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Problemas identificados en los suelos en la zona

Desafíos y soluciones para la gestión del suelo en Piura

El ser humano puede degradar en tan solo diez años un suelo que tardó 100.000 años en formarse. Por esta razón es que el ingeniero agrónomo y especialista en manejo de suelos y aguas, Andrés Arias, brinda una serie de recomendaciones para una correcta gestión del suelo, en especial en el norte del país, evitando los problemas de salinidad y mejorando la fertilidad de los cultivos.

11 de Octubre 2024 Equipo Redagrícola
Desafíos y soluciones para la gestión del suelo en Piura

The fertile loamy soil for planting with the iconic technology in soil is the essential food of plants.

El mito más extendido sobre los suelos de Piura, e incluso de Ica, es que están compuestos exclusivamente de arena. Sin embargo, estos suelos son notablemente diversos. Por ello, el ingeniero agrónomo Andrés Arias Pinto, M.Sc. en Manejo de Suelos y Aguas, subraya que el primer paso para una gestión efectiva del suelo es comprender su composición y estudiarlo en profundidad, lo cual es esencial para tomar las mejores decisiones en su manejo y mantenimiento. En su experiencia con los suelos del norte del país, comenta que ha encontrado muchos terrenos arenosos, pero también limosos y franco arenosos. Además, señala que más del 80% de las partículas del suelo son arena, la cual tiene carga eléctrica neutra, baja fertilidad natural y capacidad de intercambio catiónico (CIC), así como un contenido de materia orgánica menor al 0,5%. En el caso de las arenas finas y los suelos limosos, presentaran problemas de compactación y salinidad debido a la presencia de carbonatos y cloruros, principalmente. Esto último, según el especialista, representa una fuente de estrés para el sistema radicular.

“En muchos campos se aplican dosis altas de materia orgánica, pero no toda la materia orgánica es igual. Es fundamental entender qué tipo de materia orgánica se debe usar, de qué forma y cuáles son las ventajas y desventajas de cada una. No creemos que haya productos buenos o malos; son herramientas. Es importante saber cuándo, cómo y en qué condiciones utilizar las diferentes herramientas”, apunta. Además, los suelos de Piura, con un alto componente arenoso, tienen una transmisión térmica muy alta, lo que impacta negativamente en las raíces. Por último, otro problema bien marcado que se ha observado, especialmente en la uva de mesa, es la recurrente intoxicación por amonio, lo que requiere un monitoreo constante, apunta Arias.

Andrés Arias, experto en manejo de suelos

CONDICIONES DEL SUELO

Según destaca el experto, las condiciones físicas del suelo pueden influir en factores como el espacio poroso y la capacidad de drenaje e infiltración de agua. Esto, a su vez, impacta en la absorción de nutrientes, el estrés de las plantas y las capacidades de enraizamiento, crecimiento y absorción de nutrientes. “Todo esto afecta, obviamente, la productividad y el diámetro de las raíces”, agrega. “Hay que buscar siempre un suelo donde la raíz tenga la capacidad de crecer sin limitantes, de poder expresarse y explorar el perfil de suelo. Si el suelo está compactado o tiene, por ejemplo, altos contenidos de carbonatos, como ocurre en algunos suelos de Piura, lo que se provoca es un crecimiento de raíces tortuoso.”, expresa.

Tras la degradación física de los suelos, menciona que aparecerán los problemas de degradación química. Cuando en las calicatas se observa en el perfil del suelo figuras moteadas de color naranjo o de color grisáceo, explica que eso significa que ese suelo está pasando por cambios químicos de oxigenación que alteran la disponibilidad de nutrientes. Además, recalca que altos niveles de sodio, como lo observado en los suelos de Piura, compactan los suelos.

Cuando en las calicatas se observa en el perfil del suelo figuras moteadas de color naranjo o de color grisáceo, significa que ese suelo está pasando por cambios químicos de oxigenación.

El suelo es un cuerpo natural que, como todo ser vivo, responde a un equilibrio, el cual puede alterarse por la presencia de materia orgánica en altas cantidades. “Si uno se toma un chilcano, estará todo bien. Pero si nos tomamos 100 chilcanos, no estaremos tan bien. Lo mismo ocurre con el suelo: la dosis hace el veneno. ¿Qué hemos observado en los campos? Aplicaciones excesivas de materia orgánica pueden generar un suelo mojado o hidratado de manera dispareja, ya que la materia orgánica sella las partículas del suelo y provoca hidrofobia”, apunta.

LA SALINIDAD NO DA LO MISMO

Sobre la salinidad en los suelos, lo primero que apunta el experto es que “no da lo mismo de qué está compuesta”. “Puedo tener una salinidad de 2 decisiemens/m (dSm/m), compuesta por potasio, calcio y magnesio, que son moléculas que no le van a generar un gran daño a la planta. Todo lo contrario si tengo esos mismos 2 dSm/m de sodio, boro y cloruro, pues voy a tener daño severo en las hojas”, señala.

En el caso de una presencia de altos índices de sales, a la planta le va a costar tomar agua. “Si hacen un extracto de pasta saturada y les marca 3 dSm/m, la planta tendrá un potencial hídrico de soluto más negativo, dificultando la absorción de agua por parte de la planta, llegando en ocasiones a afectar hasta un 10-15% la disponibilidad de agua para la planta”, explica Arias.

Las condiciones físicas del suelo pueden influir en factores como el espacio poroso y la capacidad de drenaje e infiltración de agua

¿Qué problemas nos generará la toxicidad por cloruro y sodio? Arias destaca que esto causará una pérdida en la estructura del suelo. “El calcio tiene la capacidad de flocular, mientras que el sodio dispersa el suelo, lo que provoca la formación de estructuras de suelo desfavorables”, indica. Además, la planta se intoxica y se bloquea la absorción de otros nutrientes, ya que la presencia de sodio en la solución hace que los cationes compitan entre sí. “Entonces, si hay un exceso de sodio, este actuará negativamente sobre la absorción de otros cationes, como el calcio, el magnesio y el potasio”, explica.

METODOLOGIAS DE ANÁLISIS

El especialista menciona que realizaron ensayos para establecer la relación óptima entre diferentes proporciones de agua y suelo utilizadas en las mediciones de conductividad eléctrica, en función del tipo de suelo. Concluyeron que la condición ideal para medir la salinidad es utilizar una proporción de uno a uno entre agua y suelo. Por ejemplo, un gramo de suelo mezclado con un gramo de agua.

Cuando se realice una inspección de las calicatas, invitó a los responsables de campo, sobre todo en el norte, a llevar un poco de ácido fosfórico, ácido nítrico o cualquier ácido diluido al 10% que se aplique en el gotero del sistema de riego. Si se observa cierta efervescencia, queda en evidencia que existe una presencia de bicarbonatos o carbonatos en el suelo, los que generan un daño tremendo sobre la raíz.

El experto considera que, de preferencia, la toma de muestras de suelo debe darse al inicio de la temporada. 4.La variabilidad del suelo es un factor a tomar en cuenta. 5. Los suelos pueden variar significativamente de una zona a otra

“Esta es una manera de identificar de dónde proviene la salinidad en el suelo. La salinidad puede originarse en el agua de riego, ser intrínseca al suelo, o provenir de aportes propios, como materia orgánica poco estabilizada. Por lo tanto, es crucial identificar nuevamente la fuente de la salinidad”, destaca.

De acuerdo al tipo de sales, éstas generarán diferentes niveles de toxicidad en las plantas. Por ejemplo, un sulfato sódico tiene un impacto menos nocivo que un carbonato sódico. ¿Cómo saber si los suelos tienen carbonato de sodio? Con análisis químicos de suelo. De comprobarse una alta presencia de carbonatos en el suelo, recomienda, primero, identificar el origen y la naturaleza de la salinidad. “No es lo mismo que la salinidad provenga del sodio, del agua, de la materia orgánica, o que sea intrínseca del suelo”, destaca.

Segundo, explica que es necesario reducir la evaporación desde el suelo que se logra con la cobertura vegetal, sea paja o materia viva; asimismo, será necesario un riego eficiente. Tercero, propone utilizar desplazadores de sales y solubilizadores. “Hoy día hay bastantes herramientas que nos pueden ayudar a hacer más eficiente el lavado de la sales, como el ácido fúlvico”, apunta. Y, por último, plantea también observar el aporte de los fertilizantes. “Muchas veces por ahorrarse un poco de plata, en vez de usar sulfato de potasio, se usa muriato o cloruro de potasio que tienen un índice de salinidad de 116, mientras que el sulfato de potasio es menos de la mitad”, afirma.

IMPACTO DE LA SALINIDAD

¿Cómo afecta el estrés hídrico y salino a la planta? Arias explica que se produce una mayor evapotranspiración, lo que reduce la disponibilidad de agua y resulta en un estrés hídrico. Como consecuencia, la planta cierra estomas, disminuye el flujo respiratorio necesario para la fotosíntesis, y se desencadenan una serie de problemas que llevan a una pérdida de rendimiento, calidad y condición. “Al final, esto se traduce en una menor sustentabilidad del huerto, no solo en términos de sustentabilidad natural, sino también económica, ya que se pierde la capacidad de recuperación”, señala. Entonces, ¿cuál es la solución? Atacar en momentos precisos el problema y poder adelantarnos al incendio, manifiesta.

“Siempre apagar un incendio va a ser más caro que evitarlo”, agrega. En ese sentido, se puede acondicionar el suelo para mejorar la disponibilidad de agua, explica. Para ello, es posible la utilización del ácido húmico, de materia orgánica, de cubiertas vegetales, extractos de algas, entre otros. ¿Cómo ayudo a la planta a combatir el estrés? Plantea la protección radicular y el desplazamiento de sales. Al respecto, los productos microbiológicos tienen la capacidad de eliminar agentes que le generan estrés a la planta, como el etileno, el ROS y, además, generan biofilms que protegen al sistema radicular del estrés. “No estamos diciendo que los microorganismos tengan la capacidad de filtrar el agua, pero van a darle un complemento a la planta que a su vez podrá tolerar el estrés y también aumentar su enraizamiento”, indica.

Otro camino es la osmoprotección y la regulación térmica. En ese campo están los protectores solares, extractos de algas, los aminoácidos como la
glicina betaína, la prolina, los silicatos, entre otros.

LA DOSIS CORRECTA EN MATERIA ORGÁNICA

Mencionó uno de sus ensayos en que contrapone la aplicación de compost con la de guano. En ambos casos, realizó ensayos con 10.000 kg/ha, pero destaca que ambos presentaban diferentes niveles de humedad. En este caso específico, el compost tenía un 42% de humedad en el lote mencionado, mientras que el guano registraba un 27,8%. Por ello, señala que es importante descontar la humedad en el análisis, ya que lo que se busca es conocer el impacto de la aplicación de la materia orgánica, no del agua. En el caso estudiado, en lugar de los 10.000 kg de compost/ha, en realidad se estaban aplicando 5.800 kg/ha de materia orgánica efectiva, mientras que en el guano, con un 27% de humedad, eran 7.240 kg/ha.

En cuanto a otras diferencias, señala que el guano ofrece un aporte mucho más alto en términos nutricionales. Sin embargo, su contribución es intensiva en cloruros, sodio y amonio. “El guano puede aportar hasta 50 veces más de amonio que el compost. En el caso del sodio, casi 100 veces más, y en el cloruro, hasta 250 veces más. Es probable que, si aplico 50 metros cúbicos de guano, genere intoxicación y estrés por salinidad, mientras que al aplicar la misma cantidad de compost, no se produzca ese efecto”, destaca. En cuanto a la duración de sus efectos, sostienen que en el caso de la materia orgánica fresca, los efectos iniciales son más rápidos, pero de corta duración. En el caso de la materia orgánica estabilizada, el efecto inicial será lento, pero de larga duración. En todo caso, ambos son complementarios, según se desee establecer estrategias de corto, mediano y largo plazo. Por lo tanto, sostiene que no busca determinar cuál es el mejor, sino que las decisiones sean informadas.

LA IMPORTANCIA DE EVALUAR LA TEMPERATURA DEL AGUA

Arias comenta que muchas veces no se evalúa la temperatura del agua del riego. Cuando las temperaturas de agua sobrepasan los 25 °C, están generando un estrés en el sistema radicular y además están ayudando a moléculas estresantes, como el etileno, a dispersarse y a moverse más rápidamente. “La solución es muy básica que es poner una malla para que sombree y que no le llegue el sol directo, por ejemplo. En la medida de lo posible, también se recomienda no regar a mediodía y tratar de regar en horarios de menor temperatura”, apunta.

Asimismo, el experto considera que las macetas de los arándanos deberían ser blancas porque una maceta negra se calienta mucho más. “El tema está en los detalles, que tendrán una incidencia tremenda sobre el resultado final”, dice.

Para tomar decisiones sobre el manejo del suelo, habrá que previamente conocer su composición.

MEDIRLO TODO, ESA ES LA CLAVE

El experto en suelos considera que medir diferentes valores en la agricultura es clave para tener objetivos claros y tomar decisiones con menos riesgo. Puntualiza que no se trata de medir cosas subjetivas, sino objetivas. Por ejemplo, refiere que una persona puede considerar que el suelo está suelto a simple vista y otra persona va a considerar que está compactado. “Necesitamos tener valores objetivos”, recalca.

Lamentablemente, afirma que existe una inconsistencia en los resultados que trabajan los laboratorios de química de suelo, al menos en Chile. “Nosotros hemos mandado muestras repetidas a distintos laboratorios, le hemos mandado muestras ciegas, hemos hecho varias cosas y las variabilidades de los resultados entre laboratorios son absurdas”, apunta. Lo que recomienda es mantenerse en un mismo laboratorio al menos 3 o 4 temporadas. También es muy importante el momento de la toma de muestras de suelo. Arias considera que lo mejor es previo al inicio de la temporada.

También considera erróneo la práctica de toma de muestras del suelo en que se selecciona un cuartel, se hacen 20 submuestras, se junta todo y se lleva a análisis. Lamentablemente, destaca que de esta forma se suele tomar muestras tanto de zonas malas, como de zonas medias y de zonas positivas, cuando lo correcto es diferenciar el suelo por zonas para tomar decisiones más puntuales.

Los suelos pueden variar significativamente de una zona a otra. ¿Cómo podríamos aplicar una misma receta para todos? ¿Cómo manejar de la misma forma un suelo de ceniza volcánica y uno de origen aluvial o fluvial? Por ello, afirma Arias es fundamental conocer el campo y sus diferentes sectores antes de tomar decisiones de manejo.

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