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Modelos en hortalizas de hoja

Validación de la metodología de evaluación de riesgo dietario como mecanismo científico para fortalecer la inocuidad agroalimentaria en Chile

16 de Agosto 2019 Equipo Redagrícola
Validación de la metodología de evaluación de riesgo dietario como mecanismo científico para fortalecer la inocuidad agroalimentaria en Chile

Dr. Sebastián Elgueta, MSc. Arturo Correa, Laboratorio de Residuos de Plaguicidas y Medio Ambiente, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA, Centro Regional La Platina, Santiago. sebastian.elgueta@inia.cl

La demanda por alimentos continúa creciendo en todo el mundo debido al incremento de la población mundial y la mejora de los estándares de vida de los países. El uso de plaguicidas en la agricultura es necesario, tanto para lograr cantidad y calidad de alimentos. Se ha estimado que la producción mundial de agro alimentos sin el uso de plaguicidas podría disminuir hasta en un 35-40%, mientras que el valor de los alimentos aumentaría, lo que implicaría efectos sociales como el acceso a estos. Sin embargo, el uso indebido o excesivo de plaguicidas realizado por los productores agrícolas (que no cumplen las BPA) y/o los inadecuados análisis de riesgo o controles realizados por las autoridades responsables de los registros de plaguicidas, entre otras, pueden generar riesgos inaceptables para la salud humana, animal y el medio ambiente o ineficacia agronómica. Por esto, se requiere de instrumentos de evaluación científicamente validados para la toma de decisiones, tanto por entidades públicas como privadas.

Las hortalizas frescas son una fuente importante de vitaminas esenciales, minerales y antioxidantes, y parte importante de la dieta de la población mundial. Las características ventajosas de estos productos han llevado a la Organización Mundial de Salud (OMS) a promocionar su consumo como estrategia para disminuir la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNTs), pandemia que afecta nuestra sociedad. La producción de hortalizas, en la mayoría de los países, está en manos de pequeños agricultores que utilizan plaguicidas, generalmente los más económicos y, por tanto, menos específicos y con mayor toxicidad. Es en este contexto que los países se preocupan de la inocuidad química de estos vegetales de manera que no generen efectos adversos a la salud de las personas, en el contexto de una exposición indirecta, es decir, mediante el consumo de alimentos con residuos de plaguicidas.

Los países, en especial los más avanzados como son los OCDE, donde se a incluye Chile, requieren validar e implementar métodos para cuantificar los riesgos químicos a la salud a corto y largo plazo. La evaluación dietaría combina datos de consumo de alimentos a nivel país y la concentración de plaguicidas (exposición), detectado en monitoreos o sistemas de vigilancia oficiales enfocados en la inocuidad alimentaria o verificación de BPA. El objetivo de esta metodología científica es apoyar el proceso de toma de decisiones, de manera generar alertas tempranas, para, por ejemplo, ajustar prácticas agrícolas o tomar medidas de mitigación de riesgo en el contexto de las regulaciones sobre el uso de plaguicidas y sus efectos en la salud.


RESIDUOS DE PLAGUICIDAS EN HORTALIZAS

Los plaguicidas son ampliamente utilizados en la agricultura para controlar plagas (insectos, enfermedades, nematodos, malezas, otros), su definición y alcance depende de cada país, puede haber plaguicidas de origen químico sintético, naturales, inorgánicos, microbiológicos, semioquímicos, entre otros. Se clasifican además por su uso como insecticidas, fungicidas, herbicidas, rodenticida, entre otras y por su estructura química como los fosforados, piretroides, carbamatos y organoclorados, entre otros.

En el proceso productivo de hortalizas, los plaguicidas se utilizan durante el período vegetativo, lo que dependerá de cada especie y, por tanto, el uso de estos productos responderá al ataque de la plaga, aplicando un enfoque de manejo integrado (MIP). El uso de plaguicidas, en especial los químicos sintéticos, genera un residuo, lo cual se define en el Codex como “cualquier sustancia especificada presente en alimentos, productos agrícolas o alimentos para animales como consecuencia del uso de un plaguicida. El término incluye cualquier derivado de un plaguicida, tales como productos de conversión, metabolitos, productos de reacción o las impurezas que se considera que tienen una importancia toxicológica”.

Los países generalmente monitorean los residuos de plaguicidas en hortalizas, esto debido a que su consumo es la principal forma en que los consumidores están expuestos a ellos. A nivel internacional cada país define los Límites Máximos de Residuos Permitidos (LMR) de Plaguicidas, ya sea estableciendo limites propios o usando los establecidos en el contexto de la Comisión de Codex Alimentarius. Un LMR de plaguicida es la concentración máxima de residuos de un plaguicida (expresada en mg/kg), cuyo uso se permite legalmente en la superficie o la parte interna de productos de alimentación para consumo humano y de piensos. Los LMR se basan en datos de BPA y tienen por objeto lograr que los alimentos derivados de productos básicos que se ajustan a los respectivos LMR sean toxicológicamente aceptables.

MARCO REGULATORIO SOBRE EL USO DE PLAGUICIDAS

Debido a la creciente preocupación en Chile por la presencia de residuos de plaguicidas en vegetales, especialmente hortalizas de hoja, diferentes entidades se ha centrado en investigar los residuos de plaguicidas y su impacto en la salud humana. En Chile, el responsable del proceso de registro de plaguicidas es el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), quién es el encargado de la evaluación y autorización de éstos. El marco legal se basa, entre otras reglamentaciones, en el Decreto Ley No. 3557 de 1980 y la Resolución N ° 1557 de 2014 y sus modificaciones 1400/2015, 1028/2016 y 5482/2016, ambas del SAG. Otras regulaciones se generan de diferentes entidades públicas, las cuales cubren aspectos relacionados con aplicación, producción, almacenamiento, transporte, disposición final, residuos, entre otras. El Ministerio de Salud es responsable de establecer los límites máximos de residuos permitidos de plaguicidas como de evaluar los impactos que se pueden generar asociados a una exposición dietaría debido a su presencia. Los LMR chilenos se basan en los estándares del CODEX Alimentarius, agregando bajo ciertas condiciones LMRs de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos de América (USA). Estos límites fueron establecidos por la Resolución No. 581 de 1999 y reemplazados y actualizados por la resolución 33/2010 y 762/2011 por el Ministerio de Salud (MINSAL). El reglamento actual cubre 147 ingredientes activos con más de 9000 LMRs.

En el contexto del control oficial de alimentos, el Ministerio de Salud a través del Instituto de Salud Pública (ISP) desarrolla anualmente un programa nacional de monitoreo para residuos de plaguicidas en hortalizas, de manera de verificar riesgos a la salud. SAG, en el contexto de sus obligaciones legales realiza un monitoreo de alta cobertura a hortalizas con enfoque en verificar las BPA de los productores, es decir verifica el cumplimiento de la autorización de plaguicidas, la cual se expresa en la etiqueta del plaguicida donde se establecen las medidas asociadas a las precauciones, usos e identidad del producto. Por tanto, a nivel nacional existen dos programas independientes y diferenciados de su aplicación, diseño y enfoque, pero en el cual ambos verifican la presencia de residuos de plaguicidas en matriz vegetal.

RIESGO DIETARIO POR RESIDUOS DE PLAGUICIDAS EN CHILE: HERRAMIENTA DE APOYO A LA INOCUIDAD QUÍMICA

La evaluación de riesgo dietaría se realiza para determinar la exposición a los grupos más vulnerables de la sociedad, incluidos los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, que pueden ser especialmente sensibles a los efectos tóxicos de los plaguicidas. La evaluación de riesgo dietario tiene dos componentes estructurales: el primero es la evaluación de la exposición, es decir, cuanto ingerimos o comemos en un periodo de tiempo, lo cual puede resultar de diferentes orígenes (frutas, agua, carnes, otras), y el segundo, la toxicidad de la molécula detectada como residuo y el potencial efecto que podría generar su ingesta.

Para la evaluación de la exposición, la ingesta alimentaria de residuos de plaguicidas debe ser inferior a la ingesta diaria aceptada. El interés en la aplicación de técnicas deterministas o probabilísticas para la estimación de la exposición humana a residuos de plaguicidas en hortalizas está creciendo internacionalmente. La evaluación determinista de la exposición para la ingesta alimentaria aguda y crónica se ha descrito en las directrices de la Organización Mundial de la Salud para predecir la ingesta alimentaria de residuos de plaguicidas.

Es importante mencionar que no existe una metodología acordada internacionalmente para evaluar los riesgos de exposición acumulativa a múltiples residuos de plaguicidas. La exposición combinada a diferentes residuos se produce debido a la ingesta de un solo alimento que contiene múltiples residuos o de varios alimentos, cada uno con múltiples residuos.

En Chile, la evaluación de riesgos dietaría no es aplicada por las entidades regulatorias, esto como consecuencia de la ausencia de especialistas y/o desconocimiento de las metodologías. Adicionalmente, la falta de armonización de los programas de vigilancia (Salud y Agricultura), diferencias de las metodologías aplicadas en laboratorios públicos y privados que apoyan estos programas, generan incertidumbre de la pertinencia de los datos oficiales, aspectos básicos para aplicar esta metodología y con ello apoyar  a las políticas alimentarias de Chile. Según los últimos informes oficiales sobre residuos de plaguicidas en hortalizas frescas en Chile (RIAL 2017, 2018, 2019), existe una preocupación acerca de los niveles de algunos residuos como como metamidofós, clorpirifós, metomilo o lambda-cihalotrina, los cuales han sido detectados principalmente en la Región Metropolitana (RM).

La RM, es el principal centro de distribución de hortalizas de hoja en todo el país y un porcentaje significativo de la población nacional vive en la ciudad. Las hortalizas de hoja representan la segunda mayor superficie de producción de este segmento productivo en el país y su consumo aumenta cada año según cifras de la ODEPA. INIA generó en este contexto un estudio entre los años 2014 al 2017, donde analizó los sistemas productivos íntegramente, detectando aspectos críticos asociados tanto a la producción como a la comercialización (Correa et al. 2017a). Análisis de información primaria relacionada con la producción de hortalizas de hoja en Chile (lechuga, acelga y espinaca)), siendo uno de los elementos más críticos, las graves transgresiones a los LMR de plaguicidas en las lechugas, espinacas y acelgas monitoreadas. En ese contexto se propusieron algunas estrategias para revertir este aspecto (Correa et al. 2017b), siendo una de ellas, la implementación de evaluaciones de riesgo dietario como mecanismo de alerta temprana.

El INIA ha publicado a la fecha, desde 2017, dos evaluaciones de riesgo dietario en hortalizas de hojas. En la primera se evaluó las concentraciones de residuos de plaguicidas en 118 muestras de lechugas, acelgas y espinacas recolectadas en 2015 en el Centro Norte de Chile (Elgueta et al. 2017). Los resultados indicaron que el 27% del total de las muestras contenía residuos por encima de los límites máximos de residuos de cada ingrediente activo. La ingesta diaria máxima estimada obtenida para mancozeb, metamidofós, azoxystrobin y cipermetrina fue de 0.57, 0.07, 0.06 y 0.05 mg kg-1, lo que representa 11, 73, 30 y 3 veces los valores de ingesta diaria permitida. En esta evaluación se concluyó que el plaguicida con más problemas de toxicidad aguda y crónica fue metamidofós.

Figura 1. Validación de la metodología de evaluación de riesgo dietaría en tres escenarios: M1- Organización Mundial de la Salud (OMS), M2- la encuesta nacional de salud (ENS) y M3-datos oficiales de consumo de hortalizas publicados por el Ministerio de Salud (Elgueta et al., 2019). Cada barra indica diferentes segmentos de edad en los consumidores.

Por otro lado, en junio de 2019 se publicó la validación de la metodología para evaluar riesgo dietario con datos oficiales en Chile (Elgueta et al. 2019). El objetivo de este estudio fue analizar la presencia de residuos de plaguicidas en hortalizas listas para consumo, evaluando diferentes modelos de evaluación de riego. Los modelos consideraron datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) (Figura 1). Cuando los índices crónicos de peligro respecto al grupo de residuos de plaguicidas evaluados, son menores que 100, no representan un peligro a la salud humana. Para el caso del modelo que utiliza datos oficiales del Ministerio de Salud, la evaluación indica un peligro por el consumo de hortalizas frescas con residuos de plaguicidas. Los coeficientes de riesgo y los índices de riesgo para los plaguicidas evaluados -en todos los modelos- disminuyo de la siguiente manera: metamidofós> lambda-cihalotrina>clorpirifós. La principal conclusión de este estudio es que metamidofós posee un alto riesgo para la salud de los chilenos y desde un punto de vista de seguridad alimentaria, las muestras evaluadas con datos oficiales del MINSAL, presentaron mayor riesgo a la salud comparado con los datos de la OMS.

Las conclusiones de estos estudios evidencian que plaguicidas como metamidofós y metomilo deben ser reevaluados de manera de ajustar sus prácticas agronómicas en Chile o definitivamente prohibir su uso en el mercado nacional, esto como consecuencia del alto potencial de riesgo que representan para la salud de los chilenos. En este contexto INIA como entidad de investigación dependiente del Ministerio de Agricultura, validó, implementó y aplicó las metodologías de evaluación de riesgo dietario, sumado a la acreditación bajo la Norma ISO 17025 del Laboratorio de Residuos de Plaguicidas y Medio Ambiente, CRI La Platina, con el objetivo de apoyar a la mejora continua de los programas fitosanitarios de los productores agrícolas del país y entregar a las entidades públicas regulatorias (SAG y MINSAL) soporte técnico, sobre bases científicas y el esquema propio de un país OCDE.

Referencias:

• Correa A., Elgueta S., Sepúlveda P., Quiroz C. 2017a. Análisis de información primaria relacionada con la producción de hortalizas de hoja en Chile (lechuga, espinaca y acelga). 67 p. Boletín INIA Nº343. Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA.

• Correa A., Quiroz C., Sepúlveda P., Salas C., Elgueta S., Astudillo C. 2017b. Fortalecimiento de la inocuidad de hortalizas de hoja en Chile. 97 p. Boletín INIA Nº 348. Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Chile.

• Elgueta S., Fuentes M., Valenzuela M., Zhao G., Liu S., Lu H., Correa A. 2019. Pesticide residues in ready-to-eat leafy vegetables from markets of Santiago, Chile and consumer’s risk. Food Additive and Contaminants: Part B. DOI:10.1080/19393210.2019.1625975.

• Elgueta S., Moyano S., Sepúlveda P., Quiroz C., Correa A. 2017. Pesticide residue in leafy vegetables and human health risk assessment in North Central agricultural areas of Chile. Food Additives and Contaminants Part B. http://dx.doi.org/10.1080/19393210.2017.1280540.

• RIAL. 2019-2018-2017. Red de Información y Alertas Alimentarias. Reporte de notificaciones. ACHIPIA.

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