Una transformación hacia el futuro
Las excelentes condiciones de suelo y clima, además de los bajos requerimientos en mano de obra que precisa este frutal, han sido factores claves del crecimiento del avellano en Gorbea. Allí, Manuel Sabugo, a cargo del fundo familiar, ha dado un salto definitivo con este cultivo del que esperan llegar a tener plantadas 350 hectáreas este año y con posibilidades de seguir creciendo.
La Región de la Araucanía ha sido uno de los puntales del auge del avellano europeo en Chile. Si bien en el último año su producción se mantuvo estable en torno a las 11.000 toneladas, durante la última década su crecimiento ha sido vertiginoso, con cifras que lo demuestran: en 2009 apenas se producían 127 toneladas.
Un ejemplo de cómo este cultivo ha ido tomando forma en el sur del país, es el de la empresa Agrícola ESC de la familia Sabugo, ubicada en Gorbea. Si bien su tradición agrícola viene por el lado de los cultivos tradicionales, que incluye la producción de cereales y papa, fue hace unos años que se abrieron al cultivo de frutales, donde el avellano está jugando un rol importante, siendo los Sabugo pioneros en la región.
“Mi bisabuelo llegó acá como colono español y en este campo comenzó con el tema agrícola. Primero se inició con el cultivo de granos y el desarrollo de la ganadería. Tras esa primera experiencia, mi abuelo y mi papá siguieron con esos mismos rubros, hasta que mi hermano José Miguel, junto con otros productores de la zona, decidieron hacer pruebas con el avellano europeo”, cuenta Manuel Sabugo, productor de avellanos en Gorbea, Región de La Araucanía.
Hoy, en el fundo Santa Ana, donde hasta hace poco más de un año el principal cultivo era la papa, esta ha ido cediendo superficie al avellano. Es así como de las 1.200 hectáreas de la explotación agrícola que maneja la empresa, el año 2020 llegó a tener sembradas 250 de avellano y este 2021 pretenden alcanzar las 350 hectáreas de un cultivo que iniciaron en 2006, instalando las primeras 30 hectáreas de la variedad Barcelona. Le siguió una segunda etapa en 2010, donde además de plantas 25 hectáreas de Barcelona, decidieron incluir las primeras 25 de Tonda di Giffoni. El resto de la superficie, que van ampliando cada dos años, aproximadamente, han seguido apostando por Tonda di Giffoni, básicamente por razones fueron productivas y comerciales.
Productivamente, explica Sabugo, si bien los ‘peaks’ los ha tenido Barcelona, el promedio de Tonda di Giffoni es mejor. No es lo único, porque también es la variedad más apetecida por la industria chocolatera en general y, en particular, por Frutícola Agrichile, filial de Ferrero, el tercer proveedor de chocolate a nivel mundial y el comprador de la totalidad de la producción de la empresa. Hoy en día, Agrichile compra el 97% de las avellanas que se producen en el país. “Lo bueno para los productores es que paga un 30% más por ellas, ofreciendo el mejor precio del mercado. Ferrero ha sido el impulsor del avellano, entregando un pago seguro y rápido. Esa certeza le da tranquilidad al rubro”, afirma el agricultor.
La decisión de incluir un cultivo como este en el portafolio que manejaban como empresa no fue de la noche de la mañana, sino que se dio en un momento en que los precios de los cultivos tradicionales no pasaban por un buen momento. “Estaban muy malos y el costo alternativo de plantar avellano era muy bajo. Entre los frutales, es uno de los más económicos de establecer. Además, su rentabilidad es más pareja que la de los otros cultivos con los que trabajamos. De hecho, si bien durante los primeros años no fue un negocio tan bueno, igual fue mejor que el de los cultivos tradicionales”, explica.
– ¿Cuáles fueron los factores claves para decidirse por este cultivo?
– Por un lado, su baja necesidad de mano de obra. Y, por otra parte, esta es una de las pocas zonas en el mundo en las que se pueden plantar avellanos sin riego. Las plantas sobreviven y, aunque rindan un poco menos, a la larga igual producen aunque claro, los rendimientos son mucho mejores con riego tecnificado. También es importante la mecanización que se puede aplicar en algunas labores. Teníamos tractores viejos que nos habían quedado chicos para el uso en otras plantaciones, pero que nos quedaron como anillo al dedo para el avellano.
– ¿Pensaron también en buscar otras alternativas?
– El arándano era una buena opción, pero sus costos de implementación son caros y necesita más mano de obra que el avellano, especialmente en la cosecha. Después de haber plantado avellanos, hace tres años plantamos 50 hectáreas de castaños. Este cultivo se complementa muy bien con el avellano, sobre todo porque permite usar las mismas máquinas y su cosecha viene justo después.
LLEGANDO A LOS 3.500 KG/HA
Gorbea ofrece condiciones ideales para el cultivo del avellano. “Aunque los veranos son calurosos, las temperaturas no son extremas. Tiene buena pluviometría y suelos livianos para trabajar, por lo que las raíces de los árboles pueden profundizar bastante en la búsqueda de agua”, describe Manuel Sabugo.
Gracias a estos factores, la producción en el Fundo Santa Ana ha llegado a los 3.500 kg/ha, pero también puede bajar a un rango entre los 2.000 y 2.200 kg/ha. “Es un tema de nutrición y de la cantidad de agua caída. Hay que tener claro que los potenciales productivos sin riego son menores a aquellos con riego”, sostiene el agricultor.
Por este motivo, y con el fin de maximizar el potencial productivo de los árboles, a partir de 2018 comenzaron a incorporar riego por goteo en las nuevas plantaciones. Los resultados han sido prometedores, sobre todo porque han logrado cogerle la mano al cultivo, no sin antes hacer una serie de ensayos en el huerto. “Pusimos plantas con y sin riego al mismo tiempo en sectores similares. Hemos proyectado que las primeras producciones van a dar fruta para cosechar al tercer año, mientras que las otras no”, cuenta Sabugo.
– ¿Deben hacer algún tipo de preparación de suelo?
– Está el pie de arado, que es una compactación que se produce a unos 30 centímetros de la superficie. Con un subsolador agrícola profundo esto se soluciona. Se rompe ese pie de arado y se puede seguir explorando hacia abajo.
– ¿Hay alguna amenaza importante?
– Tenemos plagas complicadas como el cabrito del maitén, pero que con insecticidas lo tenemos bastante controlado. Sin embargo, está presente en el bosque nativo de la zona, por lo que es algo que está latente y no se le puede dar ventaja.
– ¿Cómo controlan los brotes de hijuelos?
– Se le colocan censores de clorofila a las fumigadoras convencionales. De esta forma, el tractor pasa apuntando con una boquilla a la base del árbol y, cuando se aprecian las sierpes, tira el herbicida. Ese fue la última gran innovación que hemos hecho en los últimos dos años. Es la segunda temporada en la que la estamos ocupando.
AVELLANO EUROPEO: EL CRECIMIENTO NO SE DETIENE
El “Meeting Anual de Productores de Avellano Europeo 2021”, realizado a fines de febrero por Frutícola Agrichile, filial de Ferrero en Chile, confirmó el buen momento que está teniendo el avellano en nuestro país.
“Invertir en avellanas europeas en Chile es una apuesta segura. La demanda de avellanas en Ferrero sigue creciendo cada año, no solo porque los productos históricos continúan creciendo, sino porque vamos a entrar a nuevos segmentos de mercado como galletas, helados y otros productos que necesitan avellana”, sostuvo en el evento Eric Schlesinger, director general de Ferrero Hazelnut Company, filial establecida en 2015 para consolidar todas las operaciones productivas de avellano europeo de la compañía. De hecho, Ferrero tiene un plan de inversión de US$ 50 millones para los próximos años en nuestro país y planea abastecer sus plantas en Estados Unidos, Canadá y México con avellanas chilenas.
Gracias al impulso de esta compañía italiana, la evolución del avellano en Chile ha superado las expectativas. En 2017 se proyectaban 30.000 ha hectáreas al 2025, pero estas se concretaron en 2020, proyectándose entre 60.000 y 63.000 ha en 2030 y 2031.
La cosecha de este año, calcula la empresa chocolatera, llegaría a las 45.000 toneladas y superaría en 15% a la de 2020, que fue de 40.000 toneladas (Giffoni, 16.815 ton., Barcelona 10.627 ton., Lewis 334, Yamhill 339, Jefferson y OSU 49, otras y polinizantes 3.622 toneladas, además de la producción propia de Agrichile). Estaría fuertemente impulsada por la producción de la Región del Maule, que subiría un 36%, y que sería secundada por un alza de 20% en la producción de las regiones Ñuble, Biobío, De Los Ríos y De Los Lagos.
El futuro, estiman en Ferrero, se ve muy auspicioso. La producción llegaría a 53.000 toneladas en 2022 y se proyectan que estas llegarían a 129.000 toneladas en 2030. Con ello, en un año más Chile pasaría a ser el tercer productor de avellanas europeas a nivel mundial, junto con Estados Unidos y solo por detrás de Turquía e Italia. “Chile produce una avellana de altísima calidad, lo que hace una diferencia importante con producciones de otros países”, afirmaba Eric Schlesinger. ¿Cómo están los precios? Estables. Dicha estabilidad se mantendría esta temporada, con un valor estimado de US$ 3,2 a US$ 3,6 el kilo.