Para muchos, la caída de frutos es un mecanismo normal de las plantas que les permite seleccionar los mejores para ser madurados. Sin embargo, cuando la caída es casi total o total, puede ser una señal de desordenes en el árbol que hacen que los frutos no cuajen o cuajen y al poco tiempo se caigan. Por ello, es necesario que los productores tengan en cuenta cuáles son las principales causas de la caída y qué deben hacer para evitar dicha caída. Un artículo publicado por el portal Infoagrónomo destaca que, cuando se tienen árboles frutales con el problema frecuente de caída de frutos puede haber un desequilibrio causado por diferentes factores como clima, mal manejo del árbol, mala nutrición, mal manejo de riego, presencia de plagas y enfermedades. Puede darse también una conjugación de todos estos factores. Entre las principales causas de la caída, se indica que pueden incidir factores como el clima, pues los fuertes vientos suelen tirar los frutos de los árboles. El mal manejo del árbol también puede ser una de las causas. Aquí, las podas extremas hacen que los árboles tiren las frutas, ya que a través de las hojas y sus reservas proveen de energía a los pequeños frutos, por lo tanto, una defoliación excesiva hace que no cuente con suficiente energía para mantenerlos. Así mismo, la baja fertilidad del suelo durante la floración agrava la caída de flores y frutos. Las condiciones de temperatura pueden ser favorables, pero será evidente una gran reducción en el número de flores y frutos si una planta no cuenta con los nutrientes necesarios.

EL EFECTO DE LOS PATÓGENOS

El artículo de Infoagrónomo también resalta que la presencia de insectos, hongos, bacterias, virus y demás patógenos también son causantes de la caída de frutas pues estos causan daños directos como heridas y rapaduras, y daños indirectos como infecciones, pudriciones. Por lo que la planta entra en un estado de estrés y hace que sus frutos caigan. Para hacerle frente a estos factores y evitar que los frutos se caigan de forma excesiva, es necesario centrarse en un buen manejo agronómico, específicamente  teniendo en cuenta una buena nutrición, riego y control de patógenos. En ese sentido, lo primero que deben hacer los productores es establecer un correcto programa de fertilización donde se provea a la planta los fertilizantes adecuados en las épocas y en las cantidades específicas para cada estado fenológico. Dicho plan debe considerar la aplicación de elementos claves como el nitrógeno, el fósforo, el potasio, calcio, azufre, boro, manganeso y zinc. “Debemos proveer a nuestros árboles una fertilización completa y balanceada que contenga todos estos elementos en combinación con un bueno manejo de riego (sin excesos ni carencias), evitando encharcamientos. Las aplicaciones foliares de sulfato de zinc y sulfato de potasio influyen en la retención de la fruta y el rendimiento”, indica el artículo. Además, puntualiza que, para el caso de manejo de patógenos, se puede aplicar microorganismos benéficos, hongos como Trichoderma cada 25 días, hacer trampas de colores para insectos plaga, aplicar caldo sulfocalcico y en casos extremos aplicar fungicidas o pesticidas químicos. Esto teniendo en cuenta los respectivos análisis realizados en campo y dependiendo de las necesidades del cultivo.