Camposol, un mar verde y azul en La Libertad
Una de las empresas hortofrutícolas más importantes a nivel mundial es peruana. Estuvimos en Camposol y visitamos algunos de sus fundos en La Libertad para conocer en terreno la transformación de este gigante de los alimentos frescos, que comenzó hace dos décadas produciendo espárragos, pero que ha dado un giro al sector frutícola con dos productos estrella: la palta y el arándano. Se unen la uva de mesa, el mango y los cítricos, para completar una canasta exportadora que está presente en más de cincuenta países.
Cuando Camposol nació en 1997, la realidad de la región La Libertad empezó a cambiar. Por entonces, una zona desértica comenzaba a convertirse en un ‘mar verde’. El culpable de esta transformación era el espárrago, un cultivo en el que esta compañía concentró todos sus esfuerzos durante una década y, cuya producción se destinaba básicamente al mercado europeo. Gracias a la construcción del proyecto de irrigación Chavimochic, al emprendimiento de los inversionistas visionarios y al trabajo de su gente, la compañía continuó su crecimiento a un ritmo mayor que el promedio de la industria hortofrutícola del país. El negocio del espárrago marchaba bien, sin embargo, para no poner todos los huevos en la misma canasta, la firma decidió incorporar otros cultivos. Así es como se aventuró en la producción de frutales, en un portafolio que incluía palta, uva de mesa, mango, mandarina y, más recientemente, el arándano; en una serie de inversiones que se realizaron en La Libertad, pero también en Piura y Arequipa. A nivel internacional, la compañía posee tierras en Uruguay, dedicadas al cultivo de cítricos y en Colombia, donde desarrollará un proyecto de paltos.
Oficialmente, y según cifras de la Memoria Anual 2016, Camposol tenía sembaradas hasta esa fecha un total de 5,603.7 ha, que según esos datos se dividen en 1,827.3 ha de arándanos (hoy ya suman más de 2,000 ha), 2,652.6 ha de palto Hass, 325.6 de mandarinas, 348.3 de uva de mesa y 449.6 de mango. Son miles de toneladas de fruta que deben colocar en todo el mundo. Para conseguirlo, la compañía decidió hace unos años abrir oficinas en Europa, EE UU y China (en Shanghái), con el objetivo de establecer (y también mantener) relaciones comerciales con las principales cadenas de supermercados del mundo. No son los únicos mercados objetivo, porque la compañía también envía sus productos a Asia y América Latina. En todos ellos, y concretamente en 2017, Camposol se anotó ventas por US$368.8 millones, un 33.2% más que en 2016 cuando la firma facturó US$276.7 millones. En 2017, la palta siguió siendo el principal producto de la empresa, captando un 42.5% de las ventas totales
También en Colombia y Uruguay
Camposol ha comprado tierras en el eje cafetero colombiano con el objetivo de ampliar la ventana comercial de palto. Asimismo, la compañía concretó este año la compra de 1,000 ha en Uruguay, 500 ha de las cuales pertenecían a la empresa Citrícola Salteña S.A. y las otras 500 ha de terrenos por desarrollar.
Como muchas empresas afincadas en La Libertad, buena parte del desarrollo de Camposol estuvo basado en el espárrago, un cultivo que llegó a cubrir más de 9,000 ha, sobre todo en la zona de influencia del Proyecto Especial Chavimochic y, donde Camposol llegó a manejar unas 2,000 ha, hasta que decidió el recambio para optar por el arándano, un berry del cual en 2012 ya se pronosticaban atractivos precios internacionales. Si bien cualquier decisión comercial debe ser meditada, a la compañía no le tembló la mano cuando decidió el recambio.
PALTO: UNA CAMPAÑA CON MAYORES RENDIMIENTOS
Sin embargo, antes del arándano fue el turno del palto. A pesar de la alternancia que caracteriza a este cultivo, la empresa produce un promedio de 40,000 toneladas todas las campañas y que solo en 2016 representaron ventas por US$53.7 millones. Eduardo Sandoval es jefe de fundo, en Frusol 1, uno de los fundos de Camposol, que trabaja con unas 800 ha de paltos. A su cargo tiene 400 ha, porque hay otro jefe de fundo que maneja otras 400 ha. “Nos encargamos de coordinar y programar las labores diarias del campo y los jefes de parcela se encargan de la parte operativa”, cuenta Sandoval, sobre cómo se organiza una gran superficie frutal en esta compañía.
Agricultura sostenible, una política de empresa
Lisset Graterol es jefe de investigación y desarrollo de Camposol, y está a cargo de los laboratorios de biotecnología, control biológico, de análisis fisicoquímico y fitopatología. “Esas son nuestras herramientas de trabajo para darles respuesta a la gente de campo respecto a los problemas fitosanitarios que puedan tener. A la par, estamos haciendo investigación en temas de riego y mejoramiento genético”, explica.
En la compañía existía un área de sanidad vegetal y Lisset y su equipo dieron forma y vida al área de control biológico y biodiversidad. Tiempo más tarde, en vista de que se trata de la columna vertebral de una agricultura limpia, esta área se incorporó a una más grande: la de investigación y desarrollo.
“Camposol realiza un manejo integrado en un alto porcentaje de nuestros campos. Por ejemplo, un gran porcentaje de los arándanos los trabajamos en el marco de un manejo sostenible, incorporando control biológico, aplicaciones de extractos vegetales, manejando las bacterias con hongos entomopatógenos. No podemos decir que somos orgánicos en algunos cultivos porque la fertilización sigue siendo química. Pero, a nivel de plagas, el manejo es sostenible”, subraya la experta.
Cuando surge la alarma de alguna plaga que aún no conocen, recurren a las aplicaciones químicas, sin embargo, no se trata de productos de ‘bandas rojas’, sino ‘bandas más amigables’, que no sean tan destructivas. “En arándano, por ejemplo, no utilizamos ninguna aplicación química, solamente en la fertilización; por eso es que no podemos decir que se trata de un cultivo netamente orgánico”, sostiene Graterol.
A inicios de julio, cuando Redagrícola visitó el campo, estaban en plena cosecha, un trabajo que, según cuenta Eduardo, es realizado por seis grupos de 30 personas. Es decir, en Frusol 1, había 180 trabajadores, solo en labores de cosecha, trabajadores que la empresa recluta principalmente de Chao y Virú. Sin embargo, como el requerimiento de personal es enorme durante la campaña, sobre todo en un cultivo altamente demandante de mano de obra como es el arándano, los trabajadores también vienen de Trujillo, de Casa Grande, Chocope y Chimbote. No solo están especializados en las labores propias de este cultivo, sino que cuando la campaña de paltas ha finalizado, siguen su trabajo, esta vez en campos de arándano y mandarina. Así, cuando la palta se termina de recoger en agosto, se reenganchan de inmediato a la campaña del arándano. Todos y cada uno de ellos están en planilla y se les paga de acuerdo a la Ley, cada quince días.
Son cinco meses, aproximadamente, de cosecha de palto en Camposol, de abril a agosto, periodo en el cual los trabajadores realizan dos pasadas. Eduardo Sandoval, explica: “El mercado nos exige ciertos calibres, un ‘calibre comercial’, y por eso hacemos la ‘primera pasada’. Luego hacemos la ‘segunda pasada’.
EE UU, China y Europa son los principales mercados de destino de la fruta que sale de Frusol 1. Tras la recolección, según explica el jefe de fundo, parte de los trabajadores continúan con otras labores como poda (para formar el árbol para la campaña siguiente) y manejo de maleza. La faena de cada trabajador se facilita hoy en día con el manejo de huertos de mayor densidad de árboles. “La tendencia ahora es trabajar con plantas pequeñas, de unos tres metros, para facilitar la cosecha. Tenemos bolsas cosechadoras, pero como hay árboles que pueden medir 4.5 metros, las bolsas no llegan a esa altura. Es más riesgoso obtener la fruta así porque la palta puede caer al suelo o en el rostro del cosechador. Entonces lo que buscamos es obtener plantas de entre 3 y 3.5 metros, que puedan facilitar, no solamente la cosecha, sino las aplicaciones para el control de plagas y enfermedades. Ello, porque las máquinas, generalmente, tienen un tope en la altura. Camposol es una empresa que privilegia el control biológico. Es mucho más amigable con el medio ambiente, ya que usamos agentes naturales (fauna auxiliar, hongos, etc.) para combatir plagas y enfermedades de manera natural”, dice Sandoval.
La queresa es uno de los principales enemigos del palto en La Libertad. A veces, muy difícil de identificar, su control es complicado. Para ello, en Frusol 1 y Frusol 2 se realizan aplicaciones preventivas antes de la cosecha.
En esta campaña, las productividades por hectárea en palto tendrían un promedio de 24 t/ha en Frusol 1. En total, la proyección para esta campaña es obtener 19,200 toneladas, en las 800 ha de Frusol 1. Cabe mencionar que esto varía en los diferentes fundos de Camposol, pues los suelos y las condiciones cambian. El clima entre fundo y fundo es diferente. Por ejemplo, en Mar Verde (otro fundo de la firma) hay 1ºC más que en Frusol 1; y el palto es muy sensible a las temperaturas. “Entonces, hay zonas que de repente no producen igual que otras, a pesar de que estamos en el mismo valle (Virú)”, precisa Sandoval.
Debido al crecimiento de las áreas de arándano en Camposol, es posible que en un futuro quizá haya problemas de personal, pero por lo pronto eso no sucede. Este año han trabajado alrededor de 400 personas en Frusol 1, un poco más de lo usual, debido a que las productividades han sido más altas. “El clima nos ha ayudado”, dice el jefe de fundo, refiriéndose a este invierno un poco más frío de lo habitual. “Por ejemplo, en el fundo Mar Verde, tuvimos parcelas de palto que cerraron con 14 t/ha en la campaña pasada. Este año, hemos llegado a las 20 t/ha. Entonces, a más toneladas, más demanda de personal”.
César Moncada es superintendente y tiene a su cargo la planta de procesos de congelado y palta fresca. La planta está ubicada en Chao, uno de los tres distritos de la Provincia de Virú. Además, en Piura, procesan mango y uva, otros cultivos que maneja la compañía, en Empafrut, donde tiene un porcentaje de la propiedad de esta empresa. Sin embargo, si se trata de procesar el mango para congelado, por ejemplo, la fruta se lleva desde Piura hasta la planta de Chao.
A diferencia de lo que puedan ser las labores más intensas en mano de obra en campo, como es la cosecha, por ejemplo, en la planta procesadora no les es complicado conseguir la mano de obra necesaria para realizar el trabajo. Y este lo realizan con unas 170 personas.
Cuando Redagrícola visitó la planta, el 10 de julio, esta estaba trabajando a capacidad completa y Moncada proyectaba un ingreso de 510 toneladas de palta al día. “Es la capacidad de procesamiento que tenemos hoy en la compañía. Estamos al 50% de la campaña. Esta campaña, que finaliza en la primera semana de agosto, proyectamos producir 52,000 toneladas de fruta”.
ARÁNDANOS, LA META ES LLEGAR A LAS 3,000 HA CULTIVADAS
Tras la palta, y por calendario, el siguiente cultivo que se cosecha y debe entrar a la planta de proceso es el arándano, un cultivo que llegó tímidamente al Perú a finales de la primera década del siglo, aunque los proyectos más grandes comenzaron a asentarse en 2012. La historia del cultivo en Camposol no es muy diferente al resto. En 2008 instalaron una parcela experimental con once variedades y tres años después se instalaban las primeras 54 ha. Camposol ha liderado esta ‘revolución azul’ en La Libertad. Esas primeras 50 ha se han transformado en más de 2,000 ha hoy en día. De acuerdo a su reporte financiero de cierre del 2017, la empresa vendió 13,600 toneladas de arándanos, un 24.9% más que el 2016. Ese aumento productivo se debe fundamentalmente a las nuevas áreas que han entrado en producción.
También como ha ocurrido con muchos productores que decidieron optar por el arándano, Camposol comenzó sembrando la variedad Biloxi, aunque ya están comenzando a trabajar con otras variedades licenciadas, como confirmó a Redagrícola en una entrevista reciente a Jorge Ramírez, CEO de la empresa. Dijo: “El campo más antiguo de arándanos es nuestro. Empezamos con muchas variedades porque no es un fruto autóctono de esta zona y la que mejor nos funcionó fue la Biloxi. Pero hemos ido probando muchas otras. Seguramente, al final del día, iremos incorporando otras a nuestro plan de siembra”.
Actualmente, según Rodrigo Manzo, gerente de unidad de negocio de arándano de Camposol, se crece más en área en arándanos que en palta, el cultivo más importante en hectáreas de la empresa. ¿Es mucho más caro sembrar, trabajar con arándanos que con paltos? “No sé exactamente los números del palto, pero en términos generales sí es más caro, tanto la siembra de arándanos como la producción, principalmente por el uso intensivo de mano de obra”, sostiene Manzo.
La compañía asegura que seguirá sembrando arándanos en La Libertad, sin precisar cuánto más. ¿Y en otras zonas del Perú? “No está claro aún, pero es posible. En todo caso el crecimiento del arándano en Camposol es vertiginoso y muy satisfactorio. Sin embargo, no ha estado exento de problemas y desafíos cada vez más complicados dados los volúmenes que ahora se manejan”.
El agua, vital para producir 5,600 ha
Carlos Tirado es jefe de tratamiento de agua de Camposol y cuenta que los ocho fundos de la empresa captan el agua del canal madre del Proyecto Chavimochic. El recurso hídrico debe someterse a un proceso de tratamiento para bajar su turbidez, y así poder trabajar con él. “Le aplicamos floculantes y coagulante para poder mandar el agua al campo. Así evitamos que se tapen los goteros de riego”, precisa.
El agua, tras ser captada del canal madre, va hasta la loza de filtrado, que cuenta con unos filtros de anillos o filtros de grada, donde se bajan aún más los sólidos suspendidos. Tras ese proceso, puede ir al campo. En Camposol cuentan con 20 sedimentadores, que son pozas donde almacenan el agua la que, de paso, se sigue limpiando pues el barro que queda se va asentando por la fuerza de gravedad.
El río Santa, como todo río, explica el experto, tiene dos periodos bien marcados: avenida y estiaje. El de avenida normalmente se da entre diciembre y abril, y es cuando llueve en la parte alta de la cuenca; es una época donde llueve mucho, por lo tanto el caudal es mayor y el agua viene más turbia. “Hablamos de 10,000 a 15,000 NTU e incluso puede llegar hasta 30,000 NTU”, dice Tirado.
El periodo de estiaje va de mayo a noviembre, época en que no llueve en la sierra, por lo que hay un menor caudal en el río y el agua es de mejor calidad. En el mes de julio estaban recibiendo un agua con 100 NTU. “Nosotros tenemos que mandar al campo un agua menor o igual a las 40 NTU. Y ahorita estamos con 100. O sea, de 100 a 40 es fácil llegar. ¿Cómo hacemos en verano cuando el agua llega muy turbia? Nos apoyamos en el coagulante, se restringen los riegos para que el agua tenga mayor tiempo de residencia en las pozas, en los sedimentadores, y las partículas puedan decantar”, explica Tirado.
El arándano es el cultivo más sensible respecto a la calidad de agua, que debe estar entre 15 y 20 NTU, durante todo el año, mientras que la que recibe el palto debe estar entre 20 y 25 NTU.z
Trabajar con arándanos en La Libertad tiene sus ventajas y desventajas. Según Manzo, hay buena disponibilidad de tierras y agua, pero se complica la disponibilidad de mano de obra. “El clima es muy estable y sin grandes cambios, pero quizás no exactamente el mejor clima para el desarrollo de múltiples variedades. Empezamos con Biloxi pero esperamos trabajar con otras variedades. De hecho, estamos estudiando y ensayando todas las variedades disponibles que podamos”, explica.
Cosechar 2,000 ha no es una tarea fácil, sobre todo por la cantidad de fuerza laboral que se debe manejar en campo, pero también por la posible concentración de fruta en épocas pico. “Es una estrategia confidencial, pero obviamente influida en gran manera por la ventana comercial más favorable”. El objetivo de la compañía pasa por conseguir frutos de calidad, y esa calidad se traduce en consistencia, sabor, crocancia y firmeza; cumpliendo los requerimientos de inocuidad de cada uno de los mercados de destino. ¿Esa calidad se consigue en campo? “En gran parte sí, pero toda la cadena productiva y de comercialización es vital; la calidad se debe mantener desde el campo hasta el cliente final”, precisa.
Y en eso, el uso de la tecnología juega un papel preponderante. El uso de la tecnología facilita el aumento de las exportaciones de arándanos; se disminuyen los costos, si se elige la tecnología correcta. “En Chile, por ejemplo, se incorporaron lectores ópticos para la selección de frutas”, subraya Manzo. Otro aspecto que no se debe descuidar es el fitosanitario. Y la apertura de diferentes mercados, especialmente en Asia, depende de acuerdos que se suscriben entre gobiernos, con la colaboración de las empresas del sector. “Nuestra producción debe estar enfocada a las exigencias de estos acuerdos fitosanitarios para poder acceder a estos mercados. Nuestro principal foco es reducir al mínimo el uso de químicos en la empresa, no sólo en el arándano, sino que en todos nuestros productos. La producción peruana podrá llegar en buenas condiciones a los lejanos mercados de Asia, siempre y cuando se siga trabajando responsablemente. Esto va a depender tanto del trabajo en el packing como en el campo; y añadiría también un trabajo serio y profesional en logística y comercialización”, explica Manzo.
Jaime Gerónimo es superintendente de la planta de proceso arándanos de Camposol y adelanta que la compañía construirá una nueva planta de proceso, exclusiva para este berry azul. “Vamos a afrontar la próxima campaña con tres máquinas de calibración y 14 líneas de empaque. Pronto vamos a iniciar operaciones en la planta nueva, que aún no está terminada, está al 90%. Dentro de tres semanas, máximo, ya estaremos trabajando arándanos en la nueva planta”. En la actual planta cuentan con cinco líneas de proceso, mientras que en la nueva contarán con nueve.
En Camposol han conseguido realizar un manejo integrado y control biológico de sus cultivos. Cuentan con áreas de arándano orgánico (que hoy en día suman unas 20 ha) e incluso han comercializado esta fruta. Siempre atentos a lo que pueda hacer la competencia, ya que ven a México como una amenaza, especialmente como gran oferente de Estados Unidos. “Evidentemente. Todos los países productores son una amenaza, aunque también pueden transformarse en un complemento si es que se manejan correctamente”, remarca el gerente de la unidad de negocio de arándanos.
Si hace dos décadas fue el espárrago, hoy son el palto y el arándano los cultivos con los que Camposol tiene un objetivo de fondo: convertirse en la multinacional peruana que ofrece alimentos saludables a las familias del mundo, y la relación cada vez más estrecha con los 20 de los 25 supermercados más importantes del mundo, los acerca a cumplirlo, así como el hecho de llegar a más de cincuenta países con sus productos. Están destinados a seguir creciendo como empresa, fortaleciendo la industria agroexportadora en el Perú.