“Rainforest nos permite diferenciarnos y demostrar que somos sustentables”
Rainforest Alliance es una certificación que enfatiza la conservación del medio ambiente natural y la relación de las empresas productoras con su entorno social. La certificación busca garantizar a los consumidores en los mercados de destino que el producto que están comprando proviene de agricultores y empresas comprometidas con una mejora constante en sus prácticas de cultivo, de modo de ofrecer un producto sustentable respecto de las personas y la naturaleza. Fundo Cancarucas fue el primer productor de palta en Chile certificado Rainforest. ¿Fue difícil? ¿Qué los motiva? Es lo que exploramos en esta entrevista a Allent Vega, gerente agrícola del campo.
Juan Pablo Figueroa Foessel
Fundo Cancarucas se especializa en el cultivo del palto con fines de exportación. (cerca del 80% de su fruta se destina a exportación). La agrícola produce palta en el valle del río Ligua, donde además cultiva limones, tanto para la exportación como para el mercado interno. “En el campo se ha plantado palto desde el año 57’ y todavía tenemos en producción tres hectáreas plantadas el año 65’, en marcos de plantación de 10 x 10, que hoy se riegan por goteo y son muy productivas. Otras pocas fueron plantadas en los años 80’. A inicios de los 90 ya se comenzaron con las plantaciones más masivas, con el comienzo del auge de la exportación”, refiere Allent Vega, gerente agrícola del campo. Ya en el siglo XXI, entre 2003 y 2006 comienzan a plantarse las grandes extensiones, superficie que decidieron reducir en 2012. “Tuvimos que reducir en un tercio de la superficie total plantada, la cual mantenemos hasta ahora”, explica Vega, quien llegó hace cerca de 12 años a trabajar al fundo.
LA PRODUCCIÓN DE PALTA EN CHILE Y LAS CERTIFICACIONES
“La palta chilena se orientaba principalmente a EEUU, donde -en general-, no se exigen tantas certificaciones, en un contexto en que algunos productores certificaban su fruta para mercados exclusivos de Europa, otros se certificaban Tesco… El grueso de los productores, medianos y pequeños, no estaba muy interesado en Global GAP porque no necesariamente se la exigían en sus principales mercados”, recuerda Vega. Desde hace casi 12 años que la agrícola estaba certificada Global GAP y en un principio incluso Tesco.
Los productores grandes, en tanto, por sus mayores volúmenes, como deben orientar su fruta a diferentes mercados, tienen mayores requerimientos de certificaciones. “Esto cambia a partir del año 2017, esa es mi percepción, en vistas a la apertura del mercado chino, mercado que pide Global GAP. El mercado chino estaba dispuesto a pagar un poco más por algunos calibres pequeños, por lo que aparece como una muy buena alternativa comercial. Entonces es que veo un cambio de ‘switch’ y un gran interés entre los palteros medianos y chicos por certificarse Global GAP. Por su parte, el mercado interno, muy importante para la industria de la palta chilena, por lo general no pide certificaciones.
-¿Por qué certificarse Rainforest Alliance?
-El año 2017, algunos recibidores importantes de la fruta de la exportadora le comienzan a solicitar fruta certificada Rainforest. Entonces la exportadora nos transmite a nosotros, entre otros de sus principales productores, la alternativa comercial que se abría si lográbamos certificarnos. Al estudiar el proyecto, vimos que si tu sistema productivo cumple con toda la normativa legal, tienes un buen trato con tus trabajadores, haces un buen trabajo con las comunidades vecinas y estás tratando de hacerlo bien desde el punto de vista de los manejos, principalmente en cuanto a la eficiencia de uso del agua y de los agroquímicos, puedes acceder a Rainforest sin grandes problemas. Entonces, al hacer checklist vimos que a priori podíamos cumplir con varios de los ítems exigidos, por lo que decidimos certificarnos. Entre que nos informaron del requerimiento de los recibidores por fruta certificada Rainforest hasta que nos certificaron, no pasaron más de dos meses. Fue muy rápido ya que vino la certificadora e inmediatamente advirtió que varios de los puntos de su checklist los cumplíamos o solo había que hacer pequeñas mejoras, en un contexto en que nosotros ya éramos Global GAP y ya éramos Grasp.
-¿Los ataques a la reputación del cultivo del palto en Chile no tuvo que ver con la decisión?
-Cuando se levanta todo ese cuestionamiento por el uso del agua en el cultivo del palto y en general cuando se señala a toda una industria, eso te impulsa a buscar a quien certifique que estás cumpliendo con la normativa y que estás tratando de hacer un uso racional de los recursos. En ese sentido vimos a Rainforest como una carta de presentación frente al cuestionamiento que ha habido en Europa a las paltas cultivadas en la provincia de Petorca. Si estábamos trabajando bien, si estábamos siendo sustentables en el uso de los recursos y estábamos involucrados y aportando a las comunidades, una forma de defendernos de ese ataque a la industria era implementando estas herramientas de certificación. Incluso Global GAP tiene un ítem relativo al uso del agua. Rainforest, entonces, también nos permite diferenciarnos y demostrar que cultivamos de manera sustentable y que aportamos a las comunidades. Nuestras paltas fueron las primeras certificadas Rainforest en Chile, por lo que somos los que llevamos más tiempo en esto junto con otra empresa productora de la zona.
-¿Cuáles son las claves de Rainforest y en qué se diferencia de otras certificaciones?
-Lo principal es que el agricultor debe estar dispuesto a cumplir más allá del mínimo legal. Una característica de Rainforest Alliance es que no es una certificación rígida ya que las exigencias van cambiando en el tiempo y plantea una mejora continua. Se deben cumplir determinados puntos críticos en un plan de trabajo a nueve años en el que esos puntos críticos se van ampliando y se van profundizando. Es un desarrollo de mejora continua en el que va aumentando el nivel de certificación. En el tiempo hay puntos que se deben ir cumpliendo y que después se van profundizando. El sistema te lleva a mejorar continuamente en el uso de los recursos. Por ejemplo, en el consumo energético, en una primera etapa el sistema determina si tienes control y sabes cuánta energía estás consumiendo, en una segunda etapa determina si has implementado programas para reducir el uso de energía y si tienes un plan para seguir reduciendo el consumo de energía. No pregunta si desforestaste un cerro para plantar paltos, pregunta qué estás haciendo para mejorar la situación de la vegetación nativa en tu predio. Rainforest no pregunta si le pagas el salario legal a tus trabajadores, te pregunta, ¿el sueldo que paga le alcanza a sus trabajadores para vivir?
-¿También respecto del entorno social?
-En términos generales el sistema busca que el productor se vincule con el medio y con el entorno. En este campo siempre hemos trabajado con el entorno. Somos benefactores de una fundación, hemos trabajado mucho con la escuela rural, a la que aportamos útiles, insumos e Internet, hemos trabajado con el club deportivo, etc. Desde siempre la cultura del dueño del campo ha sido esa y a Rainforest le interesa mucho cómo te vinculas con la comunidad. Dado que teníamos un trabajo constante con la comunidad, Rainforest nos pidió fomentar la conciencia medioambiental en las comunidades. Así comenzamos haciendo giras con la escuela a observar bosque nativo y otras actividades como esa. La idea es ir más allá de solo una ayuda monetaria para que compren lo que necesitan.
-¿Qué se debe hacer a nivel de flora nativa?
-Rainforest se orienta al cumplimiento de compromisos en base a planes de trabajo. En el ámbito de la vegetación nativa, por ejemplo, te comprometes a plantar 3.000 árboles de especies nativas al año o a establecer determinada superficie de corredores biológicos. Es decir, se establecen compromisos que se deben ir cumpliendo en el tiempo y se tienen que ir demostrando. Al auditor hay que llevarlo y mostrarle, ‘en este cerro -que tenía poca vegetación- plantamos 2.000 quillayes a los que le instalamos riego’, por ejemplo. Hay que cumplir metas objetivas, medibles y cuantificables. En lo referente a vegetación nativa todos los años establecemos una determinada cantidad de plantas, ya sea en quebradas o en otros terrenos.
-Rainforest señala que con su certificación mejora la relación con el entorno social y que mejora la reputación de la empresa. ¿Las comunidades de su entorno conocen y valoran el esfuerzo que hacen al certificarse Rainforest? Por otro lado, la propuesta de la organización afirma que mejoran una serie de parámetros productivos en el sentido de aumentar la eficiencia de uso del agua, de la energía, los agroquímicos, etc.
-Por el lado de la reputación, uno de los compromisos con Rainforest es que realicemos campañas de difusión. Por ejemplo, todos los años debemos explicar las normas y sus implicancias, partiendo por los trabajadores del campo. En cuanto a mejorar parámetros productivos, efectivamente las certificaciones como esta llevan a que las empresas vayan ordenando sus operaciones y a que se haga un uso racional de los recursos, te lleva a analizar y entender tus recursos. Obliga a una revisión anual en cuanto a fertilizantes, a fitosanitarios, etc., a diferencia de otras certificaciones que solo piden un registro de lo que fertilizaste, como es el caso de Global GAP, por ejemplo. Un análisis del uso de tus insumos sin duda que tiene que traducirse en mejoras productivas y mejores rendimientos, aun considerando que la palta es muy dependiente de la temperatura y del clima en general.
-En concreto, ¿se observa una baja en los costos de producción al usarse de manera más eficientemente los insumos?
-Más allá de una reducción de costos, lo que vemos es que estamos haciendo un uso más racional de los insumos. Incluso, en algunos aspectos, Rainforest ha incidido en mayores gastos en infraestructura, en el caso del manejo de pesticidas, por ejemplo. Si bien en Chile se debe cumplir una norma, Rainforest te lleva un poco más allá. Es así que debimos invertir un poco más en infraestructura para mejorar la que teníamos. No hemos cuantificado la diferencia en términos de costos de insumos, pero al menos ahora sabemos que lo que estamos gastando, lo estamos gastando bien. En este caso, lo que importa es que el uso sea racional, no tanto si es más o menos.
-¿Cuán difícil es el proceso para acceder a Rainforest en comparación con otras certificaciones?
-Creo que la certificación Rainforest es más completa y orientada a aquellos agricultores que quieren trabajar bien, más allá de las exigencias. Si bien es un proceso complejo, no es tan terrible. Si logras sintonizar con el espíritu de la normativa te va a ir bien desde el punto de vista del manejo de los insumos y de la relación con el medioambiente y las comunidades.
-¿Rainforest los limita de alguna forma o les dificulta plantar una mayor superficie de frutales?
-Primero, hay una cláusula que no permite alterar áreas de interés ecológico desde cierto año en adelante. Si se ha intervenido un sitio de interés ecológico desde el 2005 en adelante, no se puede ser Rainforest. Por supuesto que está definido lo que se considera área de interés ecológico. Segundo, se hace un compromiso respecto de la superficie del campo. Se determina cuál va a ser la superficie productiva y el resto se compromete como área de protección. Es decir, te comprometes a no intervenir en un área determinada del campo para que se desarrolle como ecosistema natural y te comprometes a favorecer ese desarrollo. Eso se define desde un principio.
-Pero ustedes deben estar muy lejos de cualquier proporción que se quiera defender entre área de protección y tierra cultivada…
-En nuestro caso la superficie intervenida es de cerca de un 10% de la superficie total. Sin embargo, la realidad es que en esta zona y en muchas otras de Chile la superficie a plantar está limitada por la disponibilidad de agua. Nosotros hacemos la estimación de la superficie que somos capaces de regar y el resto por definición queda como zona de protección.
GESTIÓN DEL AGUA Y DETERMINACIÓN DE LA SUPERFICIE A REGAR
-¿Determinaron la superficie que son capaces de regar en base al trabajo que han realizado estos años con el especialista en riego Raúl Ferreyra?
-Ferreyra demostró el concepto teórico de que al final es mucho más productivo regar bien una superficie más acotada que regar mal una gran superficie. Que no solo se obtienen más kilos por hectárea, sino que además más kilos totales. Con él hicimos un balance hídrico el año 2012. Habíamos planificado el campo 8 años antes de eso, con otra realidad, pero el balance hídrico nos mostró cuál es la superficie que realmente podemos cultivar cumpliendo con el programa de riego como corresponde. El resto se ha ido eliminando, pero obteniendo un mejor rendimiento por hectárea y mejor rendimiento total. Ferreyra nos ayudó mucho a definir cuál es la superficie efectiva que podemos regar y nos ayudó a superar los cuellos de botella internos del campo.
-A nivel de monitoreo de humedad y control de riego…
-También nos ayudó a implementar el sistema de monitoreo de humedad mediante sondas de capacitancia por el año 2011. Con esa y otras herramientas fuimos definiendo los criterios de riego en los distintos cuarteles, según suelo, demanda, exposición del sector, edad del huerto, etc. Todo lo cual ayuda a hacer un poco de más sintonía fina en los diferentes sectores. Nosotros acá llevamos un control muy estricto de las extracciones y de los usos del recurso buscando que las pérdidas de agua sean las mínimas posibles.
-¿Entonces, han ido mejorado la relación metros cúbicos de agua por kilo de fruta producido?
-Sin duda. En primer lugar, hay que establecer que todos los productos agropecuarios tienen huella hídrica. Esa huella es mayor en la medida en que se es menos eficiente en el uso del agua y, dado que es una relación de kilos producidos por volumen de agua utilizada, en la huella incide mucho el rendimiento del cultivo. Es así que la huella hídrica se reduce aumentando el rendimiento, por ejemplo, eliminando los sectores de menor rendimiento, y aumentando la eficiencia de uso del agua. Hemos impermeabilizado todo el sistema de conducción de agua y hemos ido cambiando todo lo que era aspersión a goteo. Hay que aclarar que el palto está en un rango medio de huella hídrica en comparación con otros alimentos.
MANTENER MERCADOS EXIGENTES
-¿Cómo ves la situación de la industria de la palta de Chile, respecto de una certificación como Rainforest, en comparación con otros productores de palta? Perú y Colombia, por ejemplo.
-Chile tiene la ventaja de requerir una muy baja carga de pesticidas en el cultivo del palto, casi a nivel de que solo cambiando las formulaciones fertilizantes podríamos alcanzar la categoría de orgánicos. Por ejemplo, nosotros todas las plagas las manejamos mediante enemigos naturales, en un contexto en que las enfermedades no son importantes. Desde el punto de vista del agua, lo que nos puede jugar en contra es que es un frutal que, por clima, se produce en una zona más bien limitante. Sin embargo, por ejemplo, la provincia de Petorca es una las zonas de Chile más tecnificadas, entre otras tecnologías, por lo que el agua se utiliza con mucha eficiencia.
-Sabiendo que no estás en lo que es comercialización, ¿qué crees que les ha aportado la certificación a nivel de mercado?
-Los mercados van continuamente aumentando sus niveles de exigencia. Algunos recibidores en Europa están cada vez más exigentes respecto de los aspectos medioambientales y ya no les basta con solamente Global GAP, ahora piden Rainforest. Entonces, más que entrar en nuevos mercados nos ha permitido mantenernos activos en mercados más exigentes desde el punto de vista de la normativa medioambiental. Además, tengo entendido que accedemos a precios preferenciales. Toda nuestra fruta es Rainforest, así es que no puedo comparar.
-Pero la fruta para el mercado interno no se beneficia de esas ventajas…
-Nuestro campo está orientado a la exportación por lo que cerca del 80% de la fruta se exporta. Me parece que, aunque de manera indirecta, nuestro mercado interno también se ve beneficiado, ya que al ir a mercados más exigentes y obtener mejores retornos, empuja a que el mercado interno se nivele en términos de precio. Si sube el precio de la fruta de exportación subirá el precio en el mercado interno ya que ambos precios van de la mano.
UNA NECESIDAD Y UNA TENDENCIA WIN – WIN… WIN
“No entiendo la certificación Rainforest como una palanca para entrar a un mercado. Para mí, una normativa como esta es una necesidad para el agricultor que quiere trabajar bien desde el punto de vista medioambiental, desde el punto de vista laboral y desde el punto de vista de la relación con las comunidades. Más que una exigencia, veo que es una tendencia que debiera ir siendo adoptada por los agricultores, no solo para defenderse de ataques del mercado, sino como una consecuencia de cómo se entiende la agricultura”, manifiesta Allent Vega.
Rainforest Alliance es una certificación que enfatiza la conservación del medio ambiente natural y la relación de las empresas productoras con su entorno social. Garantiza a los consumidores en los mercados de destino que el producto que están comprando proviene de agricultores y empresas comprometidas con una mejora constante en sus prácticas de cultivo y decididos a ofrecer un producto sustentable respecto de las personas y la naturaleza.