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Agrícola Pamajosa ya produce en Medellín

Tras la ruta colombiana de la palta

Mientras algunos lanzan alertas sobre el peligro que se cierne debido a la creciente oferta de palta colombiana, un grupo de empresas peruanas se viene instalando en tierras del eje cafetalero de ese país con la finalidad de ampliar su ventana comercial con fruta para el mundo. Una de las pioneras es la empresa Pamajosa que se instaló desde el 2017 en Medellín que, en las siguientes páginas, cuenta cómo ha sido esta aventura agronómica.

21 de Agosto 2019 Equipo Redagrícola
Tras la ruta colombiana de la palta

Marienella Ortiz

De conocer a la perfección el manejo agronómico de las paltas en pleno desierto de nuestra costa, Alejandro Lira y su socio Alfredo Galdós no pudieron más que emocionarse cuando visitaron por primera vez a zona de Medellín, que pertenece al departamento de Antioquía (Colombia), donde “todo era verde y precioso”. Su clima, suelos y otras características resultaban óptimas para el desarrollo de la palta. De aquel amor a primera vista con el territorio colombiano ya hace un par de años, momento en que tomaron la decisión de comprar una finca de 230 ha, ubicada al sur de Medellín.
Si bien hubo aciertos y desaciertos, como en toda incursión agrícola que parte de cero, Alejandro Lira cuenta que tienen mucha expectativa con la primera cosecha comercial que será en la campaña 2020. A la fecha cuentan con 32,000 plantas instaladas, de las cuales unas 20,000 son las que entrarán en esta primera etapa de exportación. Debido a las condiciones agrestes de suelo de la zona, los cultivos no se contabilizan por hectáreas, sino por número de plantas. Una diferencia con Perú, pero no la única.

Las fotos muestran cómo se está desarrollando el huerto de Agrícola Pamajosa en Colombia.

La secuencia previa a esta incursión a Colombia comenzó en el 2016, cuando Lira y su socio quisieron ampliar los terrenos en la Irrigación Santa Rosa (Lima), donde ya cultivaban paltas. Los precios les parecieron demasiado altos, así que decidieron explorar otras zonas geográficas. Debido a algunos contactos en Ecuador visitaron primero terrenos en ese país. Sin embargo, el marco político no les convenció del todo: había elecciones presidenciales y temieron que las reglas de juego en el agro pudieran modificarse con el cambio de administración.
Fue, entonces, que el asesor en temas de palto Marco Mattar, quien asesora campos en Colombia, les sugirió visitar el país del café. En total, visitaron cuatro fincas, de las cuales se quedaron con la ubicada entre las zonas de Sonsón y Abejorral, con 12 km de distancia hacia la carretera pavimentada más cercana. “Ubicada a 2,200 msnm, la finca está en una zona con clima seco, de sierra, pese a que llueve. La temperatura mínima es 8ºC y 25ºC la máxima. Tiene dos veranos, uno que va de julio a agosto y otro, de diciembre a marzo. El suelo es muy bueno, pues es ácido, esponjoso, con 20% de materia orgánica. Anteriormente, se criaba mucho ganado en la zona; por eso había mucho pasto. En general, son terrenos que estaban un poco abandonados, debido a la época de violencia.”, describe Alejandro.
Además de su geografía, les motivó el precio de la tierra en Medellín. Mientras en la Irrigación Santa Rosa debían desembolsar entre US$30,000 a US$ 40,000/ha, los precios en las fincas colombianas estaban entre US$3,000 y US$3,500/ha. Sin embargo, por sus condiciones geográficas, los terrenos no son aprovechables en su totalidad y en el caso del terreno que compraron solo podrán instalar paltos casi en un 50% de la superficie.

OTRA GRAN DIFERENCIA EN COSTOS

Otra gran ventaja es que no era necesaria la inversión en un sistema de riego, porque la planta recibe el agua directamente de la lluvia. Tras dos años en la finca, han podido constatar que el volumen de precipitación ronda entre 1,700 y 1,800 mm/año. Igualmente, han construido un reservorio en las partes altas, sobre todo, para las épocas secas. “En los dos años que estamos, lo peor han sido 27 días sin lluvia. Tuvimos que regar con manguera. Además, eran plantas muy jóvenes, se temía que se muriera el injerto, que haya defoliación o que la araña roja atacara con agresividad. Una planta más grande aguanta más, pero igual hemos construido un sistema de reservorio”, comenta.
En la época de verano es cuando no hay tanta lluvia en la zona. El denominado verano largo va de diciembre a marzo, época en que evapora más de lo que llueve. Y esta el otro verano ‘chiquito’, que es cuando viene la ‘flor traviesa’, que es de julio a agosto. Debido a estos dos veranos, hay dos floraciones. La flor principal es la que sale entre diciembre o enero y la cosecha es a los 10 meses. En tanto, la flor más pequeña, menos abundante, igualmente sale al siguiente año, entre junio o julio.
Para Lira la cosecha de la flor principal, que representa el 70% de la producción de Colombia, es la que tiene una mejor ventana comercial, porque no compite con la fruta peruana y recibe mejores precios. En cambio, una cosecha entre junio y julio choca con los envíos peruanos. En Perú, el 90 a 95% de la floración se da solo una vez al año. En Colombia se exportan las dos floraciones. En 2014, los envíos de palta de Colombia alcanzaron los US$ 4 millones, mientras alcanzaron los US$ 62 millones el año pasado.

PREPARACIÓN DEL TERRENO

Una vez que se instalaron Alejandro Lira y Alfredo Galdós en tierras colombianas, decidieron dar un primer paso preparando el terreno. Sin embargo, este fue un primer error que fue rápidamente enmendado. “Como son montañas hay zonas con mucha pendiente. Si uno mueve mucho el terreno y viene una lluvia, esta se lleva el suelo o la capa arable. Por suerte fue un error que nos dimos cuenta rápidamente”, recuerda Lira.
Luego, el problema fue hacer los caminos en una geografía muy accidentada. Cuando tuvieron que hacer el levantamiento topográfico del lugar fue complicado. Como hay bosques, si haces un levantamiento topográfico con drones, los árboles te hacen una medida diferente. Al final hicieron tres estudios y los tres salieron diferentes. El punto a favor fue que los tractoristas de la zona son muy hábiles y hacen pistas en lugares inaccesibles. De otro lado, hay muchos bosques nativos y caídas de agua que no se pueden tocar por normativa interna.
También tuvieron que lidiar con la falta de personal para el trabajo de producción. Usualmente, la gente estaba acostumbrada a trabajar de manera informal, tanto en los contratos como en los compromisos con los horarios. Eso es algo con lo que aún están lidiando.

Como Agrícola Pamajosa ya contaba con su propio vivero en Perú, también lo implementaron en Colombia.

CON VIVEROS PROPIOS

Como en Perú ya contaban con su propio vivero, también lo implementaron en Colombia. Lo primero que observaron fue que la planta crecía muy rápido, mucho más que en Perú. En cuatro meses ya estaba lista para llevar a campo, mientras que en Perú puede tomarle seis. Esta precocidad de las plantas en los viveros les originó algunos problemas, porque las semillas solo se venden en determinado momento en Colombia, en solo dos meses del año. Cuando las plantas ya están para ser injertadas, los campos están en floración. Por el contrario, cuando el patrón estaba listo, no había muchas yemas para injertar. Incluso, tuvieron que vender un lote de plantas, porque no les daba el tiempo para su siembra.
Finalmente, pudieron sembrar a finales del 2017 e inicios del 2018 unas 20,000 plantas. De las 32 mil que tienen ahora, la idea es llegar a las 42 mil plantas a fines de este año. Entonces, se quedarán con ese número para ver su evolución. Este año tuvieron una pequeña cosecha de 1.800 kg de prueba, pero ya para junio del 2020 se esperan volúmenes comerciales.
En Colombia se utiliza un patrón criollo que ha funcionado muy bien. Sin embargo, existe una tendencia por el patrón de la misma variedad Hass. “Para mí es mejor usar el criollo”, subraya el empresario, aunque están haciendo pruebas en 1,200 plantas.

EL ATAQUE DE LAS MALEZAS Y OTRAS PLAGAS

Debido a que llueve mucho, el principal problema en campo es el manejo de malezas, sobre todo, porque las plantas son jóvenes. “Tenemos a un grupo de personas con guadañas que van limpiando el campo. Luego tienes el plateo, que ocurre debajo de la copa. Es decir, también tenemos que limpiar la maleza que crece muy cerca al tronco de la planta. Eso debe quedar limpio para que la maleza no compita con el árbol en la absorción de nutrientes”, explica Lira.
De acuerdo a lo que señala, existen malezas muy agresivas, como la yaragua, que suele crecer a gran velocidad. Esto es más serio que un control de ácaros o plagas. Al año deben programar tres o cuatro pasadas de guadaña, así como dos o tres veces el plateo. Adicionalmente, se hace uso de ciertos herbicidas. Se espera que cuando el árbol alcance cierta altura ya pueda hacer sombra y la maleza ya no origine mayor problema.
Otro tema importante es el manejo de las plagas cuarentenarias Stenima catenifera, Heilipus lauri y Heilipus trifasiatus. Como parte del control sanitario, se ponen trampas en el fundo y alrededores. Durante un año, no puede salir positivo en la captura de estos insectos. En caso contrario, esa fruta no podrá ser exportada a EE. UU.. También, y debido al clima, hay problemas con ciertos escarabajos, como la mulita.

Alejandro Lira, socio y gerente de producción Agrícola Pamajosa.

TAMAÑO DEL ÁRBOL Y DE FRUTA

Tal cual ocurre en Perú, la poda se hará para mantener tres o cuatro brazos principales, que irán rotando. El objetivo será tener un árbol mediano, de máximo 3 m. En zonas con pendiente se manejarán alturas menores, porque si es grande se puede complicar las labores de cosecha.
Una de las características de la fruta en Colombia es que tiene calibres medianos, no crece grande. Lira ha tomado el reto de revertir esa situación en su campo y, para ello, está evaluando una adecuada fertilización y espera concentrar toda la producción en una y ya no en dos floraciones. Con ambas medidas espera lograr mejores calibres. El objetivo será eliminar la flor de junio y julio y quedarse solo con la que brota en la mejor época. Para eso, están experimentando con algunas hormonas que se usan en Perú para que cuaje mejor, inhiba el crecimiento del brote y ayude a mejorar los calibres.

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