de manera consistente. Hay casos que están demostrando que se puede hacer, pero ha habido otros en los cuales pese a crecer bien, los árboles no dan fruta. Una cuidadosa localización del huerto; una buena selección de las variedades, portainjertos y polinizantes; el manejo tecnificado de la nutrición y el riego, más el equipamiento para el proceso, son aspectos relevantes. Entre las ventajas: es “anti robos”, el árbol produce por 80 años o más, necesita menos agua que otros frutales caducifolios, el fruto puede almacenarse por mucho tiempo, se complementa con ciruela seca o nogales, y se puede exportar.
Hoy, el consumidor chileno paga entre $1.570 y $1.890 por una bolsita de 80 gramos de pistachos salados con cáscara, o sea del orden de $20.000 el kilo, en sitios web de las cadenas de supermercados. Puede disminuir esa cifra a unos $10.000/kg, comprando cajas de 5 o 10 kg en internet.
Por su parte, un productor recibe en torno a los $5.000 a $6.500/kg, más IVA, bastante en línea con el valor del producto importado, que en 2017 llegó a US$9,13 y en 2016 a US$10,43 en promedio según datos de Odepa basados en Aduanas (aproximadamente $5.500 y $6.250, con el dólar a $600).
Las cifras suenan atractivas, si se considera que en nuestro país hay quienes han logrado producciones de 2.000 kg/ha o más. Las expectativas de ingreso bruto, en ese caso, partirían de unos $10.000.000 por hectárea, o sea unos US$16.700/ha.
Otro aspecto favorable es su requerimiento de riego, el cual en nuestras condiciones se sitúa alrededor de los 5.000 a 7.000 m3 (cifras de referencia, por supuesto, dependiendo de las circunstancias particulares), volumen inferior a los del almendro y nogal. Las raíces del árbol profundizan en busca de agua y, de hecho, en varios países el pistacho se considera una alternativa para zonas de secano.
Debido a todo lo anterior, existe interés por establecer nuevos huertos en Chile. No obstante, estamos lejos de un despegue: se estima que este frutal se encuentra plantado en algo menos de una treintena de predios, ubicados desde la región de Coquimbo a la del Biobío. Sumándolos todos, según observadores, difícilmente superen las 100 hectáreas (ver recuadro “Prospección de terreno en Chile”). Y cabe preguntarse, entonces, cuáles son las condiciones que debieran cumplirse para que se produzca el salto adelante.
REQUIERE DE MUCHAS HORAS DE FRÍO PERO TAMBIÉN DE CALOR
La base esencial se relaciona con satisfacer los requerimientos de suelo y clima, resalta el ingeniero agrónomo, asesor, Patricio Almarza:
–Es clave la acumulación de grados días (base 10°C) desde la brotación en adelante. Los especialistas de EE.UU. y España son estrictos en decir que para la variedad Kerman, la más plantada en California, se necesitan 3.000 o más. Cultivares como Red Aleppo, Avidon o Larnaca precisan unos 2.700 a 2.800 grados días. Por otra parte, la especie se resiente en suelos ácidos y de mal drenaje. Encuentras suelos de la costa de pH 5,5 en que los pistachos no te dan nada. En esa situación hay que encalar para llevar el pH de ese suelo a por lo menos 6,5.
Adicionalmente, complementa, requieren un mínimo de acumulación de horas de frío (bajo 7°C): en un rango de 700 a 900, dependiendo de la variedad; 800 para Kerman y 700 para variedades de menor requerimiento como Aegina o Larnaca.
En nuestro país la combinación en un solo lugar de las temperaturas descritas no es tan común, por lo que la elección del emplazamiento del huerto debe ser cuidadosamente estudiada. En especial respecto de la acumulación de grados días, ya que para compensar la falta de horas de frío hay experiencias de buenos resultados con el uso de cianamida hidrogenada.
El pistacho da fruta en plantas hembras con el uso de polinizadores machos en proporciones de 8 a 11%. Aun cumpliendo todos los requisitos, es un árbol “lento”, pues las primeras frutas se observan a los 5-6 años, y una producción comercial, de acuerdo a la literatura, se logra a partir del 8° o 9° año. Si hay imprevistos, el plazo puede ser aun mayor, como se verá más adelante. El plazo descrito, matiza Patricio Almarza, se compensa ampliamente por la longevidad del árbol, que mantiene su rendimiento hasta los 80 años o más. En los centros de origen de esta especie, como Irán, se encuentran árboles de 300 años o más.
A BUEN FIN NO HAY MAL COMIENZO
Una de las experiencias actualmente más exitosas en producción de pistachos es la de Óscar Boronig, quien luego de su retiro como general de brigada de la FACH, se dedicó a la actividad agrícola. El nivel de compromiso con su nueva ocupación es alto; de hecho, forma parte de la mesa directiva de la Fundación GTT. En su campo de Lampa, luego de experiencias con hortalizas, uva de mesa y duraznos conserveros, finalmente optó por ciruela D’Agen para deshidratado, avellano europeo y pistacho.
Los comienzos con el frutal de nuez no fueron fáciles. Efectuó la primera plantación en 2003 pero recién logró una cosecha comercial 11 años después.
–La demora se debió a errores causados por la falta de experiencia en el país –afirma–. Hubo mucha pérdida de plantas por acción de conejos, al principio. Y también por el coleóptero Talia rustica, que atacaba a las hojas y brotes nuevos. Fue nuestro drama porque eran plantas pequeñas. Se supone que la plaga se desarrolla en el suelo en zonas de monte y desde ahí vuela a los frutales. Actuaba de noche, cosa que tardamos en descubrir. Cuando nos dimos cuenta, comenzamos a hacer aplicaciones nocturnas. La protección contra los conejos y el control químico permitieron superar los problemas; sin embargo, la pérdida de plantas se tradujo en un desordenamiento del huerto, porque la reposición del vivero se realizó sin un control exacto de las variedades ni de los polinizantes.
Su variedad principal corresponde a Kerman, pero también cuenta con Sirora y Larnaca; la primera es de fruto más grande y de mayor requerimiento de grados días. Las tres “rinden bastante bien”, plantea Boronig. Se utilizó patrón UCB 1 propagado por semilla. “Es el portainjerto que ha dado mejor resultado”, afirma. El polinizador predominante en su campo es Peters, además de Askar, Chriss (también aparece como Criss, Crist, según la fuente) y un par de árboles de 115. Asimismo hay algunas plantas de Pisteh ubicadas en los bordes donde sopla el viento predominante para colaborar en la polinización. Esta planta corresponde a semillas germinadas de pistacho comestible (Pistacia vera). Se usó 1 planta macho de los polinizantes nombrados por cada 10 hembras.
A juicio de Boronig la distancia de plantación ideal en su zona es 6 x 6 (278 árboles/ha). Patricio Almarza concuerda, cuando se usa UCB 1, híbrido de Pistacia atlantica x P. integerrima, pero con un portainjerto de menor vigor como P. atlantica la distancia podría llevarse a 6 x 5 (333 árboles/ha), en condiciones normales. Los pistachos alcanzan un tamaño medio parecido al de un manzano, en las distancias propuestas.
UN VISTAZO A LOS PROS Y CONTRAS DE ALGUNAS VARIEDADES
La viverista Alicia Barraza opina que, por su rusticidad, P. atlantica constituye una mejor alternativa como patrón en condiciones de secano, puesto que UCB 1, de origen estadounidense, aunque más productiva y más precoz, exige mejor riego y condiciones de suelo. Ese es el portainjerto más utilizado, pero existen muchos otros, agrega, como P. khinyuk o P. terebinthus, llamado “Cornicabra” en España.
En Lampa, indica Patricio Almarza, se acumulan cerca de 2.800 grados día. “Cada vez que la temporada ha tenido altas temperaturas, el pistacho ha ido mejor”, acota Óscar Boronig.
–Todo el mundo quiere poner la variedad californiana Kerman –plantea Alicia Barraza–, por su nuez grande. Pero en Chile el único que logra producirla bien es don Óscar Boronig, en Lampa. En una experiencia en Lagunillas (Casablanca) usando cianamida, también conseguimos que diera resultado. Pero con las otras variedades de tamaño más pequeño, como Avidon, Aegina, Red Aleppo y Larnaca, he visto producciones desde Vallenar hasta la 8ª Región. También ha habido ensayos que no dieron nada y la causa es que no se usaron los polinizantes adecuados. Por ejemplo, Peters y 115 son apropiados para Kerman, uno más tardío y el otro un poco más temprano, de modo de cubrir bien la floración; o Askar [ASK] y Enkar para Red Aleppo y Larnaca, por nombrar algunos. Como viverista yo estoy haciendo solamente las variedades que funcionan bien, principalmente Larnaca y Red Aleppo, ambas de tamaño medio y nuez bien verde, y la segunda con la ventaja de no presentar añerismo. Hago Kerman solamente si me la encargan, porque no garantizo que ande bien en nuestras condiciones.
Añade que Aegina es “muy productiva, pero más pequeñita” y Avidon “de nuez chiquita, redonda, se cosecha en un 90% abierto”. El tamaño resulta un factor relevante en la popularidad de los cultivares, pese a que los de frutos pequeños “son más ricos en aceite y más sabrosos”.
El rendimiento teórico del pistacho puede llegar a 6.000 kg/ha. En países como Irán y EE.UU., donde existen las condiciones de temperatura, se puede lograr 5.000 kg/ha en algunos huertos, reseña Patricio Almarza. En California, el promedio varía considerablemente de una temporada a otra. En 2015 fue de 1.301 kg/ha; en 2016 de 4.198 kg/ha; en 2017 2.687 kg/ha (datos del Administrative Committee for Pistachios). Boronig reconoce no ser muy estricto en el registro de sus producciones, pero calcula haber obtenido rendimientos de 2.000 kg de pistachos secos/ha, tal vez más. Y en 2018, agrega, “yo diría primer año que veo los árboles tan llenos de frutos”.
El asesor Patricio Almarza aconseja cautela para iniciar un proyecto y ejemplifica con casos concretos:
–La gente de la 4ª Región que probó con plantaciones, no prosperó. Tanto los huertos cerca de la costa como en precordillera, por la falta de horas frío y por la insuficiencia de grados día, cosechaban cantidades muy pequeñas o no cosechaban.
LA FÓRMULA MÁS EFICIENTE Y ECONÓMICA ES INJERTAR EN TERRENO
Una dificultad para iniciarse en el cultivo corresponde a la disponibilidad de plantas. Los pocos viveros que disponen de material (no más de 5), multiplican en pequeñas cantidades, por lo común a pedido.
La recomendación es injertar con el patrón ya establecido en el lugar definitivo y no en el vivero, a diferencia de lo que se acostumbra con otras especies frutales. El porcentaje de prendimiento en vivero es bajo, testimonia Alicia Barraza, en tanto que en terreno es posible obtener en torno al 90% de éxito.
–Una planta terminada es más cara –explica la viverista– debido a que solo al segundo año toma el diámetro necesario para injertarla y recién al tercer año puede entregarse, con un injerto de al menos 20 cm.
Existen experiencias in vitro. El laboratorio de José Luis Galleguillos, en María Pinto, ha multiplicado plantas en esta forma para el vivero Pistacho JM.
COMPLEMENTARIEDAD CON OTRAS ESPECIES Y ASPECTOS DE MANEJO
En Lampa las variedades Larnaca y Sirora maduran y se cosechan un poco antes que Kerman. La primera cosecha en el campo de Óscar Boronig se efectuó en abril; en los años siguientes se ha ido acercando a marzo, aunque siempre con posterioridad a la de ciruelas para deshidratado. Esto permite aprovechar las mismas máquinas side by side para ambos cultivos. Los pistachos caen sobre una cinta transportadora que alimenta los bins de cosecha.
El ex aviador considera que el pistacho es una buena opción frente al crecimiento de superficie de nogal, especie con la cual tampoco se topa en las fechas.
La humedad relativa alta favorece la aparición de enfermedades causadas por hongos, como Botrytis, Alternaria y Botryosphaeria. Esta última provoca manchas en los frutos. Todas se manejan con planes de control preventivo.
PROSPECCIÓN DE TERRENO EN CHILE
En un estudio de Patricio Almarza, Michelle Morales y Alicia Barraza, presentado en 2017 al 68° Congreso Agronómico de Chile y 15° Congreso de la Sociedad Chile de Fruticultura, se caracterizan 15 huertos con un total de 52 hectáreas entre las regiones 5ª y 7ª y al menos otros 10 establecimientos entre las regiones 4ª y 8ª, además de 5 viveros registrados. Los autores analizaron datos de distintos huertos y evaluaron la prefactibilidad del cultivo en diversos sitios, entre las regiones de Coquimbo y Maule. La producción en árboles de más de 8 años se indica en el cuadro siguiente.
En cuanto a plagas, además de Thalia rustica, el pistacho suele ser afectado por las chinches Leptoglossus chilensis y Nezara viridula.
Óscar Boronig hace la poda de formación en copa. La rama productiva tiene unos 7 botones florales, indica. Un detalle importante consiste en cuidarse de no eliminar todos los botones vegetativos en ella, pues las hojas (que salen después de las flores) son muy importantes para nutrir el segmento productivo.
“Si se poda bien, no debiera haber añerismo”, apunta el productor. Esto puede significar el rebaje de ramas sacrificando fruta en años de alta producción para tener material de reemplazo a la temporada siguiente, acota Patricio Almarza.
En EE.UU. los árboles en general se rebajan con topping.
Cuando llega la madurez, en el árbol la pepa comestible presiona las dos caras de la cáscara y la abre. Una parte de los pistachos no se abre y no puede ser utilizada para consumo como snack. Tener un buen porcentaje de apertura depende de la acumulación de temperatura y de un manejo adecuado.
El pelón debe sacarse rápidamente, en lo posible el mismo día de la cosecha, ya que provoca deterioro en el pistacho. La tarea exige mecanización porque resulta muy engorrosa para hacerla a mano. Luego, por flotación, se separan los frutos vanos de los llenos, y se llevan a secadores para dejarlos con un 8% de humedad. La temperatura usada, 60°C, es bastante superior a lo acostumbrado en nueces.
En cuanto a mano de obra, Óscar Boronig emplea entre 6 y 8 personas para una superficie de 10 hectáreas en producción comercial.
RIEGO Y NUTRICIÓN PARA UNA “EXPLOSIÓN DE FRUTA”
Si bien el pistacho suele considerarse como un cultivo de secano, en nuestras condiciones necesita de riego para lograr rendimientos apropiados. Además requiere de un buen drenaje ya que resulta sensible a Phytophthora y otros hongos del suelo. “No sé si se dará en suelos arcillosos, comenta el agricultor de Lampa, pero seguramente habría que tener mucho cuidado con el riego”. Alicia Barraza es más tajante: “no hay que poner pistacho si el suelo es gredoso”.
El ex aviador tiene su huerto con dos líneas de goteros por hilera. Los periodos críticos de riego son floración y llenado de fruto. “Y en plantación no puede fallar. Ese fue un error gravísimo que cometí: empecé manguereando con un coloso, planté sin tener el riego instalado”.
–¿Se puede producir pistacho en secano en Chile con buenos resultados económicos?
–En secano absoluto, es incierto –responde Patricio Almarza–, porque nosotros no tenemos lluvias en verano. Hay que asegurar el agua en floración (octubre) y después una lluvia en verano sería fantástico, o un riego en esa época.
Alicia Barraza no concuerda en esto. Participó en un proyecto de 6 años en el secano interior de las regiones de Maule y Biobío donde las plantas fueron injertadas en terreno. Si bien todas debieron regarse los dos primeros años, posteriormente una parte se dejó en condiciones de riego, otra en semi riego y otra sin riego durante los 4 años siguientes. Estas últimas plantas se desarrollaron bien, señala, aunque más lentamente que las regadas, y agrega que hubo algo de producción en ese periodo.
Almarza opina que ello solo se logra si ocurren lluvias tardías. Recuerda también que en España los reportes de producción en secano se sitúan alrededor de los 1.000 kg/ha.
Sin ser un gran demandante de nitrógeno, el pistacho sí requiere de un buen suministro de este elemento. Potasio es un nutriente importante para el frutal. Óscar Boronig notó que las hojas en la punta de las ramas con frutos se tornaban amarillas y pensó que se trataba de una enfermedad, pero Louise Ferguson, de la Universidad de California-Davis diagnosticó que se trataba de un síntoma de déficit de nutrientes, como boro, entre otros. Corrigió el problema y ahora tiene “una explosión de fruta”.
COMERCIALIZACIÓN: UN PUNTO DELICADO
El agricultor de Lampa señala que resulta más difícil vender las variedades de fruto pequeño que la Kerman, la cual destaca por su tamaño. El pistacho generado en Chile se destina al mercado interno. Aunque las estadísticas muestran exportaciones en algunos años, Almarza y Boronig suponen que se trata de producto importado que se procesa y se reenvía a otros países.
A nivel nacional no hay una gran cantidad de poderes compradores. En las conversaciones se menciona a Frutexsa, Millantú, Tostaduría Talca, y en los anaqueles de tiendas pueden observarse marcas como Marco Polo (ICB), Evercrisp (Pepsico), Don Fernando, y de los propios supermercados, entre otras.
El pistacho se mantiene fácilmente por un año, en condiciones adecuadas. Puede ser necesario el uso de fitosanitarios para prevenir la presencia de insectos que atacan productos almacenados, como polillas u otros.
EXPERIENCIA QUE APORTA VALOR AGREGADO
Jacqueline Aichele lleva a cabo una experiencia con una superficie pequeña de pistachos, de 1 ha, en su predio Ningún Lugar, en el sector Las Mercedes, María Pinto (Región Metropolitana). Adquirió las plantas en bolsa, listas, al vivero San Martín, de Alicia Barraza, quien la asesora hasta hoy, con el huerto de 6 años y en su segunda temporada de cosecha.
Las variedades son Red Aleppo, Larnaca y Aegina, con Peters y Chriss como polinizantes.
–La idea del huerto es vender no como pistacho –comenta Aichele– sino como producto terminado, semiprocesado. Al comercializar el fruto sin intervención, el precio siempre es un poco más bajo.
Luego del secado el pistacho queda en condición comestible, sin embargo lo usual es tostarlo para el consumo. La adición de sal perjudica la conservación pues absorbe humedad.
El tema sanitario es un aspecto que complica la venta directa de productor a consumidor final. Los pistachos, al igual que otras nueces, pueden desarrollar micotoxinas en postcosecha, las cuales dañan gravemente la salud de quien las ingiere. Los frutos secos envasados “de marca” están sujetos a revisiones para garantizar su inocuidad, a diferencia de lo que ocurre con las ventas directas “del campo”.
¿Cuánto producto puede consumir Chile? El promedio anual de importaciones obtenido a partir de los datos de 2012-2017 registrados por Odepa con información de Aduanas, es de 73,6 toneladas. En el supuesto de que esto fuera lo que cabría reemplazar con producción nacional, a un nivel productivo económicamente atrayente de 2.000 kg/ha, bastarían 37 hectáreas para abastecer la demanda.
Una alternativa sería procurar un aumento del consumo interno; otra, exportar. Pero si se toma la referencia de cuánto recibe un productor norteamericano –teniendo en cuenta que EE.UU. es un exportador de pistachos e imaginando a priori que un productor nacional podría asimilarse a ello–, en 2015 en promedio obtuvo US$7,25/kg y en 2016 US$3,7/kg (fuente: Administrative Committee for Pistachios). Con un dólar a $600, eso significa entre $2.200 y $4.200/kg. Proyectado a ingreso bruto por hectárea en Chile con 2.000 kg/ha, son $4.400.000 a $8.400.000/ha, entre US$7.333 y US$14.000/ha. En España, un agricultor recibe del orden de 6 €/kg ($4.358).
EL CAMBIO CLIMÁTICO PUEDE FAVORECER LA PRODUCCIÓN DE PISTACHOS EN CHILE
–¿Volvería a poner pistachos? – preguntamos a Óscar Boronig, como una forma de testear su balance actual del cultivo.
–Emocionalmente estoy feliz, pero en lo económico estoy asustado, básicamente porque viene mucha producción y no estoy seguro de cómo manejarla. Yo volvería a poner pistachos. De hecho, planté 10 hectáreas más. Es un fruto que si me lo quieren robar van a tener problemas porque necesita proceso y secado inmediato; si no lo hacen se les echa a perder. En cambio, en nogal aquí se han robado camiones cargados y cuando tenía duraznos entraban de a 15 y de a 20 personas a llevárselos.
El agricultor estima que es una nuez muy atractiva, pero subraya que exige recursos: para la formación, para la mantención del huerto y para el proceso. Equiparse bien es importante, incluyendo la maquinaria de cosecha, limpiadora de restos, despelonadora, cinta transportadora, flotador, secadores y almacenamiento. La inversión es fuerte, varios cientos de miles de dólares, probablemente, pero puede ser distribuida con especies complementarias, como las ya mencionadas ciruelas secas o nueces. “En Lampa, por el clima y la tierra, debiera tener éxito. Es cosa de que vengan a ver mi predio. Si el clima sigue cambiando hacia mayores calores, puede ser un cultivo incluso mejor que ahora”, concluye.