Una solución integral en ósmosis inversa para la agroindustria peruana
Agroriego Tattersall, la compañía especializada en riego tecnificado, ha diseñado una oferta a la medida de las necesidades de los productores frutícolas peruanos, con plantas de ósmosis inversa adaptadas a los requerimientos de cada operación y un minucioso servicio de acompañamiento y supervisión que los distingue de sus competidores.
La ósmosis inversa es una variable que cada vez se tiene más en cuenta en el desarrollo de proyectos agrícolas. Foto: Agroriego Tattersall.
El desarrollo de la agroindustria nacional ha sido uno de los fenómenos más importantes ocurridos en el Perú en los últimos años, al punto de que logró convertir al país en uno de los exportadores más grandes de frutas y hortalizas en el mundo. Sin embargo, en cada nueva temporada, los productores enfrentan desafíos cada vez más complejos, como el que se presentó en el último año, cuando la zona norte del país experimentó una sequía extrema que redujo la disponibilidad de agua a niveles sin precedentes. Es debido a este tipo de situaciones que muchos proyectos agroindustriales están recurriendo cada vez más a una tecnología que hasta hace unos años parecía circunscrita a otro tipo de industrias: la tecnología de la ósmosis inversa.
La ósmosis inversa es un proceso de purificación de agua que elimina contaminantes como sales, minerales, bacterias y otros. Según explica Yamil Adum, gerente general de Agroriego Tattersall, este proceso se realiza mediante la aplicación de presión sobre el agua para forzarla a pasar a través de una membrana semipermeable, que retiene todos los elementos que hay en el líquido, hasta obtener finalmente un agua muy pura, de excepcional calidad, sin sales y con una conductividad eléctrica (CE) muy baja, de entre 0.02 a 0.03 decisiemens por metro.
Disponer de agua de calidad, con los parámetros de salinidad y CE adecuados, se ha convertido en una verdadera necesidad para los productores peruanos, debido a que resulta indispensable a la hora de desarrollar proyectos con cultivos como, por ejemplo, el arándano y el palto, dos de las estrellas de la oferta agroexportadora nacional. Además, las recurrentes limitaciones en la disponibilidad del recurso hídrico han llevado a muchos de ellos, sobre todo a los de zonas como Ica, Lambayeque y Piura, a hacer un uso cada vez mayor de aguas subterráneas, las que, en muchos casos, tienen altas concentraciones de sales y una CE que no es la más adecuada para los cultivos.
–La ósmosis inversa se ha convertido en una variable que se está tomando cada vez más en cuenta en el desarrollo de proyectos agroindustriales– dice Cristian Soller, gerente comercial de Agroriego Tattersall. –En Ica, la mayor parte de la agroindustria utiliza agua de pozos. En Trujillo, mucho menos, debido a que cuentan con un gran proyecto de irrigación, como Chavimochic, que provee de aguas superficiales con promedios de CE bastante bajos. En Lambayeque existe otro gran proyecto de irrigación, que es el Proyecto Olmos, pero que no fue conceptualizado de la manera más adecuada y que por esa razón el año pasado padeció de escasez hídrica, lo que ha llevado a las industrias a perforar pozos. Y lo mismo ha ocurrido en Piura, donde en los últimos meses también ha habido un escenario de escasez hídrica.
La elevada salinidad en el agua de los cultivos puede producir modificaciones en la estructura del suelo, disminuir la captación de agua y nutrientes, causar daño foliar y debilitamiento del árbol y, en general, disminuir la producción.
–Hay cultivos que son más resistentes a las sales que vienen en las aguas subterráneas– complementa Yamil Adum, –pero hay otros cultivos que necesitan obligatoriamente una buena calidad de agua, como el arándano y el palto. El palto es muy sensible a los cloruros; el arándano, a los cloruros y al sodio… En algunas zonas del país, producir con agua de esa calidad es imposible, no es rentable. Solo la tecnología de la ósmosis inversa te permite la viabilidad del proyecto agrícola.
UNA SOLUCIÓN INTEGRAL
En medio de este panorama, la oferta de plantas de ósmosis inversa para la agroindustria se ha incrementado en el país. Son varias las empresas que están ayudando a desarrollar proyectos agrícolas aportando esta tecnología. Sin embargo, como explica Yamil Adum, una de las ventajas que Agroriego Tattersall tiene en el mercado es que, al formar parte del Grupo Tattersall, el importante holding de empresas de soluciones para el sector agrícola, con más de 45 años de experiencia en el mercado sudamericano, viene de una cultura de manejo de riego y de desarrollo de campos propios, lo que le permite entender muy bien las necesidades de los productores.
–Este ‘know how’ es el que nos permite identificarnos con el cliente, entender cuál es su necesidad real y poder brindarle una solución adecuada– dice. –Porque, finalmente, más allá de vender una planta que pueda purificar el agua, nuestra intención es brindar una solución integral, sostenible, que pueda perdurar en el tiempo y que le brinde soluciones a los problemas de la empresa agrícola.
Yamil Adum remarca que la solución que ofrece Agroriego Tattersall al productor que requiere mejorar la calidad de su agua es integral.
–Partimos desde el diagnóstico de la situación, del análisis de la fuente de agua, de la calidad con la que viene y la definición de la calidad que requiere para el cultivo– dice. –Agroriego Tattersall realiza toda la ingeniería del proyecto y, además, –y este es un diferencial con respecto a otras empresas– define cómo se complementa el proyecto con todo el sistema de riego. Nos ocupamos del abastecimiento de los materiales, del ensamblado en nuestra maestranza, de la implementación en el campo y de la puesta en marcha y, por supuesto, de la capacitación en la operación.
Cristian Soller explica que las plantas de ósmosis inversa se modelan en función al caudal que se usará en el proyecto, que es determinado, a su vez, por el tipo de cultivo y por el tipo de aplicación. La aplicación puede realizarse mediante el sistema de riego; sin embargo, otro modo es a través de los procedimientos foliares y fitosanitarios. Junto con el cliente, se define el volumen que se va a manejar durante un determinado período, sea por día, por campaña o por año.
–Las plantas pueden ir desde la más pequeña, que es de 1 metro cúbico/hora de producción, hasta las más grandes, como una de 350 metros cúbicos/hora de producción– precisa.
Yamil Adum señala que, aunque cultivos como el palto y, sobre todo, el arándano, demandan agua de calidad, no es obligatorio regarlos con agua 100% osmotizada. Una alternativa muy eficiente que usan muchos productores para bajar sus costos es mezclar el agua pura que les entrega la planta de ósmosis inversa con la que aportan aquellos pozos que muestran mejores características de agua, calculando las proporciones, para obtener una mezcla final (‘blending’) que sea apta para el riego del cultivo.
–Regar solo con agua pura de ósmosis puede elevar tus costos– dice. –Si tu arándano requiere agua con una conductividad de 0.5 dS/m y la conductividad de tu agua de pozo es 1, puedes mezclar el agua de pozo con el agua de la ósmosis, que es agua pura, hasta llegar a esa conductividad de 0.5 dS/m. El resultado será agua que no es totalmente pura, pero sí lo suficiente para el riego del cultivo.
INVERSIÓN Y SERVICIO POSTVENTA
Para calcular el rango de inversión de una planta de ósmosis inversa, los especialistas de Agroriego Tattersall toman en consideración una serie de datos del proyecto agrícola, como el área del cultivo, el requerimiento hídrico (metros cúbicos/hectárea/día), el tiempo de operación, el caudal de riego requerido, la CE del agua que proviene de los pozos y la CE objetivo. Con todos estos datos, los técnicos definen el CapEx (que es el costo de inversión a largo plazo del proyecto) y el OpEx (que es el costo de operación del proyecto).
La oferta de ósmosis inversa en Perú se ha incrementado fuertemente en los últimos años, especialmente en el último año debido a las limitaciones en la disponibilidad del recurso hídrico. El número de compañías que ofrecen esta tecnología parece haberse multiplicado. Sin embargo, en Agroriego Tattersall consideran que, además de la calidad de sus equipos, de sus rápidos tiempos de entrega y de los costos competitivos que proponen al mercado, el verdadero factor diferenciador de su oferta es el servicio postventa. Eso es algo que lo han comprobado en su larga experiencia en Chile y en los años que llevan desarrollando el negocio en el Perú.
–Realmente, el éxito con un cliente lo marca el servicio postventa– señala Yamil Adum. –Allí es donde se marca la diferencia. En un buen acompañamiento, en tener buenos sistemas de seguimiento de los parámetros de la ósmosis, de actuar con los mantenimientos a tiempo. Buenos químicos, materiales de operación de alta calidad y una supervisión constante es lo que diferencia que una planta opere un año u opere cinco años. Y en eso, como Agroriego Tattersall hemos demostrado que somos muy fuertes.