El palto Hass encuentra su segundo hogar en Colombia
En la actualidad Colombia desarrolla dos zonas palteras, ambas en la Región Andina del país, donde se planta la variedad Hass para exportación. Una en el departamento de Antioquia y otra en el Eje Cafetero (Risaralda, Caldas, etc.). La producción hoy proviene en un 70% de esas dos zonas. La variedad Hass está tan bien adaptada a estas condiciones agroclimáticas, con altitudes de entre 1.500 y 2.600 msnm, que para producir no requiere de riego y muchas veces tampoco de variedad polinizante o de colmenas para su polinización. Sin embargo, todavía quedan por resolver grandes desafíos, entre otros mejorar la poscosecha de la fruta y manejar la heterogeneidad de la misma en el huerto y en la empacadora.
ALGUNAS IMPORTANTES COMPAÑÍAS PRESENTES EN COLOMBIA
La colombiana Cartama: Hoy disponen de 2.500 ha para plantar, pero el objetivo a 2023 es llegar a las 3.500 ha.
La sudafricana Westfalia: 270 ha propias en la zona de Sonsón. Su mayor volumen exportado proviene de terceros productores.
La colombo-mexicana Colomich (Colombia Michoacán): planea terminar de sembrar 1.500 ha de aguacate en diversos predios en Guática, Toro y Trujillo en un plazo de dos a tres años.
La peruana Camposol: primeras 350 ha en Quindío. Más de 1.200 ha en total. 2.700 ha de aguacate en Perú.
La peruana Cerro Prieto: asociada con la antioqueña Fruty Green tiene 300 ha en Quindío y Risaralda. Cultiva 1.500 ha de aguacate en su país.
La chilena Agrícola Ocoa: compró más de 1.000 ha en Roldanillo.
La méxico-californiana Green Fruit: asociada con pequeños propietarios junta más de 1.400 ha.
Otras tantas compañías de distintos orígenes están buscando tierras para desarrollar sus proyectos. La hectárea de tierra apta para aguacate pasó de entre US$3.000-4.000 a US$8.000 y hasta US$12.000/ha y ha continuado subiendo de precio.
En el “aguacate” colombiano están invirtiendo capitales locales, por supuesto, pero también chilenos, mexicanos, peruanos, norteamericanos y sudafricanos, entre otros. Es decir, cuenta con financiamiento y conocimientos provenientes de algunos de los principales centros de desarrollo del palto Hass en el mundo. En algunos casos estos inversores extranjeros se aventuran solos, pero en otros eligen hacerlo en combinación con inversores colombianos o, incluso, se dan combinaciones de capitales de terceros países.
En Colombia encontramos dos zonas productivas principales, ambas en la Región Andina de este país (el que se divide en 6 regiones principales). Una se desarrolla en el Departamento de Antioquia, en áreas cercanas a la ciudad de Medellín (Sonsón, entre otras), y la otra en el Centro Occidente (Risaralda y Caldas), en áreas cercanas a la ciudad de Pereira; aunque también hay áreas menores de palta en Tolima, Valle del Cauca, Cauca, Cundinamarca, Santander y Huila.
Hoy día las grandes empresas productoras, de diferentes orígenes, concentran sus operaciones en la zona cercana a la ciudad de Pereira, donde encontraron superficies más grandes para cultivar a mayor escala, en tanto que en Antioquia (cerca de Medellín), se han establecido principalmente proyectos de productores pequeños y medianos. En esta última área destaca la operación de la exportadora sudafricana Westfalia, la que –si bien produce en campos propios–, basa la exportación de la mayor parte de su volumen en fruta producida en huertos de terceros.
Los pequeños agricultores colombianos –por lo general– entran al palto recambiando total o parcialmente pequeñas superficies de café y banano, o de otros cultivos tradicionales. Los grandes proyectos, en tanto –de capitales colombianos, extranjeros o mixtos–, que buscan áreas de mayor tamaño, han reciclado campos de uso principalmente pecuario, originalmente destinados a praderas para alimentación animal; los que –como casi no puede ser de otra forma en la Región Andina–, están ubicados en lomas o faldas de montaña.
PISOS TÉRMICOS Y COSECHA CASI TODO EL AÑO
Las diferentes zonas productivas de palto Hass se pueden diferenciar en dos rangos de altura sobre el nivel del mar, lo que entre otras cosas incide en las fechas de cosecha. Uno va desde los 1.500 a los 2.100 msnm y el otro va desde los 2.100 a los 2.500 msnm. En esas condiciones, una de las particularidades del palto en Colombia es que naturalmente se dan dos cosechas al año. Se las denomina “cosecha principal” y “traviesa” (o “cosecha secundaria”), y por lo general de dan en una participación referencial de 70 y 30%; pero la proporción de ambas cosechas varía entre pisos productivos y zonas, así mismo varía en cada huerto dependiendo de la temporada.
La consecuencia productiva de esta gran cantidad de huertos ubicados a diferentes alturas sobre el nivel del mar y en distintas zonas de cultivo, es que la industria colombiana cosecha paltas casi todo el año y en la práctica oferta fruta el año completo. Además, la ventana sin cosecha se va cerrando en la medida en que entran nuevas zonas al cultivo. Como ejemplo aplica el caso de la planta empacadora de la colombiana Cartama en Pereira, compañía que presenta el mayor volumen exportado en los últimos tres años. Esta planta la pasada campaña paró de procesar un mes, pero este año detuvo sus procesos por tan solo dos semanas.
ALGUNAS ENFERMEDADES IMPORTANTES
• Pudrición de la raíz: Phytophthora cinnamomi
• Marchitamiento de la planta de aguacate
• Roña
• Mancha angular del fruto
• Pudrición del fruto por Rhizopus
• Pudrición del fruto
• Muerte descendente de ramas y brotes, antracnosis del fruto
• Secamiento descendente, necrosis del injerto, pudrición del fruto
• Nematodos
Si bien el promedio productivo, como en el caso de casi todos los países palteros, no es tan impresionante, se lo fija en algo más de 12 toneladas por hectárea, igualmente es superior al promedio de países tales como Chile o México. Por otro lado, según se desprende de lo manifestado por los diferentes entrevistados, la alternancia productiva, en las condiciones de cultivo de Colombia, sería mucho más atenuada que en otras latitudes.
En ese contexto general se habla, eso sí, de lotes que producen más de 25 toneladas por hectárea y algunos incluso más de 30 t/ha. Además de la pluviometría, entre las distintas zonas palteras y entre los distintos pisos térmicos, una de las principales diferencias agroclimáticas que inciden en la productividad es la cantidad de horas de luz solar al año de que se dispone, ya que hay zonas mucho más nubosas que otras.
ABUNDANTE LLUVIA Y BUENAS CONDICIONES DE SUELO
El monto de lluvia de las zonas aguacateras se mueve entre los 1.600 y los 3.000 mm al año. Es así que el palto Hass no requiere de riego en casi todas las zonas en que se ha plantado hasta ahora. Si bien ese nivel de precipitaciones permite cultivar el frutal sin riego, dicha práctica igualmente está siendo implementada u observada con interés por varias compañías de la industria, ya sea recién llegadas o consolidadas.
La profundidad de suelo, el que por lo general es franco, franco limoso o franco arenoso, normalmente supera los requerimientos mínimos descritos para la variedad, por lo que con frecuencia a la hora de plantar solo se cava un agujero cilíndrico para colocar en su interior la planta, luego del aclimatamiento. En otros casos la práctica se limita al paso de un arado en preplantación, para mover superficialmente la tierra. Si bien los suelos en general son altos en materia orgánica y de profundidad adecuada, igualmente los expertos aconsejan realizar estudios de suelos previos al establecimiento del cultivo.
Desde el punto de vista del agua y de las condiciones de suelo, en razón de la alta pluviometría, el principal cuidado de las empresas que efectúan la plantación corresponde a asegurar un adecuado drenaje. Por esta razón, en casi todos los campos, se puede apreciar una gran cantidad obras orientadas a eliminar el exceso de agua, principalmente pozos y zanjas de drenaje.
Por otro lado, también debido a la alta pluviometría, el suelo del área aguacatera suele presentar ciertas deficiencias de nutrientes importantes, por ejemplo de elementos tales como calcio, fósforo o magnesio.
En el contexto descrito, los portainjertos más usados corresponden a la misma variedad Hass, pero proveniente de semillas de plantas que se consideran bien adaptadas o competitivas en cada una de las zonas de cultivo (plantas que llegaron hace muchos años); o variedades de paltos considerados nativos, al parecer de origen antillano. Sin embargo, también hay compañías grandes que han incorporado el uso de portainjertos clonales, tales como Dusa, para mejorar la calidad general de la planta y para uniformar los huertos. Si bien Phytophthora es una enfermedad importante, la principal limitante de los suelos de la zona “aguacatera” de Colombia que mencionan los expertos consultados, corresponde a asfixia por exceso de humedad.
VIVEROS Y CALIDAD DE LAS PLANTAS
El explosivo crecimiento de la superficie sembrada con palto Hass y la alta demanda de plantas que esto provoca, presiona la capacidad de propagación de los viveros en Colombia, lo que genera preocupación en quienes adquieren plantas para sus huertos, en lo referente a la calidad y sanidad del material vegetal que reciben. En el país están trabajando tanto viveros locales como de origen foráneo.
Como alternativa, algunas grandes compañías han decidido importar sus plantas, por ejemplo, de viveros californianos, y otras han decidido producirlas en viveros propios, de modo de asegurar la calidad de sus árboles y la uniformidad de sus huertos.
MANEJOS CLAVE EN COLOMBIA:
Nutrición y control de plagas
Entre los manejos que se consideran claves para el éxito productivo destacan la nutrición, el control fitosanitario y la poda.
Nutrición tradicional versus nutrición técnica: de acuerdo a lo conversado con algunos técnicos de compañías importantes, el costo de la fertilización onda los US$3.000 por hectárea, lo que considera fertilizantes sólidos al suelo (NPK y otros), enmiendas calcáreas y, en ocasiones, fertilizantes foliares. Todo esto representaría cerca del 75% del costo total de los insumos para una hectárea de aguacate. Tanto la nutrición propiamente tal, como también las enmiendas de suelo para corregir pH, son considerados como manejos claves. Los programas de fertilización han pasado de la práctica tradicional de fertilizar dos o tres veces por año, a una fertilización por calendario cada 45 días. Esto por las frecuentes e intensas precipitaciones, de modo de evitar la falta de nutrientes vitales en momentos en que se juega la productividad, el calibre o la condición de poscosecha de la fruta.
Los momentos determinantes para la nutrición son casi permanentes, considerando que se tienen dos períodos de floración y de cosecha en el año y que en los huertos, en un mismo período, naturalmente se puede tener flor, fruta pequeña, fruta mediana y fruta grande. Por esto, hay empresas que están evaluando incorporar sistemas de riego localizado, e incluso algunas ya están ensayando sistemas de goteo y microaspersión, lo que les permitiría aplicar nutrientes solubles por fertirriego. Sin embargo, existen algunas zonas bajas de menor precipitación, en que la práctica del riego también se puede justificar ante la necesidad de aportar agua cuando la frecuencia de las precipitaciones no es la mínima requerida.
Otro de los desafíos importantes en las condiciones de Colombia corresponde al control de plagas y enfermedades, lo que se relaciona con un entorno de vegetación exuberante y una gran biodiversidad. En este contexto, las aplicaciones de agroquímicos corresponden al otro 25% del costo total en insumos, alcanzando alrededor de US$1.000 por hectárea. La cifra considera insecticidas, fungicidas y acaricidas.
LA PODA:
Otro manejo clave en Colombia
Siguiendo con lo anterior, la poda no solo es un manejo clave desde el punto de vista productivo, ya que bien efectuada permite tener fruta en todo el volumen de la copa del árbol, sino que además la presión de plagas obliga a mantener árboles aireados y bien iluminados, para que logren penetrar con facilidad los productos de control –químicos o biológicos–, así como también los enemigos naturales de las plagas.
En lo que respecta a la poda, las ideas se han tomado de experiencias previas con la variedad verde Papelillo (local) o de prácticas provenientes de países tales como Chile, Perú y México. En principio, la poda es semestral, dos veces al año, con la idea de pasar con el tiempo a podas anuales. Así mismo se están probando a nivel de ensayos, los efectos de reguladores de crecimiento inhibidores del giberélico, pero con muchas dudas debido a la condición especial de tener dos floraciones y dos cosechas por temporada.
LAS MÚLTIPLES ESCALAS PRODUCTIVAS DEL PALTO EN COLOMBIA
Las cifras oficiales indican que a 2019 en Colombia ya hay cerca de 19.000 ha de la variedad Hass en etapa de producción. Sin embargo, a nivel de estimación de los involucrados en la industria, ya habría más de 30.000 ha de dicha variedad, cuando se incluye en la cuenta la superficie que todavía no entra en producción. Dado el relieve montañoso donde se desarrolla la industria colombiana del palto Hass, y por regulaciones medio ambientales que impiden o dificultan la deforestación de vegetación nativa, esta gran superficie se reparte atomizada en múltiples fincas de muy variado tamaño. Esta característica, si bien complica la gestión administrativa y de control de las grandes compañías productoras o exportadoras, por otro lado facilita a las diferentes unidades productivas disponer de mano de obra, siendo la Región Andina un área de mucha población rural, distribuida en gran cantidad de pequeños pueblos.
Dado lo explosivo del crecimiento de la superficie de palto, la capacitación de la mano de obra local aparece como uno de los desafíos importantes de la industria. Las principales labores que demandan mano de obra en el cultivo corresponden a cosecha, desmalezado y poda (también se requiere en el empaque). El manejo de malezas por lo general se realiza a pie, con guadaña, desbrozadora mecánica (orilladora) y herbicidas. Sumando el valor de los insumos al de la mano de obra, el costo total de producir palto se ubica entre US$5.500 y US$6.500 por hectárea.
ALGUNOS INSECTOS PLAGA IMPORTANTES
• Pasador del fruto: Stenoma catenifer walsingham (Lepidoptera: Elaschistidae)
• Barrenador de la semilla
• Barrenador de las ramas del aguacate
• Escama
• Escamas articuladas
• Hormiga arriera
• Trips
• Monalonion
• Chinches
• Picudo del aguacate
• Mosca del ovario
En Colombia el palto Hass logra altas producciones, incluso sin incluir variedades polinizantes en los huertos. La explicación apunta a que gracias a las condiciones agroclimáticas del área productiva, las flores macho y hembra se abren al mismo tiempo, al menos una parte del día, durante los períodos de floración. Pero además, en muchos de los proyectos de Hass, no se considera el uso de colmenas de abeja melífera (Apis mellifera) para asegurar el proceso de polinización. En este caso la explicación radica en la gran cantidad de especies y de individuos por especie de insectos polinizantes. Entre otras, una gran variedad de abejas silvestres.
CAPACIDAD VIAJERA DE LA FRUTA COLOMBIANA
Recientemente se celebraba que el aguacate colombiano ya puede entrar al mercado japonés y en el radar comercial de las exportadoras están los grandes mercados asiáticos en general, con China como estandarte. Todos mercados de enorme potencial, pero distantes. En Colombia la fruta se cosecha con un 23 a 30% de materia seca para asegurar su calidad de consumo, rango que probablemente tenga que ser ajustado, porque podría resultar muy alto cuando se quiere alcanzar mercados lejanos. Por tal razón, la industria colombiana está trabajando en mejorar la poscosecha de la fruta y en incrementar su capacidad de resistir un mayor tiempo de guarda y transporte. Ya hay experiencias, en base a simulaciones en que la fruta ha resistido 35 días sujeta a condiciones de contenedor en tránsito. Tiempo suficiente para llegar en barco a China o Japón, por ejemplo, pero no para asegurar la vida de anaquel de la fruta, de modo de permitir una adecuada comercialización del producto.
Para mejorar este importante aspecto, en los contenedores en que se exporta palta desde Colombia ya se ha incorporado tecnología de atmósfera controlada, la cual permite regular la concentración de gases (O2 y CO2) del contenedor y por esta vía la respiración de la fruta. Además se utiliza tecnología de monitoreo de temperatura y humedad relativa del contenedor en los envíos.
La industria del palto en Colombia, si bien a nivel global es una de las de menor edad y de las menos consolidadas, ya está demostrando un potencial tan grande como el consumo imparable de la propia palta a nivel mundial. Hemos visto que esto ocurre por las excelentes condiciones agroclimáticas, el bajo costo productivo, la buena calidad de la fruta resultante, la ubicación geográfica privilegiada, junto otras tantas ventajas arriba descritas. Pero además, a nivel local, en esta industria ya es posible encontrar técnicos con más de 15 años de experiencia en el cultivo y hasta con más de 20 años de trayectoria. Y si bien aún no son muchos, tienen buen nivel y conocen a todos los actores más o menos relevantes de la industria global. Ante tantos atractivos, la puntada final para el despegue de este nuevo polo productor-exportador de palta, la ha dado el arribo de grandes compañías con capitales y expertos provenientes de los principales países productores de la fruta en el mundo.
Los principales desafíos de Colombia según Marco Mattar:
Consistencia en la calidad de la fruta y la importancia de la logística
El asesor internacional experto en palto y cítricos, ingeniero agrónomo Marco Mattar, realiza sus consultorías en Chile, Perú y Colombia, entre otros países, pero Mattar apostó por Colombia a la hora de invertir sus propios recursos para producir directamente la fruta. Es así que en este país el asesor participa de la propiedad de dos proyectos productivos de palto en el Departamento de Antioquia, uno en Sonsón (con 80 ha sembradas a 2.500 msnm) y el otro en El Peñol (de 12 ha sembradas a 2.100 msnm). El de El Peñol es un proyecto con árboles de 8 años, en tanto que el de Sonsón corresponde a un proyecto nuevo, con árboles de 9 y 12 meses.
En base a su experiencia en distintos países y amplio conocimiento agronómico del cultivo, el experto nos señala algunas fortalezas y desafíos de la industria colombiana del aguacate.
ZONAS PRODUCTIVAS Y RELACIÓN ALTURA SOBRE EL NIVEL DEL MAR Y FECHA DE COSECHA
“La relación entre la fecha de cosecha y la altura a la que se cultiva no es tan lineal como se la supone. Por ejemplo, se suponía que Sonsón, a 2.400 y hasta 2.600 msnm, iba a ser más tardío que la zona de El Peñol (cerca de Medellín), entre 1.800 y 2.200 msnm. Pero ha resultado que en Sonsón se cosecha más temprano que en El Peñol”, explica.
Como se ha visto, en Colombia se dan dos floraciones, la principal y la traviesa, “la principal se puede cosechar, lo más temprano, desde noviembre, pero fundamentalmente desde diciembre hasta febrero. Pero esa floración se adelanta en la zona de Armenia (Quindío), donde se cosecha en octubre, noviembre y diciembre, pese a que las fincas están a la misma altura. La palta “traviesa”, por su parte, se cosecha en abril, mayo y junio en Antioquia, meses en que no conviene tener fruta porque está Perú en plena producción. La excepción sería salir en abril, mes en que solo cosecha el norte de Perú, pero nunca en mayo y junio. Sin embargo, en Armenia, zona del Eje Cafetero, eso sí ocurre en marzo y abril, ya que es más tempranera. Es decir, Armenia va un mes adelantado a Antioquia, independientemente de la altura. Aunque dentro de un mismo valle, a más altura sí se es más tardío”, señala.
–¿Eso indica que se podrían desarrollar manejos para evitar la traviesa o para moderarla?
–En la medida en que logra hacer cuajar más la flor principal, se tendrá menos traviesa. Aunque algo se va a tener de todas maneras. Idealmente se puede llegar a una proporción de 90% de principal y solo un 10% de traviesa. La clave está en potenciar al máximo los manejos para cuajar más la flor principal, ya que de esa forma se inhibe la siguiente. En nuestro caso, ya llevamos dos campañas con solamente floración principal en el huerto de 8 años de El Peñol. En el caso del huerto de Sonsón, con árboles de 9 y 12 meses, la sorpresa ha sido que ya están floreciendo, pero lo malo es que están floreciendo orientados a la flor traviesa. Allí la idea es eliminar flores para potenciar la floración principal.
GRAN VARIABILIDAD DE LA CALIDAD DE LA FRUTA
Según Mattar, una de las características de la palta colombiana es su alta variabilidad en cuanto a calidad y condición de llegada a los mercados. “Cuando se abre una caja de paltas colombianas en destino, se aprecia que hay fruta verde y fruta oscura en la misma caja. Hay mucha desuniformidad del producto. En Colombia todavía tenemos que trabajar mucho para desarrollar una calidad consistente. Como la materia seca (MS) de la fruta se relaciona con la humedad del suelo, en países de cultivo bajo riego existe la práctica de restringir el riego para levantar el porcentaje de MS. Sin embargo, la verdad es que ese aguacate no llega bien, porque solo se está deshidratando el fruto, aunque en los análisis aparezca que han subido los niveles de MS. La situación opuesta se da cuando está siempre lloviendo, lo que incide en que no se logre aumentar el porcentaje de MS. Entonces, se debe tener muy claras las fechas de cosecha, porque si esa fruta está fisiológicamente madura, aunque no llegue al rango de MS, va a madurar bien. Esos son los dos extremos. Si se cosecha solo mirando el índice de MS es posible cometer graves errores, ya que la pluviometría interfiere ese parámetro”, manifiesta el experto.
El otro desafío, pero relacionado, es que –como la floración es larga en Colombia–, en los huertos se encuentran paltas de varias generaciones. En consecuencia, “en un mismo huerto se tiene fruta de 18% de MS y en el árbol de al lado o en el mismo árbol, fruta con 26% de MS. Eso obviamente influye en la representatividad de la muestra y genera lo que se conoce en poscosecha como “tablero de ajedrez”. Es decir, cajas con fruta de distintos colores y diferentes niveles de madurez”, apunta.
Para demostrar de forma muy práctica como afecta a la fruta la demora en entrada a proceso, Mattar describe el siguiente caso:
“Tomé una jaba de 18 kg de paltas de El Peñol, sin el tratamiento con compuestos clorados que muchas veces se hace para bajar la presión de hongos, y lo transporté todo el día en mi vehículo. La palta se cosechó cerca de las 10 AM y a las 6 PM puse la mitad de la fruta en el refrigerador de mi casa y la otra mitad quedó a temperatura ambiente. Esta última tardó aproximadamente dos semanas en madurar y cuando partí esas frutas encontré una gran cantidad con pulpa gris, desde leve hasta severa. Además, no estaban homogéneas; un lado podía estar blando, en tanto que el lado opuesto de la misma fruta estaba duro. Ante eso lo tradicional sería pensar que tenía graves problemas de nutrición en el campo. Sin embargo, la fruta del refrigerador, que se tardó cerca de 10 días más en madurar, salió perfecta: todas las paltas con buena pulpa y con maduración uniforme. Esa información empírica nos da pistas de que el tiempo que transcurre entre que se cosecha el aguacate y en que este se guarda en el frigorífico, es vital. Son aspectos del negocio importantes de analizar: no solo el costo de la tierra o el precio de la fruta, sino que así mismo la infraestructura vial y la distancia del huerto a la empacadora. La gran desventaja de Colombia hoy día es logística, principalmente en vistas a la falta de caminos adecuados.
Según Marco Mattar, en razón de la variabilidad de la fruta, resulta importante que las exportadoras cuenten con tecnología que permita segregar y ordenar la fruta, no solo por calibre y color, sino también por niveles de materia seca, de modo que cada caja contenga fruta de condiciones lo más homogéneas que sea posible.