Cacao sin deforestación: ¿El despegue del negocio forestal?
El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el fondo de inversión Althelia Ecosphere se interesan en Perú para apalancar la producción de cacao fino de aroma. Son sólo algunos de los capitales internacionales que podría capturar el grano en su mejor versión instalado en sistemas agroforestales.
El 22 y 23 de septiembre próximo Lima será sede de la primera reunión de lo que promete convertirse en la iniciativa latinomericana del cacao. Representantes de entidades públicas de Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Trinidad y Tobago, congregadas por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), líder creador de la Iniciativa, definirán durante esos dos días una agenda regional para la industria del cacao fino de aroma en la región. Se espera que tras el encuentro, como broche de oro, los 9 países, responsables de la producción de 197,173 toneladas (81% del volumen comercializado a nivel global, según datos del banco), la constituyan. “Esta iniciativa busca catalizar buenas prácticas en los varios niveles de la cadena del valor del cacao desde la comercialización y la producción, aplicando los principios éticos de la distribución y buenas prácticas”, define Federico Vignati, ejecutivo principal de la Dirección Corporativa de Ambiente y Cambio Climático (DACC) de la CAF.
Federico Vignati, ejecutivo principal de la dirección corporativa de ambiente y cambio climático (DACC) de la CAF.
Según Vignati, quien presentó la iniciativa en el VII Salón del Cacao y el Chocolate, celebrado en la capital peruana a principios de julio pasado, esta se ha trazado 4 metas: la promoción de nuevas aplicaciones del cacao en base de conocimientos ancestrales y científicos; la modernización de las capacidades productivas, buscando innovar en el desarrollo de productos y el acceso a mercados; el impulso de soluciones financieras ‘verdes’ (sujetas a salvaguardias socioambientales); y la promoción de un ambiente normativo facilitador de la inversión y el desarrollo inclusivo. Para ponerla en marcha, la CAF cuenta con el apoyo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y su agencia de cooperación, el Centro de Comercio Internacional (ITC, por sus siglas en inglés). Y están por cerrar un convenio de colaboración técnica y estadística con la Organización Internacional del Cacao (ICCO).
Por su parte, el fondo global de inversión de origen inglés Althelia Ecosphere también ha puesto su atención en el cacao fino de aroma en la región. Según informó Juan Carlos Gonzales, director de la firma en América Latina, han invertido en Colombia en un proyecto de reforestación de cacao en tierras degradadas en la Amazonía para generar empleo en el contexto del proceso de paz; en Guatemala, en sistemas agroforestales de café, cacao, pimienta negra y vainilla, en áreas protegidas tradicionalmente destinadas a ganadería vacuna; y recientemente en Perú, en dos proyectos: en la Cooperativa Naranjillo, en zonas cacaoteras ubicadas en el Parque Nacional Cordillera Azul que comprende las regiones de Huánuco, Ucayali y San Martín; y en la Cooperativa Agraria de Servicios Múltiples Tambopata Candamo (Coopaser), ubicada en la Reserva Nacional Tambopata (RNTMB), en Madre de Dios. En Naranjillo, contó Gonzales, están invirtiendo en asistencia técnica en finanzas y administración, la obtención de certificaciones, la reestructuración de las deudas de la cooperativa y la compra de capital de trabajo para el procesamiento y exportación de cacao. En la Reserva Nacional Tambopata, cuya gestión está en manos de la ONG Aider, están invirtiendo en reforestar bajo sistemas agroforestales unas 4,000 ha de cacao en la zona de amortiguamiento. A la fecha han consolidado unas 1,300 ha de cacao. De los US$89 millones colocados por el fondo en América Latina (también desarrollan proyectos forestales en Brasil), US$55.7 millones son destinados a cacao. De estos, invierten US$11.1 millones en Naranjillo y US$13.3 millones en Tambopata.
¿POR QUÉ CACAO EN PERÚ? EL CASO DE UCL
United Cacao Limited (UCL), empresa del Grupo Romero, también escogió la Amazonía peruana para cultivar cacao. Según informa en su página web, ha invertido US$2 millones en la compra de tierras para la instalación de plantaciones de cacao en terrenos ubicados a una hora de Iquitos, con fácil acceso a esa ciudad por barco. En efecto, hacia fines de este año prevén completar su plan de siembra de 3,250 ha. Tienen un objetivo ambicioso: convertirse este año en el mayor productor de cacao y de más bajo costo del mundo. Se trata de un proyecto agroforestal, que combina la variedad de cacao Sacha Gold (de la que el grupo es distribuidor exclusivo) cosechada alrededor del mes 20, con picos de productividad el año 6, y dos tipos de plantaciones de árboles. Una, en el perímetro exterior, con 20 árboles/ha, con las especies Bolaina y Capirona, las cuales se espera puedan ser cosechadas entre el año 10 y 13. Otra, al interior de la plantación de cacao, con Cedro, Tomillo, Almendra, Palisangre o Moena, que serían puestas en venta en el año 30.
“Estamos firmemente convencidos de que el futuro del cacao sostenible se encuentra en América Latina y, específicamente, en el Perú y Ecuador, debido a las condiciones de siembra, el material genético y los costos laborales. África no es capaz de satisfacer la creciente demanda mundial de cacao de manera sostenible y la industria en Asia, específicamente en Indonesia, continúa sufriendo con nuevos bajos de producción a pesar del actual ambiente de precios récord”, sentencian.
La compañía, que prevé financianciarse a través de Ofertas Públicas de Venta – y en ese camino además desea convertirse en la primera empresa dedicada sólo a la producción de cacao en cotizar en bolsa- , observa varias ventajas para invertir en la Amazonía. Más allá de los buenas señales del mercado global (el crecimiento de la demanda del segmento confitería y el déficit del grano), destaca que en Perú existe un régimen de títulos de propiedad de dominio absoluto, que frece mayor seguridad y claridad que en el sudeste de Asia o África occidental. Resaltan además que se trata de una zona inafecta al impuesto a la renta para las empresas, un beneficio tributario establecido en Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía (Nº 27037).
Otra ventaja que observan es la presencia de técnicos en cacao, capacitados en los últimos 20 años por programas antinarcóticos solventados por la agencia de cooperación internacional de EE UU, USAID. La firma estima que su proyecto requerirá al menos 1,000 empleados, una vez que esté en marcha al cien por cien. Y, finalmente, otro plus que advieten es que el país goza de un grado de inversión BBB+, establecido por las agencias crediticias Standard & Poor y Fitch y A3 por Moody.
“¿Qué va a pasar en 6 años?”, se pregunta Juan Carlos Gonzales, de Athelia Ecosphere cuando le consultamos qué garantías le da hoy el cacao como commodity a su inversión. “Pensamos que va a seguir muy bien. Estamos trabajando para que eso pase”, reflexiona.
MÁS RAZONES PARA SEMBRAR CACAO
En la CAF advierten dos motivos para invertir en cacao fino de aroma. Por un lado, reconocen que es un elemento que forma parte de la idiosincrasia latinoamericana, que ha sido usado incluso como utensilio ritual en culturas ancestrales. Por otro, con no menos poder de mercado, es la demanda. “Sabemos que con una adicionalidad de China y la India la demanda será mucho mayor. Si aumenta 5%, se va a necesitar otro Ghana para atenderla”, dice, pero acota rápidamente que su negocio “no es ese”. “Son los países más maduros y nichos de mercado que aprecian el buen cacao. Estamos trabajando para poner en valor el buen cacao y posicionarlo como un producto diferenciado”, sostiene.
Gonzales es consciente del mandato ambiental de su firma. En Naranjillo, buscarán optimizar el aprovechamiento de las 12,000 ha de sus socios, a partir de la ampliación del grano en pastizales; y en Coopaser, transformando la agricultura migratoria en estable. “Nuestro interés es entrar por el ángulo agrícola, pero con un fin ambiental”, dice. ¿Y cuán rentable estiman que será la inversión? Oscilará entre 10% y 15%, calcula. “Los proyectos están alineados con la rentabilidad del mercado. Lo que hay es un perfil de riesgo mayor”, añade. Explica que para reducir la exposición cuentan con un seguro del departamento de crédito de USAID, que cubre el 50% de la colocación. El otro 50% del riesgo de la operación indica que lo mitiga a través de decisiones meditadas a la hora de escoger el capital social de los proyectos, desde sus socios hasta los compradores. “No necesitamos retornos mañana. Ese coctel de intervención de estrategia es lo que hace ver las perspectivas del proyecto”, resuelve.
Una incipiente arquitectura institucional y financiera para la inversión en cacao se vislumbra en la Amazonía. Es una estructura que podría asimismo tocar a otros cultivos, como el café y la palma aceitera, que avanzan sobre áreas deforestadas. En efecto, el Ministerio del Ambiente estaría evaluando cómo atraer inversiones para impulsar su producción sostenible, sin deforestación. Es que ya existen recursos para frenar la tala indiscriminada de árboles. En septiembre de 2014, el gobierno de Noruega se comprometió mediante un acuerdo marco a donarle a Perú US$300 millones de fondos para proteger sus bosques amazónicos. El acuerdo prevé entre 2015 y 2017 un primer desembolso de US$50 millones (de los que en mayo pasado se entregaron US$6.1 millones); y entre 2017 y 2020, un segundo aporte de US$250 millones.
“El cacao libre de deforestación es una tendencia que esperamos crezca en los siguientes años, a partir de la incorporación de incentivos del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF)”, opina David Gonzales, coordinador del Proyecto Café y Clima de la Cámara Peruana de Café y Cacao (CPC), refiriéndose al mayor polo de recursos financiamiento para el ambiente en el Planeta. Con 183 países aliados, el GEF ha movilizado US$75,400 mil millones en unos 4,000 proyectos y cuenta con 18 bancos multilaterales implementadores, entre ellos, la CAF. Y el cacao tiene todas las de ganar en este escenario. “En sistemas agroforestales, podría ser más atractivo que el café por su ubicación en zonas planas”, indica y recuerda que el café se cultiva en altura, por lo general en pendiente.
¿Y por qué cacao en Perú? Según Gonzales, en el imaginario de los inversionistas “hay mucho espacio para que crezca el cultivo” en el país. ¿Será el cacao el catalizador de la inversión forestal sostenible, de largo plazo, en la Amazonía? Agilizada la titulación de predios, puede que sí. Aunque en segunda plana, viéndolo mejor, esta parece ser la gran oportunidad “verde” del negocio del cacao.