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Con producción propia y de terceros

Sol de Olmos: consolidado en el capsicum y creciendo en ajos

Sol de Olmos se ha convertido en un referente en el sector de capsicum con la exportación de chiles secos, ubicándose en el ‘top-3’ de los exportadores. Además, han apostado por el ajo, consolidándose como en el primer puesto entre las empresas de este rubro.

29 de Noviembre 2024 Marienella Ortiz
Sol de Olmos: consolidado en el capsicum y creciendo en ajos

CAPSICUM Fondo

El cultivo de páprika, chile ancho y guajillo fueron el punto de partida de Sol de Olmos en 2014. Sin embargo, al poco tiempo, la empresa añadía nuevos productos (ajo, limón Tahití, banano orgánico y palta) a su portafolio. Hoy, el 60% de este corresponde a capsicum, mientras que el 40% restante corresponde a otros cultivos. Ello le ha permitido estar en tercer lugar en la exportación de chiles secos y el primero en ajo.

La producción de capsicum está centralizada tanto en Lambayeque, con 150 hectáreas (ha) y en Arequipa, donde tienen cerca de 250 ha. Además, Sol de Olmos acopia pimientos y ajíes en diversas regiones del país. Aproximadamente, entre el 20% y el 25% de sus exportaciones provienen de su propia producción, mientras que el resto es de terceros productores. Todo lo recolectado se traslada a la planta en Barranca, desde donde se envía directamente al puerto del Callao para su exportación. El producto final se exporta como materia prima seca, destinada tanto al consumo humano como a la industria.

El gerente financiero de Sol de Olmos, Ricardo Solorzano

Los campos productivos de Sol de Olmos se extienden a lo largo de la costa peruana, con sedes principales en Barranca, Olmos (Lambayeque), Chimbote (Áncash) y Arequipa. Al tratarse de cultivos rotativos con un ciclo de seis meses, la empresa mantiene entre 300 y 400 ha de capsicum por campaña. Según el gerente financiero, Ricardo Solorzano, el cultivo más comercializado es la páprika, que se cultiva tanto en sus propios campos como en los de terceros.

El chile ancho, por otro lado, es un cultivo más tecnificado y costoso, lo que hace que sean producido exclusivamente por la empresa. “Este cultivo requiere procesos especializados, sobre todo en el secado, lo que hace que los agricultores no se especialicen en ellos. La producción de páprika, en cambio, es más sencilla”, explica Solorzano.

PROCESOS SIMILARES HASTA LA ETAPA DE SECADO

La producción en campo de los tres ajíes (páprika, chile ancho y el guajillo) siguen procesos similares hasta llegar a la fase de secado. En el caso de la páprika y guajillo, Solorzano explica que, luego de cosechado, el ají se extiende en el campo abierto para que, bajo los rayos solares, se deshidrate y tome un nivel óptimo de secado. En cambio en el caso del chile ancho, se debe encerrar en túneles de plástico para que pueda tomar el color algo oscuro que demandan los mercados. Por ello, exige una mayor inversión que no todos los productores están dispuestos a realizar. 

Debido al procedimiento de secado, dice que es muy importante en este cultivo contar con una gran extensión de terreno, pues ellos destinan al menos entre 15 a 20 hectáreas netos para extender los ajies y se puedan secar. Adicionalmente, al ser tan importantes los rayos de sol en la fase final del proceso, resultan idóneas las zonas de Olmos en Chiclayo y Arequipa para la producción de estos ajíes, comenta.

UNA MAYOR CALIDAD BAJO CASA MALLA

Ricardo Solorzano informa que han estado haciendo ensayos para la producción de los ajíes bajo casas mallas, porque ayudan a elevar el porcentaje de exportación por hectárea en términos de calidad, que se mide en función al tamaño y el color. Para la próxima campaña esperan comenzar con al menos 100 ha bajo esta tecnología.

“Las casas mallas permiten un mayor porcentaje de productos de calidad. Permiten que el sembrado y el secado sean más tecnificados. Hemos hecho ensayos para ver los resultados y se tiene previsto el otro año hacer una inversión más fuerte para tener estos sembríos bajo esta tecnología”, explica.

Debido a la inversión, refiere que no será desde un inicio el 100% de las 300 o 400 ha que producen anualmente, pero sí al menos comenzarán con unas 100 ha. En todo caso, refiere que se irá avanzando viendo los resultados del primer año.  

EXPECTATIVAS EN LA MEJORA DE LA CALIDAD

Con la implementación de casas mallas, se proyecta que el rendimiento de los cultivos aumente entre un 20% y 30%, además de elevar la calidad exportable del 65% o 70% actual a un impresionante 85%. Este incremento en la calidad y producción garantizará la viabilidad del retorno de la inversión, señala Solorzano. 

En el caso de los capsicum, los criterios de calidad se centran principalmente en el tamaño y el color del producto. Para la páprika, se espera que los frutos superen los 13 centímetros de largo y que presenten un tono rojizo intenso y uniforme. “En el momento de la cosecha, la páprika debe alcanzar un grado óptimo de color para ser recolectada. Es importante señalar que, durante el proceso de secado, siempre habrá una ligera variación en el color”, explica.

Desde el punto de vista comercial, es crucial que los productos cumplan con los estándares internacionales de calidad. Países como EE UU han implementado regulaciones para los chiles secos, basadas en el color, utilizando la escala ASTA (American Spice Trade Association) como referencia para medir la intensidad del color. Esto garantiza que los productos cumplan con las expectativas del mercado y que se mantenga una consistencia en la calidad del producto exportado.

PROYECCIONES DE LA CAMPAÑA

Solorzano señala que, aunque se preveía el año pasado campaña difícil debido a los factores climáticos, el impacto no fue tan negativo. La productividad disminuyó entre un 15% y 20%, pero esto no afectó significativamente la cantidad de producto disponible. En términos generales, afirma que Sol de Olmos creció un 8% el año pasado y este año esperan un incremento del 12%, impulsado principalmente por las exportaciones de capsicum.

“Contamos con más volumen y más áreas de cultivo”, comenta, destacando que aproximadamente el 75% de lo que exportan proviene del acopio de terceros. Además, menciona que tienen un equipo de logística compuesto por diez personas que recorren el país. “Donde haya páprika, estarán evaluando los productos para asegurar que cumplan con nuestras condiciones y estándares de calidad”, explica.

Cuando identifican un campo que está a 15 o 20 días de la cosecha, toman una muestra que es enviada al laboratorio para su análisis. El siguiente paso es realizar un muestreo planta por planta para calcular cuántos frutos hay y cuál será el porcentaje de calidad óptimo. “Es un proceso muy detallado. Si obtenemos la aprobación de nuestros compradores o del equipo logístico, procedemos con la compra”, comenta.

En 2023, Sol de Olmos exportó 3 millones de kilos, y para este año proyectan llegar a los 3,9 millones de kilos. Según Solorzano, el precio del capsicum es relativamente estable, con un comportamiento similar a un ‘commodity’. “Se siembran entre 6.000 y 6.500 ha en promedio en todo el Perú, por lo que no es un cultivo que suela escasear”, aclara. 

Debido a la disminución en la producción del año pasado, los precios subieron ligeramente. Actualmente, el precio de la páprika oscila entre US$3,5/kg y US$3,8/kgo, en comparación con los US$4/kg que se alcanzaron el año pasado, un aumento que no considera particularmente explosivo.

MERCADOS DE DESTINO

El mercado principal para la exportación de páprika, chile ancho y guajillo es EE UU, seguido por México y España. Además, Sol de Olmos envía estos productos en menores volúmenes a países como Bélgica, Corea del Sur, Panamá y Guatemala.

EE UU destaca como el mayor consumidor, impulsado por su numerosa población latina, que demanda estos productos en su dieta diaria. En cuanto a México, a pesar de ser un importante productor de chiles, no logra satisfacer su demanda interna y se ve en la necesidad de importar. “México, como sabemos, es un país que consume grandes cantidades de chiles. Por eso Perú también exporta a México, tanto para consumo directo como para su industrialización”, explica Solorzano.

Sobre la presentación final del producto, Solorzano enfatiza que todo se exporta en su estado seco, sin procesos de industrialización. “Nosotros enviamos la materia prima seca, tanto para consumo humano como para su uso en la industria”, señala.

En cuanto a las tendencias de consumo de estos cultivos, Solorzano indica que la tasa de crecimiento anual oscila entre el 5% y el 9%. “La páprika es un producto de consumo diario, tanto en Estados Unidos como en México, lo que garantiza estabilidad en el negocio”, afirma, subrayando el potencial de crecimiento sostenido para el capsicum. 

 

Detrás de las oportunidades en el ajo

El mercado de los ajos en Perú ha mostrado un crecimiento notable en los últimos años, y Sol de Olmos ha sido un actor clave en este desarrollo. La compañía, que comenzó hace cuatro años con la exportación de ajos, se ha consolidado como pionera en el sector. Desde entonces, ha experimentado un rápido crecimiento, posicionándose como líder en la exportación de este cultivo, concentrando sus operaciones principalmente en la región de Arequipa, de donde proviene el 90% de los ajos peruanos.

La estrategia de Sol de Olmos se centra en el acopio y procesamiento de este cultivo que tiene una ventana comercial muy definida y corta, comprendida entre los meses de septiembre y diciembre. Los principales destinos de exportación incluyen Estados Unidos, México y Guatemala, aunque también se han abierto mercados en Australia, Países Bajos y Brasil.

El crecimiento en la demanda internacional de ajos peruanos es evidente, según comenta Ricardo Solórzano. En 2023, Sol de Olmos alcanzó ventas por más de US$7,8 millones, y para 2024 la empresa proyecta un crecimiento del 12%, superando los US$9 millones. Este éxito no es solo el resultado de la calidad del ajo peruano, sino también de la innovación en los procesos de producción y presentación del producto. Mientras que en un inicio se exportaban ajos en bulbos, hoy Sol de Olmos ha diversificado sus ofertas, incluyendo ajos pelados, lo que ha impulsado aún más sus ventas. 

Para lograr esta diversificación, la empresa ha invertido en tecnología, importando dos máquinas peladoras desde China y construyendo una cámara de frío en su planta de Barranca, necesaria para conservar los ajos pelados. Estas inversiones permiten a la agroexportadora darle mayor valor añadido con la producción de dientes de ajo pelados listos para supermercados en diferentes formatos, desde tuppers hasta bolsas, según las necesidades del cliente.

Además, la compañía ha ampliado sus operaciones en Arequipa, abriendo una sede local para procesar los ajos directamente en la región, con el objetivo de optimizar los costos logísticos y aumentar la capacidad de exportación desde el sur del país.

Solorzano explica que la creciente demanda mundial de ajos ha sido impulsada por el valor nutricional del producto y las limitaciones que enfrentan otros grandes productores, como México, España y Argentina, que no siempre pueden satisfacer la demanda de mercados internacionales debido a regulaciones internas. Esta situación ha favorecido la posición de Perú como proveedor de ajos de alta calidad.

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