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En uva de mesa

Depredadores y parasitoides: las nuevas armas en la guerra contra el chanchito blanco

Para hacer frente a una plaga tan complicada como es el Pseudococcus viburni en la uva de mesa, una estrategia efectiva que gana cada vez más terreno en los fundos es el uso de controladores biológicos en los programas sanitarios. Más aún, la mejor fórmula es contar con todo un batallón de enemigos naturales compuesto por depredadores, parasitoides e, incluso, microorganismos entomopatógenos, que pueden frenar a la plaga y, con ello, evitar considerables pérdidas económicos a los productores de vid.

18 de Noviembre 2022 Marienella Ortiz
Depredadores y parasitoides: las nuevas armas en la guerra contra el chanchito blanco

La primera lección en el manejo de los controladores enemigos del chanchito en la vid es que este es un manejo continúo y constante. No es que en determinado momento se hicieron las liberaciones, terminó la campaña y se olvidó el control biológico, afirma el Ing. Manuel Bravo, investigador y asesor en el manejo integrado de plagas en cultivos de agroexportación.

En el Perú, comenta que hay muchas empresas que han tomado este método de control como una alternativa para hacer frente a las plagas en la vid, en especial, contra el chanchito blanco. “Ahora el mundo nos exige tener alimentos sin residuos químicos o con niveles que no afecten la salud y también el medio ambiente. En la actualidad, esto ya es una exigencia posible de implementar. Hay referencias de varios fundos que tienen sus propios laboratorios donde producen insectos benéficos y entomopatógenos, y otros que están en esta ruta”, menciona.

Entonces, refiere que existen muchos laboratorios distribuidos a lo largo de la costa peruana, en las zonas donde hay justamente agroexportación, como son La libertad, Piura y Lambayeque, que producen y ofertan biocontroladores.

Pupa de Anagyrus con orifico de salida.
Pupa vacía de Chrysoperla

El experto hace hincapié en que el control biológico tiene una mayor aplicación en agroecosistema sostenibles como sucede en los cultivos perennes, donde los enemigos naturales tienen mayores posibilidades de sobrevivir de una campaña a otra, como es el caso de los frutales (arándanos, uva de mesa, cítricos, mango). En cambio, hay cultivos rotativos de cuatro o cinco meses donde será muy difícil implementar estas medidas de control biológico, debido a que la fenología es corta y la cosecha es inmediata.

CUIDAR A LOS CONTROLADORES NATURALES

En líneas generales, el experto observa que en los campos de cultivos ya existe un control biológico que se da de manera natural, sin la intervención del hombre. De esta manera, existen muchos enemigos naturales que se presentan desde el inicio de una campaña y trabajan silenciosamente. Comenta, por ejemplo, que las especies de pulgones son atacados por un grupo de avispas Braconidae. “Si en algún momento, estos pulgones llegaran a ser un problema, se pueden buscar estos enemigos naturales para establecerlos y lograr un equilibrio”, refiere.
Una estrategia de cuidar a esos enemigos naturales es utilizar plaguicidas selectivos en lugar del uso indiscriminado de los de amplio espectro. Además, se recomienda establecer cultivos de cobertura, que constituyen refugios y proveen de néctar y polen como fuente de alimento para los enemigos naturales”.

Huevos de crisopas.

PRODUCCIÓN EN LABORATORIO

La otra alternativa es la producción de controladores biológicos en laboratorio. Para ello, refiere que existen dos alternativas. La primera es criar a estos insectos benéficos en condiciones cerradas en laboratorio y luego hacer una liberación masal o inundativa. Para ello, se cuenta con algunas técnicas ya establecidas para algunas especies que atacan al chanchito, como son las crisopas. Una vez que se tiene identificada la zona de infestación, menciona que se hacen las liberaciones en cantidades grandes. Por ejemplo, refiere que en el caso de Chrysoperla es necesario disponer de 10 a 20 mil individuos por hectárea, dependiendo como está el nivel de infestación de la plaga.

La otra forma es mediante un proceso de liberación inoculativa. Luego de proveerse de los insectos benéficos producidos, un número no tan grande de individuos, se llevan núcleos al campo para soltarlos en los lugares críticos. “Por su cuenta o su propia naturaleza, se van incrementando y se van dispersando; es decir que van ampliando su área geográfica de tal manera que tengan ellos mismos la posibilidad de incrementarse en número”, explica.

Sea cualquier de las dos alternativas, refiere que existen aún algunas complicaciones a la hora de la producción y liberación sea por la gran cantidad a producir o por algunos inconvenientes en el área donde se harán las liberaciones. “Muchos no pueden sostener una producción masal y ocurre que en los momentos críticos de las plagas no se tienen los controladores biológicos a la mano para liberarlos”, expone.

Adultos de Cryptolaemus, depredando ovisaco de Planococcus.

IDENTIFICACIÓN DEL CHANCHITO

Una de las plagas más importantes en la uva de mesa son los chanchitos blancos, que están presentes en todas las áreas vitícolas de nuestro país. Se registran dos especies Planococcus ficus y Planococcus citri, que tienen algunas características morfológicas que los diferencian, pero que están muy asociados a la uva de mesa. “Parte de manejo requiere identificarlas correctamente, hacer un barrido de los enemigos naturales presentes en la zona, con el propósito de reforzarlos o las cuales son las especies a liberar”, dice.

Las especies de Planococcus tienen biocontroladores que están agrupados dentro de los depredadores, parasitoides. Además, se han identificado algunos entomopatógenos.

Dentro de los depredadores, se tiene registrado principalmente algunas especies de “crisopas” y otras de la familia de las “mariquitas”. En este último grupo destaca Cryptolaemus montrouzieri de distribución mundial, cuyas larvas y adultos consumen huevos, ninfas y adultos de Planococcus; y otras especies nativas como Hyperaspis y Nephus, son observadas frecuentemente en la zona de Olmos. Bravo considera que más adelante se podrían tener centros de crianza y multiplicación en especial de Cryptolaemus.

Entre los Neuroptera, destacan las especies de Chrysoperla y Ceraeochrysa cincta, en ambos casos la acción depredadora de la larva es sobre los diferentes estados biológicos del chanchito. Su liberación es a nivel de huevos maduros, pero tener muy en cuenta la acción caníbal al momento de emerger las larvas. Otro depredador importante es Sympherobius barberi, en este caso tanto la larva como el adulto se alimentan de pseudocóccidos, explica.

Entre los parasitoides, se encuentran un grupo de avispas, siendo la más común Anagyrus pseudococci. “Este endoparasitoide le he visto en forma natural en diferentes fundos de Piura y Lambayeque. Esto permitirá efectuar colectas para renovar sus características cuando se multiplica frecuentemente bajo condiciones de laboratorio. Su acción es sobre ninfas del segundo y tercer estadios y hembras grávidas, con mayor preferencia en estos dos últimos estados biológicos”. Adicionalmente, se registra a Leptomastidea abnormis que tiene por preferencia parasitar estadios ninfales I y II de Planococcus, refiere.

De los microorganismos, se menciona a los entomopatógenos principalmente, Paecilomyces fumosoroseus y Beauveria bassiana. Estos hongos incluso se ofertan comercialmente.

Adulto de Anagyrus pseudococci parasitando a un Planococcus.

DIFERENCIA ENTRE PARASITOIDES Y DEPREDADORES

Bravo señala que, en el caso de los depredadores, como su nombre lo indica, se alimentan de diferentes estados biológicos del chanchito que se encuentra en la vid, buscan y consumen varias presas, causando la muerte violenta. “Por ejemplo, Cryptolaemus gusta alimentarse de los ovisacos, pero también pueden depredar estados ninfales, incluso de las hembras que están oviplenas”, refiere.

En cambio, los parasitoides son más específicos, es decir “la hembra adulta de Anagyrus busca a un hospedero, que puede ser una ninfa II o III, una hembra joven o grávida. Lo que hace es introducir un huevo en el interior de alguno de esos estados biológicos de Planococcus. Entonces, ese huevo de la avispa incuba y nace la larva que se alimenta del contenido del chanchito hasta empupar”, explica. Se establece una relación 1:1, una nueva avispa de Anagyrus emerge realizando un orifico casi circular, agregó.

Por lo mencionado, indica que ambos biocontroladores, depredadores y parasitoides, son importantes en control del chanchito en la uva de mesa. Se complementan y actúan en las diferentes etapas fenológicas del cultivo; sin embargo, ¿cuál de ellos se podrían liberar primero? Por estrategia, para lograr una mejor performance de cada uno de ellos, se sugiere liberar primero los depredadores para que consuman todas las presas posibles durante dos a tres semanas, y posterior la liberación de los parasitoides. De esta manera, podríamos tener una secuencia más lógica y efectiva”, expone.

Sobre la presencia de estos enemigos en el plan de control, el entomólogo muestra su preferencia por los parasitoides. “Si bien los depredadores son muy buenos consumiendo diferentes estados biológicos del chanchito, también pueden alimentarse de otras presas por ser generalistas. Por ejemplo, las larvas de crisopas se pueden alimentar, además de Planococcus, de moscas blancas, larvas de lepidópteros, queresas, arañitas”, explica. Esto a diferencia de la avispa Anagyrus, es mucho más específica, buscando al chanchito para cumplir su ciclo reproductivo. Por su tamaño, incluso menciona, que puede ingresar en las zonas estrechas como hendiduras del tronco y buscar al chanchito para parasitarlo. “Cuando hemos evaluado en campo, destolando los tallos, se ha encontrado “momias” con orificios irregulares de salida de la avispa y también “momias” de chanchito en cuyo interior aún se encuentra la pupa del parasitoide. Esto es una evidencia que la avispa si llega a ese nivel, por ser buscadoras del hospedero para dejar sus huevos y asegurar su ciclo”, destaca.

EL USO DE MICROORGANISMOS COMO COMPLEMENTO

Desde la etapa antes del envero hasta la maduración de la fruta, ya no es posible aplicar químicos de síntesis, debiendo utilizar productos a base de extractos vegetales o microorganismos. “Si todavía tenemos presencia de chanchito, lo que se hace es destolar e inmediatamente aplicar estos productos a base de hongos, especialmente. Existen ya algunos formulados comerciales, porque de forma natural son muy escasos. Estos hongos tienen una limitante cuando la humedad es muy baja, en las zonas donde hay mucha incidencia de luz, con alta temperatura y baja humedad, hay disminución en su acción infectiva. Los hongos entomopatógenos se pueden aplicar en horario nocturno o en momentos de baja incidencia solar. Con esto se complementa el trabajo de los enemigos naturales”, refiere.

¿CÓMO HACER LAS LIBERACIONES?

Luego de tener las zonas identificadas con la presencia del chanchito en la uva de mesa, el experto señala que lo prioritario es concentrar las liberaciones en esos puntos y en una secuencia de dos a tres veces. “Con las crisopas se pueden liberar de 10.000 a 20.000 huevos por hectárea, distribuidos engrapados en papel. En cambio, Anagyrus se libera de tres a seis mil individuos adultos por hectárea, distribuidos homogéneamente en núcleos de 250 individuos cada uno”, detalla.

DETALLES A TOMAR EN CUENTA

Igualmente, señala que hay que tener cuidado en cómo transportar los insectos benéficos hacia la zona donde serán liberados. “Si se van a liberar posturas de crisopas, ¡mucho cuidado ¡porque los proveedores generalmente trasladan los huevos pedunculados apretados en bolsas, quedando pegados unos con otros y cuando son distribuidos en campo, las primeras larvas que emergen se devoran a las posturas adjuntas, disminuyendo el número por canibalismo”, apunta.

Otro detalle para tomar en cuenta es la ubicación o puntos de liberación. “Estuve en un fundo, donde los papeles con posturas de crisopas fueron ubicados muy distante del lugar donde se encuentra la plaga. Una larva de crisopa recién emergida no podrá desplazarse para cumplir su propósito, por ello las posturas deben ser ubicadas lo más cercano de los lugares de infestación.

Otro punto importante es valorar la incidencia de la plaga al final de la campaña. “Recordemos que el chanchito estará presente en todas las etapas fenológicas, desde el tallo principal hasta el racimo, e incluso entre una campaña y la siguiente. Recordemos que al terminar una campaña no se acaban los problemas con esta plaga, el trabajo es permanente”, apunta

La estrategia más viable es saber determinar los momentos de liberación según la fenología. “Las aplicaciones con químicos, dominantes al inicio de la campaña, son de amplio espectro y de larga duración, eliminan toda la fauna benéfica, por lo que las liberaciones no encajan en esa etapa, sería utópico mantener el control biológico en ese momento”, menciona

Entonces, si se va a realizar la aplicación de un químico, incluso de un bioinsecticida, refiere, se debe ordenar los tiempos y la secuencia, de tal manera que las liberaciones se tendrán que hacer por lo menos después de una semana o diez días, para que los biocontroladores puedan actuar con eficacia, acotó.
Se debe destacar las características biológicas de A. pseudococci, pues tiene un ciclo de vida de 15 a 18 días a 27°C, puede ovopositar en promedio 45 huevos y su longevidad alcanza más de un mes. “Los resultados pueden verse a las dos a tres semanas después de su liberación, la cual debe efectuarse desde cuando la plaga está focalizada”.

Mutualismo entre hormigas y chanchitos.

CUIDADO CON LAS DEFENSORAS DE LOS CHANCHITOS

En la implementación del control biológico, refiere que hay también insectos como las hormigas que interfieren el trabajo de los depredadores y parasitoides. Las hormigas (Solenopsis, Pheidole, Lasius, etc.) establecen un mutualismo con los chanchitos, de tal manera que ellas se nutren de las sustancias azucaradas que secretan los Planococcus a cambio de cuidar y ahuyentar a los biocontroladores. Esta dinámica puede llegar a afectar los resultados del control biológico. Entonces, es necesario buscar alternativas para eliminar o bajar la incidencia de los formícidos.

La presencia de hormigas también constituye una alerta de la infestación de chanchito blanco. “Muchos de los evaluadores justamente focalizan su tarea en aquellas plantas donde encuentran hormigas. Es una manera de ubicar más rápido a la plaga, especialmente por sus hábitos crípticos o cuando la corteza facilita estructuras para esconderse. Sin embargo, hay otras plagas picadoras-chupadoras, como pulgones o moscas blancas, que también están asociadas a las hormigas”, dice.

Para contrarrestar a las hormigas, se pueden utilizar algunos cebos tóxicos o colocar una cinta adhesiva o algún pegamento en la base del tallo, tal manera que se bloquea la ruta de subida de las hormigas a la planta.
La decisión de incluir controladores biológicos cada vez se hace necesario. El entomólogo afirma que “los programas fitosanitarios actuales, con muchas limitaciones en el uso de productos de amplio espectro requieren ahondar mucha información sobre los controladores, las estrategias para su implementación y contar con la infraestructura de producción. Aun contando con un laboratorio propio, hay empresas que no se abastecen y requieren de la producción de terceros”, acotó.

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