“Esta es una plaga que, mientras se den las condiciones, no da respiro”
Tras la polilla de la vid (Lobesia botrana) y la chinche pintada (Bagrada hilaris), la mosca de alas manchadas (Drosophila suzukii) fue la última plaga que arribó al país. A diferencia de otras moscas de la misma especie, D. suzukii ataca frutos sanos, pudiendo causar daños mayores al 30% de la fruta comercial. La Dra. Karina Buzzetti explica las estrategias de control y entrega recomendaciones para enfrentar en buen pie la temporada 2021/22.
Oficialmente detectada en 2017, Drosophila suzukii Matsumura se ha transformado en un verdadero dolor de cabeza para los productores frutícolas del país. En junio de ese año, el SAG reportaba la detección de 454 ejemplares (260 machos y 194 hembras) en Puerto Octay y Puerto Varas. Al mismo tiempo, más al norte, en Pucón y Villarrica se habían encontrado 162 ejemplares (104 machos y 58 hembras). De ahí en adelante, se ha diseminado por las principales regiones frutícolas del país. La alarma saltó cuando se supo que, una vez establecida en un huerto, es capaz de causar daño en más del 30% de la fruta, ocasionando pérdidas millonarias. De hecho, ha habido campos que han perdido más de US$17.000/ha a raíz de una plaga que, se cree, entró al país a través de fruta contaminada que traían turistas, que llegaron a localidades sureñas. De ahí en adelante, y en solo tres años, se fue diseminando por todo el país.
Actualmente, está presente desde la Región Metropolitana hacia el sur y, si bien es complicado estimar dónde ha causado más daños económicos, la Región del Ñuble es una de las más afectadas. Muchas de las alertas en esa zona provienen de agricultores pequeños, que producen berries -frambuesa y fresa, principalmente, pero también otros frutales-. Asimismo, Osorno es otra de las localidades más afectadas. “Allí cuesta mucho encontrar huertos libres de la plaga”, sostiene la Dra. Karina Buzzetti, directora de la Consultora Agri Development, sobre una plaga que hoy se está comportando como una plaga establecida, debido al alto número de hospederos que tiene desde O’Higgins al sur.
UNA PLAGA DE FÁCIL DISEMINACIÓN
A diferencia de otras plagas, D. suzukii es de fácil diseminación. Eventualmente, una pareja de Drosophila puede generar 300 crías a la semana, ya que su ciclo es muy rápido. Ciclo de la plaga:
“Hoy tenemos algunas referencias de que el ciclo se Drosophila suzukii se completa entre siete y doce días, como máximo”, cuenta la Dra. Buzzetti, sobre una plaga, cuyo rápido desarrollo se ve favorecido por condiciones climáticas favorables, tanto de temperatura como de humedad. “Es una plaga que se adapta muy bien al clima chileno, desarrollándose entre los 5 y 35°C, mejor si las temperaturas son cercanas a los 22°C y con humedades relativas entre 30 y 60%”, precisa la experta y añade:
“Si a lo anterior se le suma la gran variabilidad de hospederos que puede encontrar, sin la necesidad de desplazarse grandes distancias, se dan las condiciones perfectas para que hoy esté presente desde la hiedra hasta la uva de mesa. “Eventualmente, podría atacar frutos más duros como son las ciruelas, sobre todo si es que podría verse complicada en términos adaptativos en alguna zona productoras”, sostiene la experta.
Sin embargo, sus preferencias van por el lado de los ‘berries’ y las ‘cherries’. Y más que el azúcar de los frutos, a D. suzukii le atraen más los contenidos proteicos de estos. Por ello es que, por ejemplo, se siente atraída por aquellas especies con altos contenidos de antioxidantes: ciruelas, cerezas, arándanos… E incluso hospederos nativos como son el maqui y la mora silvestre, incluso la uva de mesa y, eventualmente en uva vinífera.
RIESGOS DE PERDER LA PRODUCCIÓN
En condiciones en las cuales no se ha hecho ningún manejo fitosanitario, el riesgo de ataques de D. suzukii es muy alto. “Se estima que esta plaga es capaz de dañar directamente alrededor del 30% de la fruta, pero, dado el aumento de pudriciones y la presencia de larvas el agricultor podría perder toda su producción”, advierte la Dra. Buzzetti sobre una plaga que, a diferencia de una de sus ‘hermanas’ como la Drosophila melanogaster, D. suzukii tiene una clara preferencia por los frutos sanos y, dentro de distintas especies de frutales escogerá aquellas que tengan mejores contenidos proteicos. “Puede darse el caso de que un agricultor esté realizando una estimación de cosecha, pero a la semana siguiente podría perderlo casi todo”, advierte la especialista. “Ello porque pasó, pinchó los frutos para oviponer y ante eso, una vez la larva esté adentro, ya no hay nada que hacer. Si la plaga está establecida en un sector del huerto, el productor tiene el potencial significativo de daño de la producción”, agrega sobre una plaga que solo daña los frutos.
Respecto a la cereza, se han realizado estudios locales para determinar la susceptibilidad entre las diferentes variedades. “Lo que sucede es que la primera fruta en madurar es la primera que es atacada. Sin embargo, eso es algo lógico porque esta es una plaga que busca y prefiere aquellos frutos que están cercanos al período de madurez”, explica la Dra. Buzzetti. Así que, teniendo las condiciones climáticas adecuadas, atacará a la fruta que se está acercando a la madurez, pero eso no justifica una preferencia varietal, sino una oportunidad de ataque según sustrato. Por ello, en el caso de los arándanos, la situación se torna muy compleja debido al escalonamiento en que los frutos maduran.
CONTROL EN FRUTOS ACERCÁNDOSE A LA MADUREZ
El mejor momento de control es cuando el fruto se está acercando a la madurez. “La clave está cuando ocurre el quiebre de color, cuando el fruto está de color pajizo en cerezos o en los primeros frutos pintones en arándanos. Ese es el momento en el que debiésemos concentrar el control de los adultos para impedir la ovipostura dentro de los frutos”, subraya la especialista y añade que, con las herramientas que se disponen hoy en día, “no podemos pasarnos más de diez días, sobre todo porque tenemos adultos disponibles cada siete a doce días y debemos ser muy precisos y aplicar en esos momentos”, agrega.
Sobre las alternativas que disponen los productores, la especialista precisa de que hay varias buenas alternativas, que se podrían integrar para el control de esta plaga. “Se podría empezar con un ciantraniliprol o un piretroide en formulaciones en microencapsulado, para continuar con una spinosina como spinosad o espinetoram, que corresponda por tolerancia. Lo cierto es que el periodo más crítico es la precosecha”, explica la directora de Agri Development. Sobre los límites máximos de residuos, la especialista destaca que en un cultivo como la cereza hay mucha más amplitud actualmente que en uva de mesa, por ejemplo, donde sí hay más restricciones, dadas también por los requerimientos de los recibidores.
Si bien el control de D. suzukii se centrará en los ejemplares adultos, dependerá mucho cómo se ha diseñado el programa fitosanitario del huerto. “Cuando dirigimos un tratamiento para controlar larvas habrá un porcentaje de daño porque estas se desarrollan alimentándose de los frutos”, explica la Dra. Buzzetti y subraya que la respuesta a controladores biológicos se ha mostrado errática, tanto en lo relacionado a los depredadores como a los parasitoides.
“Cuando dirigimos un tratamiento para controlar larvas habrá un porcentaje de daño porque estas se desarrollan alimentándose de los frutos”
RECOMENDACIONES PARA LA TEMPORADA 2021/22
Tras las fuertes lluvias que azotaron la zona centro-sur del país a finales de enero pasado, ha habido un aumento en los reportes de D. suzukii, independiente del sustrato. Eso está asociado a la mayor tasa reproductiva que ocurrió tras esas precipitaciones. “Esa condición fue favorable porque además coincidió con la pinta en algunas variedades de uva de mesa, lo que favoreció el ataque y se sumó a las causales de pudriciones”, sostiene la especialista.
La experta sostiene que esta es una plaga que hay que manejarla y aprender a convivir con ella, “como rubro agrícola. No sólo como un sector productivo determinado, ya que en una misma región puede atacar desde viñedos a cerezas y a frutillas, entre otros”, remarca y cuenta que, tras las lluvias de enero pasado, ya hubo detección de D. suzukii en un huerto de uva de mesa de la Región de O’Higgins, donde se perdió casi el 70% de la fruta. “Dos días después de la lluvia veíamos la mosca volando, hicimos la denuncia y el SAG la ratificó. Causó daños en Crimson, pero también en otras variedades”, cuenta.
Asimismo, la especialista subraya que debiera haber un mensaje unificado de toda la industria, no solo de algunos sectores, en cuanto a la importancia de controlar una plaga como D. suzukii. “Debemos estar en permanente alerta y orientar a nuestros productores para que diseñen sus propias estrategias de control”, sostiene. “El no hacer nada es una estrategia que no funciona con esta plaga, ya que el equilibrio natural es un costo muy caro para el productor”, remarca sobre una mosca que, mientras se den las condiciones favorables para su desarrollo y diseminación, no da respiro, porque su ciclo es muy rápido. “Correr el riesgo desde ese punto de vista, de que otro te avise de que la plaga está en tu zona de producción, implica que recién podrás tomar la decisión con un desfase de días y eso puede ser decisivo en la condición de tu fruta. Hay que tener y desarrollar un programa de acción estable. Y para eso es necesario también hacer un esfuerzo mancomunado”, sostiene y añade que, aquellos productores que sufrieron daños, los tuvieron en parte porque recibieron mensajes equivocados. “Muchos agricultores están realizando un buen trabajo en el control de esta plaga. Hoy en día, cuesta encontrar en el Maule a productores de cerezas o arándanos que no consideren D. suzukii en sus programas fitosanitarios y las exportadoras actualmente siempre están alertas con esta plaga”, finaliza.
FÁCILMENTE CONFUNDIBLE
Drosophila suzukii es una plaga que se puede confundir muy fácilmente con otras moscas de la misma especie. “Solo el macho quien tiene las alas manchadas. La hembra se puede confundir con otras drosophilas. Debemos llevar una placa para mirarla bien, en especial el aparato ovipositor. A ojo desnudo sin entrenamiento es muy complicado decidir si es suzukii o melanogaster, por ejemplo”, cuenta la Dra. Karina Buzzetti.