Virus de la Hoja Blanca: “Podríamos estar en el inicio de una epidemia de esta enfermedad”
Este año la incidencia de la enfermedad aumentó drásticamente en diversas zonas productoras de arroz de Colombia, debido principalmente al cambio climático. La investigadora y transferencista de Fedearroz, Olga Lucía Higuera, alerta que, por cada punto en que aumenta la incidencia de la enfermedad, se puede sufrir una disminución en el rendimiento de hasta 266.32 kg/ha. Para su control recomienda un enfoque esencialmente preventivo, que considere el control biológico del vector Tagosodes orizicolus, conocido comúnmente como Sogata.
El cambio climático está detrás de la mayor infestación del Virus de la Hoja Blanca del arroz en Colombia (RHBV, por sus siglas en inglés), en especial en la zona Centro y en la zona de los Llanos Orientales. Este brote de la enfermedad ha encendido las alarmas de la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz) debido a que su incidencia es mayor al de 2019, llegando a superar el 30% en algunas zonas productoras de arroz. Siendo que ya cuando la incidencia supera el 5% es considerada alta. Para mitigar eventuales pérdidas, el gremio ha brindado una serie de recomendaciones, las que ponen foco en el control biológico del insecto saltahojas conocido como Tagosodes orizicolus o Sogata, así como en evitar el uso de insecticidas que causen reinfestación en la población del insecto.
“Nuestro mayor problema en este momento es el Virus de la Hoja Blanca del arroz, que es transmitido por un insecto vector Tagosodes orizicolus. Estamos iniciando una epidemia de esta enfermedad”, advierte la investigadora y transferencista de Fedearroz, Olga Lucía Higuera. La ingeniera agrónoma cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector arrocero, una maestría en Ciencias Agrarias, con énfasis en fitopatología, y actualmente es administradora del Centro Experimental Santa Rosa Villavicencio en el departamento colombiano del Meta.
Parámetros de Fedearroz para medir la incidencia del VHBA
EVOLUCIÓN DE OTRAS ENFERMEDADES DEL ARROZ
Aunque su impacto económico es menor, Higuera explica que hay otras dos enfermedades con las que debe convivir el sector arrocero en Colombia y que tienen una notoria incidencia. Se trata de la enfermedad del mal del pie causada por el hongo Gaeumannomyces graminis y de la mancha café vaina, causada por el hongo Sarocladium oryzae en combinación con un complejo de hongos como Fusarium sp y bacterias de los géneros Pseudomonas.
Incidencia de las enfermedades del cultivo del arroz entre el 2012-2019
Lo síntomas más comúnmente relacionados a la pudrición de la vaina del arroz son pequeñas manchas cafés en la vaina de la hoja bandera y en la panícula entre 1 a 5 mm de diámetro, las cuales se unen y forman grandes manchas difusas que necrosan toda la vaina y se puede extender al tallo. El tejido afectado es de aspecto húmedo y en casos severos toda la vaina, hoja y su cuello necrosan y secan. Durante la emergencia de la panícula se produce una necrosis café y húmeda que detiene el crecimiento. Las glumas de las flores en desarrollo se tornan café oscuras. Las flores que emergen normalmente y el grano se manchan café o es vano. Este complejo de microorganismos sobrevive en el agua, suelo y malezas hospederas.
En tanto, el mal del pie o mancha naranja se expresa a través de lesiones de forma irregular, coloración oscura en la vaina de la hoja, en la base de los tallos y a la altura de la lámina de agua, formación de micelios de color negro en forma de abanico entre las vainas de las hojas. Esta enfermedad ocasiona la pudrición en raíces, tallos y vainas. Además, en grados avanzados de severidad puede causar volcamiento, producción de rebrotes y vaneamiento. El hongo infecta la planta de arroz a través de raíces y vainas de las hojas basales o por la penetración directa de micelio por clavijas de penetración formadas a partir de hifopodios en vaina. Se debe procurar no confundir la enfermedad con enfermedades de vaina cuyos agentes causales pueden ser Rizoctonia o Nakataea.
“Gaeumannomyces graminis, una enfermedad antes secundaria, en los últimos años se ha vuelto importante. Lo mismo el hongo Sarocladium oryzae, que ha ganado más fuerza”, advierte. La incidencia de las enfermedades es mayor dependiendo de la zona. Por ejemplo, la enfermedad Mal del pie está más presente en la zona centro bajo el sistema de siembra arroz de riego. Ambas enfermedades están muy condicionadas por el clima.
Para el manejo de Mal del pie y de la Pudrición de la vaina del arroz, la experta sugiere usar controladores biológicos como Trichoderma spp., tanto en tratamientos de semillas, como en la incorporación al suelo. También se puede usar el controlador biológico Paecilomyces lilacinus. “En estas enfermedades lo ideal es hacer el manejo desde el primer momento en que se descompacta el suelo. Se debe hacer las enmiendas que se requieran, incorporar los biológicos al suelo y tratar las semillas con fungicidas específicos”, sostiene.
Higuera recuerda que se han reportado epidemias del Virus de la Hoja Blanca del arroz aproximadamente cada 15 años. “La enfermedad puede llegar a provocar una pérdida económica significativa. Estamos hablando de una enfermedad que hacia 1998 acabó con varios cultivos acá en Colombia”, indica Higuera. Los daños causados por esta enfermedad representan una de las mayores limitantes en el incremento de la productividad del arroz.
El Virus de la Hoja Blanca del arroz afecta todas las estructuras, la mayor parte de las cuales manifiestan síntomas. En las hojas se observan rayas cloróticas o amarillentas, que al fusionarse forman manchas amarillas o blancas. En las plantas se presenta enanismo, reducción del macollamiento, pérdida de altura, necrosis y muerte. En las panículas se presentan deformaciones, distorsión del raquis, espiguillas manchadas con deformaciones tipo pico de loro y grandes deformes. El virus también puede afectar todas o algunas macollas de la planta, pero ello está condicionado a su estado de desarrollo. Esto debido a que desde la emisión de la cuarta hoja las macollas son independientes de la planta madre, lo que significa que cada macolla debe ser inoculada por el insecto para que manifieste síntomas.
De acuerdo con Fedearroz —asociación de carácter gremial y nacional que agrupa a productores arroceros de las diferentes zonas del país y que tiene entre sus objetivos promover el desarrollo tecnológico del sector—, los síntomas del Virus de la Hoja Blanca del arroz aparecen entre 10 y 25 días después de que la planta ha sido infectada por el virus, lo que dependerá de la edad de la planta, la variedad y el sitio de infección.
Estudios realizados y difundidos por Fedearroz muestran que, por cada punto de aumento de la incidencia de la enfermedad, se puede presentar una disminución en el rendimiento de hasta 266.32 kg/ha. Siendo que, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el rendimiento del arroz mecanizado oscila entre 4.9 y 7.8 t/ha. Asimismo, la enfermedad puede generar un vaneamiento mayor al 60%, la disminución del peso de los granos y una fuerte reducción del rendimiento.
LA RESPUESTA AL LLAMADO DE ALERTA
La ingeniera agrónoma advierte que en 2020 la incidencia del Virus de la Hoja Blanca del arroz se ubicó por encima del 30% en departamentos como el Meta y Casanare, que pertenecen a los Llanos Orientales. A nivel nacional, la incidencia mediana en el Caribe Seco superó el 20%, en la zona Centro fue mayor al 10% y en el Caribe Húmedo se situó por debajo del 3%. “Se considera una incidencia importante cuando supera el 3%”, explica. Para Higuera, en los últimos años, el daño económico ha aumentado en gran parte por el cambio climático.
La mayor presencia de la enfermedad en el territorio colombiano ha hecho que aspectos como el control y la prevención ganen más relevancia, ya que la respuesta de la planta a la infección puede ser desde asintomática hasta el desarrollo de una patología severa y la muerte de la planta. La primera recomendación que da Higuera es que se controle al vector Tagosodes orizicolus, conocido comúnmente como Sogata, a través de controladores biológicos como los predadores Coleomegilla sp., Cycloneda sp., Podisus sp, Zellus sp, Tytthus parviceps y los entomopatógenos Metarhizium anisopliae y Beauveria bassiana.
Los resultados apuntan a que el más efectivo es el Metarhizium anisopliae, que ha llegado a registrar un promedio de mortalidad del 80%. En tanto el promedio de mortalidad en el caso de Beauveria bassiana y Metarhizium flavoviride se ubica en 47.5% y 15.8%, respectivamente. A la par, se recomienda que las aplicaciones de los entomopatógenos sean de 8 a 10 días de emergencia del cultivo (dde) y que no se mezcle con pesticidas. “De preferencia se debe hacer las aplicaciones puras, sin mezcla de pesticidas. Aplicar en horas de la tarde y no olvidar mantener las cepas escaladas en Sogata en lugares frescos o refrigerados antes de aplicar”, sostiene.
Figura 1. En el 2020 el 50% de los lotes examinados está por encima del 3% de incidencia.
Adicionalmente, se debe usar insecticidas de bajo impacto ambiental —como el grupo de los neonicotinoides—, realizar la rotación de las moléculas y evitar el uso de grupos químicos que causen resurgencia al insecto, como los grupos químicos 1 y 2 del Comité de Acción de Resistencia de Insecticidas (IRAC, por sus siglas en inglés). “Con la resurgencia me refiero a que se mata por el momento el insecto, pero se estimula a la hembra a que ponga más huevos”, detalla la ingeniera agrónoma. Las poblaciones resurgentes, en presencia de alta fuente de inóculo y vectores de alta transmisión transovárica, no solo aumentan los niveles de incidencia, sino que además favorecen la expansión de la enfermedad en diferentes zonas de producción.
Figura 2. Porcentaje promedio de incidencia del VHBA por zona en Colombia
VARIEDADES RESISTENTES AL VIRUS Y AL INSECTO
Como prácticas agronómicas que favorezcan el manejo fitosanitario del Virus de la Hoja Blanca del arroz, destaca el monitoreo de la población del vector, el uso de semillas certificadas de variedades resistentes al virus y al insecto, y el tratamiento de semillas con insecticidas específicos, manifiesta la investigadora de Fedearroz.
TRABAJOS DE MEJORAMIENTO EN MARCHA
Como administradora del Centro Experimental Santa Rosa Villavicencio, Higuera se encuentra trabajando junto con el fitomejorador Eliud García en la búsqueda de variedades de arroz resistentes a Añublo del arroz, causado por el hongo Pyricularia oryzae. Como síntomas en las hojas, se presentan lesiones elípticas, donde el centro de la lesión comúnmente es de color gris o blanquecino y los márgenes de color café o ladrillo; en la lígula se observan manchas irregulares de color
marrón; en los nudos del tallo en las variedades más susceptibles se observan Los síntomas del añublo se observan en el cuello de la panícula, en donde se forma inicialmente una mancha de color pardo grisáceo que rodea luego la base de la panícula.
El Añublo bacteriano se da más en la zona del Caribe húmedo, por la condición de clima que tienen. El Añublo bacterial ha sido relacionado frecuentemente con condiciones ambientales adversas para el desarrollo fisiológico de la planta. Estrés por sequía, altas temperaturas nocturnas y la alta humedad relativa en el estado fenológico de floración. A su vez estas condiciones ambientales favorecen los factores de virulencia como la producción de la toxina denominada “toxoflavina”, la formación de flagelos y exopolisacaridos. La bacteria se transmite por las semillas y sobrevive en el suelo, en las malezas, en agua y en las hojas y las vainas como población epifitica; infecta el grano provocando posteriormente al aborto de este.
Actualmente, la única variedad de arroz resistente a la enfermedad en América Latina es Fedearroz 2000. Sin embargo, se recomienda sembrar esta variedad en sistema de riego por su alta susceptibilidad al añublo del arroz provocado por Pyricularia oryzae. Se cuenta además con variedades tolerantes a la enfermedad, como Fl Fedearroz Itagüa y Fedearroz 68. Dichas variedades juegan un papel importante en la reducción de la enfermedad o de las poblaciones viruliferas del insecto, ya que el vector tiene menos posibilidad de alimentarse.
Para identificar el riesgo potencial de la enfermedad se necesita realizar monitoreos permanentes en campo, ya que la virulencia en los insectos aumenta aun cuando se tenga variedades tolerantes al virus. Los insectos se capturan con una red entomológica o jama, se separan con un aspirador bucal -máquinas de succión que permiten capturar insectos en el cultivo- y se colocan en un tubo de microcentrífuga con gel de sílice, sustancia química que tiene una gran capacidad de absorción. Posteriormente, se envían las muestras a un laboratorio para determinar el porcentaje de insectos virulíferos. Es importante vigilar con especial cuidado los lotes menores de 20 días por ser la edad de mayor susceptibilidad al virus.
Tener una nutrición balanceada y oportuna, que considere la calidad del suelo también es relevante. Por ejemplo, no todas las macollas serán afectadas por el Virus de la Hoja Blanca, por lo tanto, una estrategia de manejo para la enfermedad es realizar una fertilización óptima en las macollas sanas.
Debido a que una fertilización oportuna y balanceada puede contrarrestar eventuales pérdidas económicas, Fedearroz ha puesto a disposición de los productores una plataforma de nutrición denominada Sifa-Web (http://sifa.fedearroz.com.co/agricultor) que brinda una recomendación de nutrición balanceada, según el análisis químico del suelo que debe proporcionar el productor, la variedad a sembrar y la zona dónde se ubicará la producción.
Adicionalmente, se debe evitar cualquier tipo de estrés para no debilitar la respuesta de la planta al Virus de la Hoja Blanca del arroz. Por ejemplo, el estrés por toxicidad de herbicidas contribuye a modificar el metabolismo de la planta del arroz, el cual produce sustancias que atraen al insecto. La preferencia del insecto por plantas que presentan estrés ocasionado por herbicidas es cada vez más frecuente en Colombia, de acuerdo con Fedearroz.
La integración de varias medidas de control es fundamental para disminuir los efectos del complejo Sogata–VHBA, debido a que en la transmisión biológica del virus de la hoja blanca interactúa el medio ambiente, el insecto vector y el virus.
SISTEMA DE ALERTAS TEMPRANAS DE PLAGAS Y ENFERMEDADES
Para hacer un seguimiento integral de las enfermedades y debido al cambio climático, Fedearroz está liderando esfuerzos para realizar un monitoreo de enfermedades que afectan al cultivo. Este trabajo se apoya en información proveniente de la brigada fitosanitaria y de lotes sensores, este último realiza un seguimiento del progreso de la enfermedad o el insecto fitófago en el ciclo del cultivo.
“Estamos haciendo los monitoreos para hacer en el futuro un sistema de alertas tempranas de plagas y enfermedades para el cultivo de arroz, que sería SATECA. Incluiría la radiografía de lo que pasó, el monitoreo de los lotes sensores y lo cruzaríamos con el clima. Con el cambio climático ha aparecido nuevas plagas en cada región, se ha registrado cambios en los ciclos de vida de plagas, también se han reducido los microorganismos controladores biológicos “, añadió.