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Obtenidas por Cenicaña

El rumbo de la industria de la caña de azúcar se traza con variedades locales

A diferencia de otros cultivos, en la caña de azúcar un importante porcentaje del material vegetal que se cultiva en el país procede del desarrollo propio de Cenicaña, un centro que hoy tiene por objetivo obtener variedad productivas y resistentes a plagas y enfermedades. A futuro, el desafío está dado en el desarrollo de variedades más resilientes que contribuyan a mitigar los impactos de la variabilidad climática.

20 de Octubre 2022 Texto y fotos Ximena González V.
El rumbo de la industria de la caña de azúcar se traza con variedades locales

A la industria agrícola colombiana la mueven cultivos tan distintos como las flores, el café, el banano y, últimamente, el aguacate. Pero también otros, como es el caso de la caña de azúcar, de la cual hay 247.000 hectáreas (ha) instaladas en el país, según los últimos datos de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia, Asocaña.

Con miras a fortalecer la sostenibilidad de la agroindustria desde los procesos en campo, a través de dicha entidad, este sector productivo trabaja constantemente en el desarrollo de variedades de caña de azúcar, más productivas, resistentes a plagas y enfermedades y, en general, más resilientes.

Las plantas permanecen en las terrazas por aproximadamente dos meses hasta que tengan sus raíces listas para luego ser trasladas al campo.

Para esto, Cenicaña cuenta con un banco de germoplasma conformado por 1500 selecciones varietales, algunas desarrolladas por esta misma entidad y otras provenientes de las principales agroindustrias de caña de azúcar del mundo. A partir de estos materiales y específicamente de un grupo élite de variedades que se ha seleccionado de acuerdo con las diferentes condiciones (humedad y tipo de suelos) del valle del río Cauca, el Centro de Investigación lidera el desarrollo de nuevas variedades de caña de azúcar desde hace 45 años.

“Una de las primeras variedades que Cenicaña lanzó comercialmente fue CC 85-92, que inició su proceso en 1985 y comenzó a sembrarse en una superficie importante en 1998, llegando a ocupar el 70% del área del río Cauca en el año 2011”, cuenta Luis Orlando López, ingeniero agrónomo y doctor en mejoramiento genético.

La variedad CC 85-92 fue durante más de una década la reina de las variedades de caña de azúcar en Colombia. Su alta productividad, sumada a la resistencia a algunas enfermedades y plagas que gozó hasta hace algún tiempo, la convirtieron en la preferida, pero a medida que se incrementó su área de siembra, crecieron también los riesgos fitosanitarios y de reducción en la productividad.

Cenicaña trabaja cada año para desarrollar nuevas variedades.

Según López, actualmente la variedad CC 85-92 ocupa un área importante, alrededor del 18,7% de la superficie, pero se ha ido ampliando el abanico varietal con otras variedades Cenicaña Colombia (CC), con un impacto en la industria cañera. Es el caso de la variedad CC 93-4418 que alcanzó a estar sembrada en un 12% del área por su alta producción de azúcar; o la variedad CC 01-1940, de la serie 2001, y que según el Censo Varietal de Cenicaña, hoy es la más sembrada en el país.

El proceso de mejoramiento de variedades es permanente y por eso ya hay materiales como CC 05-430, que ha ido tomando fuerza en el valle del río Cauca, con alrededor del 11,5% de la superficie cultivada. Está plantada en 27.819 ha, siendo la tercera variedad más sembrada en el país. Según López, la variedad CC 05-430 podría superar a CC 01-1940, por su resistencia a enfermedades, la combinación de alto TCH, sacarosa y su tolerancia a Diatraea (una de las principales plagas que ataca el cultivo).

En el proceso de desarrollo de nuevas variedades se definen las características que debe reunir un nuevo material para su siembra en la agroindustria.  Asimismo, se tienen en cuenta sus respuestas a los diferentes ambientes que predominan en la región, eso significa que los nuevos materiales se prueban en diferentes lugares, tomándose hasta diez años en el proceso desde que se siembra en un estado 1 hasta las pruebas regionales.

EL PROCESO DE OBTENCIÓN, PASO A PASO

Según López, “cada año se inicia un nuevo proceso de selección de variedades con nuevos cruzamientos entre los materiales del ‘grupo élite’ del banco de germoplasma”.

Luis Felipe Bohórquez, ingeniero agrónomo de Cenicaña.

En Colombia, la caña de azúcar no florece de manera natural, por lo que es necesario inducir la floración de los materiales seleccionados, a través de un proceso de fotoperiodo artificial.

Una vez se obtienen las variedades que florecen, los expertos eligen los mejores apareamientos, con variedades altas en sacarosa, con buena productividad y resistencia a enfermedades. Además, se tiene en cuenta que sean de fácil deshoje, buena altura y cantidad de tallos.

Según López, tras obtener la flor, proceden a caracterizar las plantas ‘padre’ (más del 20% del polen viable) y las plantas ‘madre’ (por debajo del 20%). “Luego de dicha identificación, las ponemos juntas, para que se dé el cruzamiento”. En este proceso, las plantas permanecen cerca de 20 días y paso seguido, se procede a hacer un proceso de beneficio de las semillas.

Las semillas obtenidas son almacenadas y “para dar inicio al proceso de selección se siembran en bandejas de germinación donde son inoculadas con el virus del mosaico, lo cual permite descartar los materiales susceptibles y continuar el proceso de selección con materiales resistentes”.

Una vez elegidos esos materiales, las plantas son trasplantadas y cuando están creciendo, señala López, son inoculadas con las enfermedades roya café y roya naranja para determinar su resistencia. Las plantas resistentes son llevadas a campo para iniciar pruebas regionales en áreas más grandes. “En todo el proceso iniciamos con 100.000 o 120.000 individuos y a una prueba regional podemos llegar con solo tres o cuatro variedades”, indica.

FORMAS DE MULTIPLICACIÓN DE LAS VARIEDADES

De acuerdo con Luis Felipe Bohórquez, ingeniero agrónomo de Cenicaña, para la multiplicación de variedades hacen uso de la vía sexual y asexual. La sexual, implica la combinación de una flor masculina, una flor femenina y a partir de ahí se genera una semilla. Mientras que la asexual se da por medio de yemas individuales obtenidas del tallo.

Luis Orlando López, ingeniero agrónomo y doctor en mejoramiento genético de Cenicaña.

“Por el sistema de yemas individuales obtenemos una planta cuya información genética va a ser exacta a la planta original”, manifiesta Bohórquez al explicar que los tallos fragmentados o trozos se obtienen de semilleros. Cada trozo mide aproximadamente 60 centímetros y tiene entre 3 y 4 yemas para ser sembrado en campo.

Explica que este sistema comprende varias fases. La primera es la extracción de yemas, posteriormente se les realiza un tratamiento hidrotérmico para eliminar la mayor cantidad de bacterias y hongos posibles.

“Cuando las yemas han pasado por este tratamiento se llevan al área de siembra. Ahí permanecen en un sustrato de ceniza de bagazo de caña que las ayuda a germinar”, explica. Cuando han germinado. Posteriormente se trasplantan y son llevadas a las terrazas por aproximadamente dos meses hasta tener una planta con raíces listas para ser sembradas en campo.

HACIA EL FUTURO

A futuro, el desafío es continuar con el desarrollo de variedades de caña de azúcar más productivas y sanas, pero sobre todo más resilientes, que se adapten a las cambiantes condiciones del clima y que contribuyan a mitigar los impactos de la variabilidad climática. Así lo destaca John Jaime Riascos, director del Programa de Variedades de Cenicaña. En ese sentido, agrega, la entidad viene trabajando en la caracterización, en cuanto al uso del agua, nitrógeno y contenidos de fibras de las nuevas variedades, al igual en los parentales desde los cuales se originan.

Para avanzar en los retos de la industria es necesario enfocarse en favorecer la ganancia genética de las nuevas variedades. Por ello, recientemente Cenicaña reconstruyó el genoma de la principal variedad de caña de azúcar (CC 01-1940), lo que va en esa misma dirección porque contribuirá a la identificación de genes y de marcadores moleculares que puedan ser usados en el proceso de mejoramiento genético.

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