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Andrés Armstrong, director ejecutivo del Comité de Arándanos

“Calidad y condición de llegada son factores críticos”

El arándano chileno vive un presente complejo: en un momento en que la cantidad producida continúa aumentando, los expertos apuntan que la clave está en la calidad de la fruta en paralelo a la productividad. Para ello es necesario renovar variedades y, ante el cambio climático, estudiar técnicas de protección de cultivos para manejar mejor la producción.

05 de Julio 2017 Jorge Velasco Cruz

Fue una temporada récord para el arándano chileno, con 103.400 toneladas comercializadas en fresco y otras 25.000 en congelados. La exportación creció en 13,2% respecto al año anterior, gracias a un aumento en la superficie plantada y a la entrada en producción de nuevas variedades que entregan más kilos por hectárea. Prácticamente en todos los mercados el arándano nacional ganó terreno: aumentó sus envíos en 16% a Europa, 56,1% a Asia y 6,8% a América del Norte. “Probablemente, el factor más relevante fue el bajo precio del congelado, que presionó el aumento del volumen de fresco, tanto en convencional como en orgánico”, afirma Andrés Armstrong, director ejecutivo del Comité de Arándanos de Chile.

Sin embargo, no todos quedaron conformes. “Si se le pregunta a la mayoría de los productores y exportadores de arándanos, no fue una temporada muy buena en comparación con las anteriores. Hubo un adelanto de la producción y se vio con mucha fuerza la llegada de otros proveedores en algunas semanas en específico en varios mercados, con un impacto negativo en el precio. Eso está cambiando la industria”, comenta Armstrong.

Hasta esta última temporada, lo habitual era que Chile fuera proveedor exclusivo de una fracción importante del mercado mundial desde finales de diciembre hasta mediados de marzo. Pero en 2016-2017 ocurrió algo diferente a lo sucedido en años anteriores: Perú duplicó su producción y sobrepasó las 26.000 toneladas, las que se superpusieron con la chilena al inicio de la temporada. “Hubo un importante crecimiento de la oferta de Perú, cuyo peak de llegadas coincidió con el inicio de las semanas más altas de Chile. México tiene una presencia más permanente durante el año, aunque con volúmenes semanales más bajos que crecen más fuertemente a inicios de marzo, coincidiendo con el término de nuestra temporada”, explica el director ejecutivo del Comité de Arándanos.

En general, las exportaciones peruanas apuntan a los mismos mercados que las chilenas, como Estados Unidos, Europa y Asia, aunque este último en forma incipiente. “El ingreso a este mercado tiene restricciones fitosanitarias, que son más complicadas que en otras partes, y Chile ha podido tener acceso desde hace ya cinco años a China y Corea. Otros países han ido atrás en lograr los protocolos fitosanitarios para llegar a estos mercados, especialmente a China. Los mexicanos, por ejemplo, ya pueden exportar frambuesa y mora y están negociando para entrar con los arándanos. Perú logró acceso para vender arándanos a China casi al final de la temporada y por eso no pudieron exportar mucho. Y el otro que tiene acceso es Canadá”, apunta Andrés Armstrong.

 

LECTORES ÓPTICOS

Al exitoso aumento de las exportaciones de arándanos a China (subieron un 75% en un año), colaboró la incorporación de lectores ópticos para la selección de la fruta, una tecnología empleada originalmente para las cerezas y que se adaptó en Chile para los arándanos. Su uso se había iniciado la temporada anterior con algunos prototipos, pero fue en 2016-2017 cuando su uso se hizo más masivo, con el objetivo de clasificar mejor los arándanos en diversos parámetros como firmeza y calibre. “Esta última característica se valora mucho en China. Si llega con calibres altos y homogéneos, hay un premio en el precio”, afirma Andrés Armstrong (en la foto).

SOBRE OFERTA SIN PROMOCIÓN EN LOS MERCADOS

La elevada producción peruana no hubiera sido un gran inconveniente si es que la chilena no se hubiese adelantado desde finales de diciembre hasta mediados de ese mes (con despachos sobre 10.000 toneladas en la semana 48), lo que tuvo como consecuencia que las exportaciones hasta la semana 50 fueran un 152% más que en la temporada anterior, según nos explicaron. Esto se debió a la mayor acumulación térmica de la fruta, lo que llevó a que madurara antes. Dependiendo de las zonas productivas, la cosecha se anticipó de una a cuatro semanas. Las regiones centrales del país, desde Los Ángeles hacia el norte, presentaron mayores avances temporales que aquellas ubicadas más al sur. 

“Por lo general, los adelantos son de una semana. Sin embargo, si bien la brotación y floración en la primavera pasada comenzaron en forma similar a otros años, a partir de ahí la acumulación de grados día fue muy rápida. Hubo jornadas en que esta llegó a ocho grados día cuando lo normal es de dos a tres. Las curvas mostraban que efectivamente la temporada iba más adelantada, pero nunca pensamos que esto iba a significar hasta cuatro semanas de adelanto en algunas zonas. Es primera vez que pasa”, explica Julia Pinto, gerente técnico del Comité de Arándanos de Chile.

Cada año, a través del Crop Report el Comité de Arándanos y la industria en general realizan un pronóstico de temporada en términos de volumen y anticipos, con el fin de preparar a los importadores para que puedan pronosticar cómo realizarán la comercialización de la fruta.

“Hoy los retailers e importadores entienden que desde fines de diciembre hasta finales de marzo tienen una oferta de arándano desde Chile que les permite tener una actividad promocional más intensa en ese período. Sin embargo, a comienzos de diciembre los supermercados no están realizando promociones. Es probable que eso cambie en la medida en que la oferta crezca en forma consistente en esas semanas, pero requiere de un tiempo. Esta temporada los retailers no estaban preparados para colocar ese volumen de arándanos a inicios de diciembre”, explica Andrés Armstrong.

Julia Pinto, gerente técnico del Comité de Arándanos de Chile.

Durante las primeras semanas de diciembre, la fruta chilena se unió a la proveniente de Perú y México, por lo que se produjo un sobre stock en Estados Unidos que llevó a una fuerte baja del precio y que exigió que se guardara la fruta en destino, esperando que la demanda se nivelara con la oferta. No obstante, luego de las semanas peak adelantadas, y ya con una actividad promocional más fuerte, los volúmenes se normalizaron y mejoraron los valores.

La temporada, a su vez, se caracterizó por presentar algunos problemas en la firmeza de la fruta. “Insistimos en que la calidad se hace en el campo y en la implementación de tecnología de postcosecha para mantener esa buena condición. Este año, al haber mayor cantidad de grados día, la construcción de la fruta –la maduración- se hizo en menos tiempo. Si a un ciclo normal de tres meses se le saca un mes o tres semanas, todo el proceso es más rápido y se obtiene una fruta más sensible”, comenta Julia Pinto.

 

40 VARIEDADES PARA 1.300 PRODUCTORES

Anteriormente, cuando Chile no tenía competencia en contra temporada, la buena o mala calidad de los arándanos no era un problema mayor. Pero con niveles de precio más bajos que en épocas anteriores, las variedades de arándanos han comenzado a desempeñar un importante rol en la mejora de la productividad. Nuevos países proveedores como México, Marruecos o Perú trabajan con variedades más actuales, cuya calidad es más homogénea que las utilizadas en Chile. Por eso, el Comité de Arándanos está promoviendo un recambio varietal que permita ofrecer calidad y condiciones de fruta adecuadas. “Nuestra oferta es muy atomizada. Son 1.300 productores de arándanos desde las regiones de Coquimbo a Los Lagos, con una amplitud de rango de unas 40 variedades, de las cuales la mayor producción recae en cuatro o cinco, entre las que destacan Duke, Legacy y Brigitta. Eso se nota en la oferta, lo que influye en la aceptación de la fruta en los momentos en que se traslapa con la peruana o la mexicana”, afirma Julia Pinto.

“Hoy existe en nuestro país una oferta de variedades que se está renovando, pero quedan algunas que no son ni tan competitivas ni tan buenas en términos de postcosecha”, afirma Armstrong. “Berkeley, Blue Gold y Elliot son variedades que tuvieron su importancia cuando todo se comercializaba muy rápido, pero son blandas y de corta post cosecha. Todas ellas estaban pensadas para plantarse en Estados Unidos, donde se produce y vende el arándano dentro del mismo país, sin viajes muy largos. Después hay otras de duración media como Legacy, Brigitta y Duke, entre otras. Pero las más nuevas están pensadas para tener una mejor postcosecha”, agrega Pinto. Además de la firmeza, dice la gerente técnica del Comité de Arándanos, se suma la búsqueda de variedades con mejores calibres, no asemilladas y con mejor bloom.  Sin embargo, la fruta chilena, al estar en un clima mediterráneo con mayores diferencias de temperatura entre el día y la noche, ofrece un arándano con mejor equilibrio entre acidez y dulzor que países como Perú, donde el clima es más cálido. “Desde ese punto de vista, tenemos una oportunidad siempre y cuando seamos capaces de llegar con fruta firme”, afirma Andrés Armstrong.

SISTEMAS DE PRONÓSTICO Y DE PROTECCIÓN DE CULTIVOS

Así las cosas, la temporada dejó algunas lecciones. “Debemos seguir avanzando en productividad y eficiencia, porque la situación de competencia creciente nos impone cada vez mayores condiciones de competitividad superiores. La calidad y condición de llegada son factores críticos. Hoy vemos que nuestros clientes tienen cada vez más y mejores alternativas y nos pueden comparar”, comenta el director ejecutivo del Comité de Arándanos.

Además, asegura, “el asunto está en cómo prever situaciones como las que tuvimos”. Por ello, el Comité de Arándanos está realizando un programa frutícola con financiamiento de Corfo para trabajar sobre pronósticos productivos. “Si se ven las curvas de años anteriores en los diferentes parámetros que afectan a la planta, estos están cambiando. Hay que empezar a recoger datos y hacer historia de nuevo. Antes, por ejemplo, tener 35º en cosecha en Los Ángeles era un fenómeno extraño que pasaba cada cuatro años, pero hoy es normal. Algo similar ocurre con las heladas y las lluvias en épocas distintas a lo habitual”, explica Julia Pinto.

Ante estas condiciones, el Comité de Arándanos llama a los productores a considerar sistemas de protección de cultivos ante granizo, lluvia y excesos de calor, además de sustituir sus plantaciones por variedades que se adapten mejor al cambio climático.

Con todo, las perspectivas son mixtas. De las 16.800 hectáreas plantadas con arándanos en Chile, se estima que un 40% todavía no llega a su techo productivo, por lo que se espera seguir creciendo en el futuro cercano. A ello se agrega, en el consumo, un mercado interno cada vez más relevante, aunque el porcentaje que queda en Chile es muy bajo comparado con el volumen producido. Por otro lado, se espera que los precios de los congelados sean durante la temporada similares a los actuales. “Todavía hay un stock grande y debemos ver qué sucede en Estados Unidos con esta producción”, dice Armstrong.

“En resumen, va a haber más producción nuestra y de otros países. Si estamos en nuestro rango productivo histórico, debiéramos tener una menor superposición con la oferta de Perú y México en los extremos”, concluye el director ejecutivo del Comité de Arándanos.

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