Novedades en el combate contra Lobesia botrana
Desde la iniciativa de los productores de cerezas para maximizar las acciones preventivas voluntarias con el fin de evitar a todo evento la “hecatombe” que sería la detección de la plaga en las cajas puestas en China, hasta los frutales ya afectados –vides, arándanos, ciruelos–, todos se preocupan por la campaña 2017/18. Una novedad, cuyas consecuencias se verán en el futuro, es la ocurrencia de una cuarta generación del insecto en las condiciones de Chile. Además, nacen iniciativas de grupos de productores de muy diversos tamaños para enfrentar a la plaga coordinadamente, ganarse el necesario apoyo entre las poblaciones vecinas y, ojalá, eliminar al insecto en su microzona.
Pese a los avances en el Programa de Lobesia botrana, esta polilla continúa siendo una amenaza para los huertos de cerezo. Ello se debe principalmente a la proximidad con plantaciones de vides, muchas veces en el mismo campo, especialmente en la Región del Maule.
Los adultos por lo general empiezan a volar a fines de agosto y primeros días de septiembre, momento en que la parra está totalmente dormida, explica Carlos Barriga, asesor de Asoex como coordinador del sector frutícola en el Programa de Lobesia botrana. En consecuencia el insecto busca otros hospederos, por ejemplo arándanos y cerezos.
–De tal manera, hay un peligro por proximidad, por vecindad. Con el fin de evitar la hecatombe que significaría la aparición de frutos de cereza larvados en China, adonde se destina más del 80% de la producción chilena actualmente, el Comité de Cereza ha diseñado un programa de control similar al que hace el SAG para las otras especies. Aunque cuenta con el apoyo de dicha institución, se trata de una iniciativa privada y voluntaria a la cual se ha sumado un porcentaje alto de productores.
LA MEDIDA PRINCIPAL EN CEREZO ES NO DEJAR VENTANAS DESPROTEGIDAS
Adicionalmente, indica el ingeniero agrónomo, se realizan prospecciones para verificar la ausencia de la plaga a nivel de plantas embaladoras, aprovechando la ventaja de que todas las cerezas exportables pasan por este tipo de instalaciones. Con ello se previene el peligro de que hubiere un lote contaminado con posibilidades de llegar a destino.
–En este momento la medida principal es no dejar ventanas desprotegidas –constata Barriga–. Los cerezos ya tienen programas de control contra otras polillas, Grapholita molesta y Cydia pomonella, pero los periodos de aplicaciones para ellas no siempre calzan bien con el de las requeridas para Lobesia, aun cuando corresponden a los mismos productos. Por consiguiente, el objetivo es mantener la continuidad de la protección con el fin de no dejar espacios en que ingrese esta última polilla, del 10 o 15 de diciembre en adelante, dependiendo de la zona.
LAS CAPTURAS EN TRAMPAS DEMUESTRAN QUE EL RIESGO ES ALTO
El especialista destaca el importante nivel de adhesión voluntaria a esta estrategia, lo cual ha evitado la toma de medidas como podría ser que el SAG incluyera al cerezo entre los frutales bajo control oficial. “La recomendación a los productores es que, pertenezcan o no al Comité de Cereza, sigan las indicaciones en beneficio de la misma industria”, subraya. En ningún caso debe pensarse que se trata de un problema ajeno:
–El cerezo, al igual que muchos otros frutales, está siendo monitoreado con trampas. En esta especie la suma total de machos capturados es más alta que en ciruelo y que en arándano. Eso demuestra el nivel de riesgo que tiene. Los machos no vuelan solos, vuelan donde hay hembras. No sabemos cuántas hembras están volando, pero se supone que al menos es una a uno.
–¿La recomendación de la estrategia de control en cerezo vale igualmente al sur de la Región de Biobío?
–Las capturas fuertes están en O’Higgins y Maule, pero también las hay en Biobío. En la Araucanía ha habido una captura, en la zona de Angol. En la medida que avance la polilla hacia el sur y que las plantaciones se extiendan fuertemente hacia allá, el riesgo podría irse expandiendo. Sin embargo, hay que considerar que la uva no llega de manera tan significativa al sur de Los Ángeles-Mulchén. Hay algo en Traiguén y unas pocas hectáreas en lago Ranco. Por lo tanto yo diría que el riesgo fuerte está en O’Higgins, Maule, y la parte norte de Biobío.
AGRICULTORES SE ORGANIZAN PARA COMBATIR UNIDOS EN MICROZONA
El ingeniero agrónomo Wilhelm Fahrenkrog, de la exportadora El Molino, perteneciente a la familia Araya Bravo, recuerda que en la temporada 2015/16 sufrieron el rechazo de cajas de fruta por causa de Lobesia botrana, con un perjuicio económico del orden de 30.000 dólares. Eso impulsó a Francisco Araya a tomar contacto con otros productores de la zona en la región de O’Higgins, empresas fitosanitarias y el SAG. A fines de septiembre de 2016 el grupo que se fue formando comenzó a trabajar en conjunto y se organizó para postular al Programa de Desarrollo de Proveedores de Corfo. La iniciativa culminó con éxito y en marzo de este año comenzó la primera etapa de desarrollo, como una continuación de lo ya avanzado.
Entre todos los miembros del grupo, detalla Fahrenkrog, abarcan alrededor de 530 hectáreas de especies primarias y secundarias que pueden ser atacadas por la polilla del racimo de la vid. Además tienen otros frutales, no considerados en esa cifra.
–Se trata de alrededor de 20 agricultores de la zona de San Vicente, de una amplia gama de tamaños, que se unieron para controlar Lobesia –continúa Wilhelm Fahrenkrog–. El cultivo principal es uva de mesa, pero hay personas con ciruela D’Agen, e incluso el primer predio donde se encontró la polilla en arándano, según creo.
Las actividades se enfocan en tres grandes temas; uno, las tecnologías disponibles para el control de la plaga; dos, estrategias orientadas a mejorar las labores culturales, y, finalmente, la entrega de información. Efectúan actividades tales como encuentros de los fruticultores con especialistas y reuniones de los departamentos técnicos para establecer los lineamientos que seguirán.
–A nivel intrapredial –señala el ingeniero agrónomo–, se aplica un control químico sin ventanas, sobre todo en uva de mesa. Además nuestras 530 hectáreas están con confusión sexual, tipo 1 + 1 o propias en algunos cuarteles. Pero aparte de eso nosotros buscamos cubrir 100 metros más allá de nuestros límites. De los predios hacia afuera, establecimos una línea de los vecinos del “entorno relevante”, como lo llamamos, y estamos trabajando con ellos.
Los campos del área se sitúan al lado de poblaciones urbanas y semiurbanas, y dentro de ellas se encuentran muchos parrones caseros. Como ya el año pasado se aplicó el control sin ventanas y aun con eso en los monitoreos se detectó la presencia de la plaga, todo lleva a pensar que dichos parrones son el origen de la infestación migratoria. Por tanto han buscado la colaboración de los pobladores, informándolos sobre el insecto y logrando ya desde el año pasado instalar emisores de confusión sexual en sus parrones, aportados por el SAG. La idea es ponerlos en todas las casas contiguas a los huertos.
El valle es pequeño y se encuentra rodeado por cerros y ríos, de manera que existe una oportunidad de eliminar la plaga. Más que un objetivo, Fahrenkrog prefiere plantearlo como un anhelo. Por ahora, se busca operar con menos presión de la plaga.
–De esa microárea estamos trabajando con el 90% de los productores. Faltan algunos, principalmente productores de vid para vino. Su respuesta ha sido que no disponen de los recursos suficientes. Hemos visto que ellos están teniendo daño económico cuando hacen muy poco o nada, y aunque no han querido integrarse a nuestros protocolos de trabajo, igual les estamos entregando información.
Los predios aledaños sin tratamiento pasan a ser un punto crítico para los integrantes del grupo, quienes deben tomar medidas extras de prevención.
–No siempre es fácil unirse.
–Hemos conversado harto sobre que la asociatividad entre los agricultores es baja. Pero visitándolos todos los días, haciendo harto lobby, yo creo que sí hemos logrado tener a varios súper comprometidos.
–¿Qué conclusión se puede sacar de la experiencia adquirida?
–Creo que hay muchas cosas por hacer para no sufrir la incertidumbre de resultar prospectados positivamente ni correr el riesgo de pasarse en el número de residuos permitidos, para poder optar a los mejores mercados. Lo más complicado es la tercera generación, donde hay menos herramientas químicas, por lo cual estamos probando herramientas biológicas. Volviendo a la pregunta, pienso que hay que trabajar unidos y salir fuera de los huertos, no podemos seguir actuando solo dentro del predio y las experiencias de uno pueden ser replicadas por los demás.
CUARTA GENERACIÓN DE LOBESIA BOTRANA ES UNA REALIDAD EN EL PAÍS
En el marco del desarrollo del proyecto FIA “Desarrollo de modelos de alerta para el control de Lobesia botrana en Chile”, liderado Patricia Estay, investigadora y coordinadora nacional de sanidad vegetal del INIA, se detectó en la última temporada un cuarto vuelo de la polilla.
Hasta ahora todas las acciones se realizaban suponiendo que el insecto solo alcanzaba tres ciclos completos, pero los muestreos en uno de los sitios de estudio del proyecto, ubicado en Chépica, región de O’Higgins, demostró que bajo las circunstancias ambientales que se presentaron en esa localidad, la plaga es capaz de tener una cuarta generación completa (figura 1). “A diferencia de 2015/16 en que tuvimos solamente pupas, en 2016/17 las pupas se transformaron en adultos, y tenemos una cuarta generación, con una acumulación total en la temporada de 2.419 grados días”, señaló Estay. De esto ya existían antecedentes internacionales, pues una publicación reportó hace dos años el mismo fenómeno en Argentina. “Incluso cabe pensar que en condiciones benignas podría llegar hasta un quinto vuelo”, hipotetizó la investigadora durante el “2° Seminario de avances en investigación de alerta y control de la plaga Lobesia botrana” organizado por INIA. Sin embargo, destacó que las situaciones pueden ser muy distintas en zonas diferentes. En Talca, por ejemplo, en otro predio monitoreado solo se detectaron dos peaks de vuelo, con niveles bajísimos de infestación, y en la región Metropolitana no se registraron vuelos de polilla en los dos predios bajo seguimiento.
La constatación se realizó durante las evaluaciones de campo correspondientes al proyecto, el cual ya ha tenido otros importantes resultados, como es la determinación de las temperaturas umbrales mínima y máxima más allá de las cuales poblaciones de Lobesia botrana existentes en Chile inhiben su desarrollo. En condiciones de laboratorio se estableció que el umbral mínimo corresponde a 9°C, en tanto que el máximo llega a 27,4°C. Entre esas temperaturas ya desde julio se van acumulando los grados necesarios para que se cumplan los etapas de desarrollo del insecto, como eclosión del huevo, estadios larvales, pupa y emergencia del adulto. En laboratorio el ciclo de pupa a pupa se completó con 629 grados día en promedio (figura 2). Se trata de datos fundamentales para establecer un modelo en que se determine adecuadamente el momento más eficiente en cuanto a las aplicaciones de insecticidas u otros mecanismos de control, a partir de la medición de las acumulaciones térmicas y su interacción con factores como la humedad relativa y la distribución geográfica de la polilla. Como se ha señalado en ediciones anteriores de Redagrícola, oportunidades muy importantes de control se pierden porque las aplicaciones se realizan por calendario y no por los indicadores biológicos de la plaga.
Los trabajos que se están desarrollando a nivel de terreno para verificar la adecuación de los resultados de laboratorio a las condiciones externas arrojaron resultados bastante cercanos.
Otros aspectos mencionados por la profesional fueron el aumento de poblaciones de estados inmaduros de tercera y cuarta generación cercanos a cosecha de uva de mesa, y la distribución de estados inmaduros de tercera generación en periferias cercanas a sectores sin control, como casas y poblaciones. También resaltó la presencia en pupas invernantes de un parasitoide, un neumónido nativo que afecta asimismo a otras especies de lepidópteros, y que sería interesante de considerar en un programa de control biológico.
OTROS ESTUDIOS Y TRABAJOS EN DESARROLLO
Diversas iniciativas se están llevando a cabo en relación con Lobesia botrana. Entre las de mayor potencial, sobre todo para el combate en sectores urbanos y en cultivos donde el estímulo económico para el control es menor, como en la producción de vino, está la técnica de liberación de insectos estériles, que impulsan promisoriamente los equipos de investigación del FDF y del SAG. Herramientas biotecnológicas también están siendo puestas al servicio de este objetivo, como es el estudio del gen “dsx” de la Polilla del racimo de la vid, para generar un sistema que induce una letalidad específica en hembras, muy útil en el “sexado” de programas de control que se basan en liberación de machos estériles.
Asimismo se progresa en el desarrollo de bioplaguicidas generados a partir de hongos entomopatógenos para el biocontrol o manejo integrado de la polilla en vides. Esto se suma a las posibilidades que han sido reportadas con enemigos naturales como Dibrachys cavus, Goniozus legneri, Trichogramma nerudai y Trichogramma spp. y Chrysoperla defreitasi.
Para Atacama se estudia un sistema de alerta de establecimiento, desarrollo y eliminación oportuna de la polilla. En esta zona todo hace suponer que las características climáticas y agroecológicas impiden el establecimiento y normal desarrollo de la plaga, siendo probable que los individuos capturados en la red de monitoreo dispuesta por el SAG provengan de frutas frescas importadas desde regiones del centro sur.