La vigencia del suelo vivo
Ante la degradación constante de las áreas de cultivo, la incorporación permanente de materia orgánica es clave para que los microorganismos mantengan o le devuelvan su vida al suelo y se logre una sana producción agrícola.
Jorge Velasco Cruz
El cambio climático global está afectando a distintas regiones del mundo y, en particular, a América Latina, incrementando la falta de agua, la degradación y desertificación de los suelos. De esta manera, debido particularmente a la reducción de la disponibilidad de agua y de materia orgánica en el suelo, se comprometería fuertemente la productividad de los cultivos. Sumado a lo anterior, los terrenos salinos tienen efectos adversos en las plantas como la disminución de la fotosíntesis y el contenido de clorofila, la exportación de fotosintatos, la inhibición de la fosforilación y la reducción de los porcentajes de fijación de CO2.
Una de las formas de combatir esta situación y colaborar, al mismo tiempo, a contrarrestar el calentamiento global, es a través del fomento de suelos vivos que ayuden a los cultivos a tener un buen desarrollo radicular y a lograr una absorción de nutrientes con bajo gasto energético, con consecuencias positivas como la obtención de buenos sistemas radicales, que provean de los nutrientes y humedad necesarios para lograr producciones rentables, manteniendo o mejorando los ecosistemas.
“La base del éxito en la producción sostenible es el manejo de suelo”, afirma Cecilia Céspedes. Esta ingeniera agrónoma tiene un Máster en Ciencia en Suelo de la Universidad de Oregon State en Estados Unidos y encabeza el Programa de Agroecología del INIA, Centro Regional de Investigación Quilamapu. La institución trabaja permanentemente en ejecutar proyectos de investigación y difundir sus resultados mediante diversas capacitaciones la publicación de documentos basados en la agroecología. “Es una disciplina científica que se alimenta de muchas otras proporcionando los principios ecológicos básicos para el estudio, diseño y gestión de los agroecosistemas, que son a la vez naturales y productivos, culturalmente sensibles, socialmente justos y económicamente viables”, afirma.
Una de esas disciplinas es la edafología, que estudia la composición y naturaleza del suelo en relación a la producción vegetal. “Aunque se apliquen todos los nutrientes, si no hay materia orgánica, el suelo no está vivo. Está degradado y no hay actividad biológica”, afirma Céspedes. Este fenómeno –explica– radica en el manejo convencional que con la preparación del suelo favorece la mineralización compuestos orgánicos, liberando el C retenido en el suelo como CO2 a la atmósfera; quema los rastrojos, con la consecuente pérdida de materia orgánica, muerte de microorganismos de las primeras capas del suelo y liberación de gases de efecto invernadero; y, además, aplica cantidades importantes de productos químicos tóxicos, como pesticidas, y otros que alteran las propiedades del suelo como los fertilizantes altamente solubles.
AGREGAR MATERIA ORGÁNICA
Además explica que la agroecología busca, entre otros objetivos, realizar un manejo sostenible del suelo, lo que incluye devolver el contenido original de materia orgánica. La cantidad que este contenga es la diferencia entre las entradas de carbono al suelo y sus pérdidas. Los principales ingresos se generan por medio de la incorporación de materia orgánica estabilizada (compost, bokashi, lombricompost) ya que son más estables y permanecen por más tiempo en el suelo, sin embargo es posible también incorporar enmiendas orgánicas frescas como guanos o estiércoles y abonos verdes que consisten en cultivos que se establecen para ser incorporados al suelo cuando están en su máxima expresión de fitomasa, permitiendo un aporte mayor de C al suelo.
“Por un lado, tenemos un problema de degradación de suelos. Y, por otro, estamos sacando el carbono que estaba en el suelo, liberándolo a la atmosfera como CO2, aumentando el efecto invernadero. En la medida en que sigamos liberando carbono a la atmosfera y otros gases de efecto invernadero, va a seguir aumentando el problema del calentamiento global. Por lo tanto, en la agricultura lo que tenemos que hacer es lo contrario: tratar de secuestrar el carbono atmosférico y llevarlo al suelo”, explica Cecilia Céspedes.
¿Cuáles son los beneficios inmediatos de aumentar la materia orgánica del suelo?
La materia orgánica es cementante de las partículas del suelo. Forma estructura, agregados que se juntan con otros, con hongos, raíces y bacterias para formar agregados más grandes, mejorando la porosidad del suelo, y con ello aumenta la circulación del aire y el agua al interior del suelo. Hay autores que dicen que, si se aumenta en un punto el contenido de materia orgánica en el suelo, es decir, que pasa de un 5% a un 6%, se pueden almacenar más de 18 litros extra de agua en un metro cuadrado. Entonces, hay un suelo que, en este período de cambio climático, con sequías extremas, tiene agua retenido por más tiempo y permite mantener cultivos por períodos más prolongados, lo que los hace más resilientes.
¿Qué porcentaje de materia orgánica es recomendable que tenga el suelo?
Los suelos tienen distintos niveles de materia orgánica, dependiendo de sus factores de formación. Por ello, no se puede decir cuál es un buen nivel de materia orgánica para un suelo en términos generales, pero sí hay que tratar de buscar en la literatura cuáles eran los niveles originales de materia orgánica antes de que ese suelo fuera degradado.
Sin embargo, la aplicación de materia orgánica sirve. En suelos graníticos de las regiones de Ñuble y del Biobío, realizamos un estudio entre agricultores que nunca habían aplicado (0), otros que tenían al menos una cubierta de pradera natural (P) y otros quienes habían empleado al menos 10 toneladas de materia orgánica por hectárea al año en períodos que iban entre los 2 a 2 años (4); de 5 a 10 años (10) y de 15 a 20 años (20). Nos encontramos con que tanto los agregados estables aumentaron como también el contenido de materia orgánica (Figura 1).
¿Cómo promueve la materia orgánica la existencia de microorganismos?
Una estructura de suelo que se mantiene más firme, permite lugares de albergue para microorganismos benéficos. Además, la materia orgánica en el suelo, es sustrato disponible para alimentar esos microorganismos. De esta manera, se logra un suelo más vivo, donde conviven los microorganismos que participan en todos los ciclos biogeoquímicos del suelo. Y, además, favorece el desarrollo de diversos microorganismos benéficos como competidores, antagonistas y supresores de enfermedades, lo que permitirá contar con cultivos más sanos.
Por ejemplo, cuando los patógenos causan daño, se debe a que el suelo está en desequilibrio. Hay un monocultivo favoreciendo la multiplicación del patógeno o se han aplicado fertilizantes altamente solubles que han cambiado el pH del suelo o han aumentado la salinidad o se han aplicado pesticidas causando la muerte de controladores biológicos.
ABONOS VERDES Y ESTABILIZADOS
Existen varias maneras de devolverle al suelo su contenido de materia orgánica original, desde las más lábiles o frescas a las más estabilizadas, menciona la experta. Entre los primeros figuran el guano, los purines y los abonos verdes. Entre los otros destacan el compost, el lombricompost o vermicompost (humus de lombriz) y bokashi.
El compost se elabora a partir de la descomposición aeróbica de una gran cantidad de residuos animales (guanos, estiércoles) y vegetales (rastrojos, hojas, restos de poda, malezas, residuos de la cocina). Durante el proceso termófilo (debido a que se eleva la temperatura) mueren los patógenos y semillas de malezas y se multiplican microorganismos que liberan antibióticos que protegen a las plantas ante los patógenos.
El lombricompost o vermicompost es el producto de la digestión de la lombriz roja californiana sobre residuos orgánicos (vegetales y animales), que los descompone dejándolos libres para la acción de los microorganismos para mejorar las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo. “Así como el compost aporta antibióticos, aquí participan hormonas vegetales que hacen que las plantas sean mucho más vigorosas y crezcan más rápido”, apunta Céspedes.
El bokashi, en tanto, es una tecnología japonesa que se usa para fabricar abono orgánico, indica. Se obtiene de la descomposición, con presencia de oxígeno, de residuos animales y vegetales a la que se les agregan materias primas (yogurt, levadura, entre otros) para acelerar el proceso. A diferencia del compost, permite trabajar con volúmenes menores y obtener resultados en ocho días en vez de los tres o cuatro meses del primero.
“Los abonos verdes son cultivos que se establecen con el fin último de incorporarlos al suelo. Normalmente, se usan mezclas con leguminosas, porque estas pueden asociarse a bacterias del genero Rhizobium y fijar nitrógeno. Los rizobios capturan el nitrógeno del aire y lo dejan disponible en las raíces de las plantas y en el suelo. Lo que se hace normalmente es cortar ese cultivo cuando está en máxima floración, porque es cuando más cantidad de nitrógeno tiene y cuando la fijación simbiótica es la mejor”, explica la especialista de INIA Quilamapu.
¿Han realizado ensayos con abonos verdes?
Hicimos unos ensayos donde probamos varios abonos verdes. Después plantamos cebolla y evaluábamos qué sucedía. Llegamos a la conclusión de que, en los casos de las habas y las arvejas, era tal la cantidad de nitrógeno que aportaban (Cuadro 1) que, en vez de cortarlas cuando estaban en flor, era mejor cosechar las vainas para consumirlas y después incorporar el rastrojo verde en el suelo. También se usa lupino y mezclas de avena y vicia. La vicia es leguminosa por lo que aporta la fijación de nitrógeno y la avena tiene raíces muy extensivas. Son muchas raicillas que, al morir, se descomponen, dejan espacios porosos en el suelo, mejorando su estructura y también aportando materia orgánica.
¿Cuándo hay que aplicar los abonos verdes?
Es una materia orgánica lábil que se descompone rápidamente. Entonces, hay que calcular muy bien cuándo se va establecer el cultivo siguiente. No sirve incorporarlo y que pase mucho tiempo antes del siguiente cultivo, porque probablemente todo lo que se mineralice se va a perder, se va a lixiviar por una lluvia o se va a volatilizar por el calor. Cuando se aplica el abono verde, a las dos o tres semanas hay que sembrar el cultivo siguiente para aprovechar los nutrientes que quedan.
Faro Agroecológico
INIA Chile, Centro Regional de Investigación Quilamapu tiene un “Faro Agroecológico”. Instalado en el Campo Experimental Santa Rosa, desde el año 2003, el que cuenta con producción de berries certificados orgánicos, cultivos anuales con manejo agroecológico, producción de biopreparados para el manejo de la fertilidad del suelo, entre otras cosas. El objetivo es, encontrar solución a los problemas que enfrentan agricultores de la zona (Región de Ñuble), recogiendo sus necesidades y problemas, para lo cual se realizan diversas investigaciones, se divulgan los hallazgos y resultados obtenidos mediante, charlas, talleres y días de campo, cursos, publicaciones, entre otras actividades.
Sociedad Científica Chilena de Agroecología SOCLA-Chile
SOCLA-Chile nació en 2010 como la rama chilena de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología. A partir de 2021 pasó a ser la Sociedad Científica Chilena de Agroecología, una asociación de derecho privado sin fines de lucro. La institución fue formada con el fin de promover actividades de capacitación, investigación y difusión de la agroecología en Chile.
¿Cuáles son los beneficios y contras del uso de guanos y purines?
Los guanos y los purines aportan nutrientes materia orgánica, pero también coliformes fecales y muchas semillas de malezas. Además, es materia orgánica lábil que está poco tiempo en el suelo y solo una fracción pequeña puede llegar a estabilizarse.
¿Cuáles son las ventajas del uso de materia orgánica estabilizada?
La materia orgánica estabilizada tiene una vida media mayor en el suelo, su objetivo es mejorar la calidad del suelo en el mediano y largo plazo, mantener mayores cantidades de carbono en el suelo, es decir secuestrar mayor cantidad de carbono. Además, con la mineralización de esta materia orgánica, hay un aporte de nutrientes, por ello le explico a los agricultores que es como llenar la bodega con todos los nutrientes y aquellos elementos que después las plantas van a ir necesitando.
¿Los microorganismos se agregan al suelo a través de los estabilizados?
En los sistemas de producción agroecológica se aplican microorganismos con los biopreparados como compost, bokashi y té de compost, entre otros . También hay otras técnicas en que se recuperan los microorganismos del bosque para multiplicarlos y aplicarlos, buscando un equilibrio del sistema productivo . Eso significa suelo, aire, agua, micro y macro organismos, y plantas, de tal forma de tener el mejor resultado posible, con la menor cantidad de enfermedades y plagas posible.