El suelo: el punto inicial de todo programa de nutrición
Conocer al dedillo en suelo donde se ha establecido un huerto del berry es el primer paso al iniciar un programa de nutrición. Tras eso, es preciso un análisis foliar para conocer qué es lo que está absorbiendo la planta. Esas claves son las que identifica el asesor internacional, Sebastián Ochoa, con el fin de realizar posteriormente una estrategia que permita tener huertos altamente productivos.
Equipo Redagrícola
“Antes de establecer cualquier estrategia de nutrición en un huerto de arándanos, es preciso hacer un análisis del suelo”. Así de claro en señalarlo es Sebastián Ochoa, asesor internacional, especialista en el cultivo del arándano. “Eso es lo básico, pasa saber qué elementos tiene el suelo y qué disponibilidad de ellos hay”, añade.
En ese análisis, es fundamental conocer cuál es el pH del suelo, sobre todo porque eso afecta directamente a la disponibilidad de los nutrientes que están disponibles para poder planificar una estrategia de fertilización adecuada que se puede complementar con un análisis foliar, que permitirá detectar cualquier problema de déficit nutricional, sobre todo porque las plantas pueden tener deficiencias nutricionales sin mostrar síntomas externos y el daño producido, desde que es una deficiencia hasta la expresión del síntoma, ya no se puede corregir. “Eso afectará el potencial productivo de la planta. Hay nutrientes que no son rápidos, por ejemplo, el potasio, que tarda en mostrar síntomas de deficiencia, pero afectan el crecimiento de mi planta, el desarrollo y la calidad de la fruta”, explica el asesor, sobre lo importante de hacer este tipo de análisis, que se correlacionan muy bien con los microelementos y que lo ideal es hacerlos a partir del primer año tras la plantación.
Sebastián Ochoa, asesor internacional.
La muestra foliar debe estar compuesta por 20 o más submuestras (15 a 20 hojas) que es representativa de 5 hectáreas (ha); debe ser de la misma variedad, de plantas y suelo homogéneos. Esta muestra está conformada por 100 a 150 hojas sanas recolectadas desde la mitad de los brotes de la temporada. Y se recomienda separar las muestras foliares de sectores donde se presenten plantas con algún síntoma, de las muestras de plantas sanas. Además del análisis foliar, según el especialista, se pueden analizar flores y frutas, con el fin de ver la absorción de microelementos, revisando el estado fenológico en el que está el cultivo, para saber interpretar esos análisis. “No podemos esperar que, por ejemplo, si estamos en pleno desarrollo vegetativo, vayamos a tener un alto nivel de nitrógeno, si tengo dilución. Lo mismo para el nitrógeno nítrico y amoniacal. Cuando la planta para tendremos más nitrógeno nítrico porque no se están generando proteínas. También hay que tener el criterio para entender qué es lo que nos está mostrando el análisis en relación al estado fenológico de la planta”, explica.
Lo fundamental es conocer qué es lo que está absorbiendo la planta, porque cuando se aplica un fertilizante que va mezclado en el agua de riego, tiene una interacción con los elementos que trae esa agua que irá al suelo e interactuará con él. “Es necesario poder correlacionar eso con los valores de los tejidos de la planta y la sintomatología del cultivo”, observa el especialista.
Pero, ¿qué pasa con las variedades? Si bien no hay muchas diferencias en cuanto a los requerimientos nutricionales, sí hay algunas que podrían requerir algún elemento más que otro. “Por ejemplo, hay una variedad del grupo de OzBlu que requiere más fósforo”, precisa Ochoa. No es la única, porque hay otras variedades que pueden requerir más calcio. Eso ocurre porque sus tasas de evapotranspiración son mayores. “Estas variedades muestran deficiencias de calcio en los brotes nuevos con mayor facilidad, por lo tanto, necesitamos más calcio”, sostiene el asesor.
Analizado el suelo, la variedad y las hojas, además es importante realizar un buen manejo a nivel radicular, porque de las raíces depende la absorción de los elementos, sobre todo porque el arándano no tiene pelos radicales. “En este caso, las raíces nuevas son las que generan la absorción de los elementos y eso hay que estimularlo constantemente”, sostiene el experto y añade que se debe llevar un control en base a los tejidos y hacer correcciones en el momento y no esperar a que haya alguna deficiencia marcada para hacer alguna corrección.
Cualquier momento es crítico, porque el arándano es una planta que durante su ciclo anual necesita macro y microelementos. “Lo que se van cambiando son las relaciones nitrógeno-potasio, en relación si queremos que la planta vegete o produzca. En relación a eso podemos hacer los cambios de concentración o de unidades por hectárea”, advierte y agrega que, el momento que más nutrición requiere la planta es el del llenado de frutos, que es donde más gasto energético hay y donde hay un mayor desarrollo de tejidos.