Científicos del CIP buscan mejorar productividad de la papa mediante la edición genética
La investigación de vanguardia se realiza en Asia y África, y pronto podría aplicarse en el Perú y Latinoamérica.
Los científicos del Centro Internacional de la Papa (CIP), desde sus sedes en África y Asia, vienen realizando una investigación de vanguardia basada en la edición genética de este tubérculo andino, con el objetivo de generar cultivos más productivos, resistentes a diversas condiciones climáticas y capaces de repeler plagas o ser inmunes a enfermedades. De esta manera, podrán desarrollar nuevas variedades de papas más resistentes a las enfermedades —como el tizón tardío, la costra negra o la sarna común—, optimizando así la productividad de los campos de cultivo y contribuyendo con la seguridad alimentaria de la población.
Con sede principal en Lima, Perú, el Centro Internacional de la Papa (CIP) es una organización sin fines de lucro que tiene presencia de investigación en más de 20 países de África, Asia y América Latina. En el reciente estudio de mejoramiento genético, que se realiza en la sede del CIP en Nairobi, capital de Kenia (África), los científicos desarrollan nuevas variedades de papa a partir de diferentes técnicas de ingeniería genética, entre las que destaca el sistema CRISPR/Cas9 (abreviatura de “repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas asociada a la proteína 9”).
Adaptado a partir de un sistema de edición del genoma natural que las bacterias utilizan como defensa inmunitaria, el CRISPR-Cas9 es un instrumento de laboratorio que se usa para cambiar o modificar piezas del ADN de una célula, permitiendo “reescribir” el código de la vida. Este método utiliza una molécula de ARN (ácido ribonucleico) con un diseño especial para guiar una enzima, que se conoce como Cas9, hacia una secuencia específica del ADN.
Luego, la Cas9 corta las hebras de ADN en el lugar seleccionado y quita una pieza pequeña. Así, se produce un espacio en el ADN en donde se coloca una pieza nueva de ADN. Las tijeras genéticas CRISPR, utilizadas para la edición genómica, fueron descubiertas por la investigadora francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer A. Doudna, quienes fueron galardonadas con el Premio Nobel de Química 2020.
El CRISPR-Cas9 ha generado mucho entusiasmo en la comunidad científica porque es más rápido, barato, preciso y eficiente que otros métodos de edición del genoma.
METODO NATURAL
En entrevista con la Agencia Andina, Hugo Campos de Quiroz, director general adjunto para la Investigación y Desarrollo del CIP, explicó que la edición genética es un método natural que solo incorpora genes de una misma especie vegetal, a diferencia del proceso de transgénesis utilizado para la creación de organismos genéticamente modificados (OGM) o ‘transgénicos’.
A diferencia del cruzamiento y otras tecnologías transgénicas, la edición genética, según el experto, precisa de un tiempo considerablemente menor para mejorar un rasgo agronómico específico, lo que permite ahorrar grandes gastos en la investigación. Además, su uso y desarrollo en diversos países se inscriben en un marco regulatorio más flexible que permite garantizar su seguridad alimentaria tanto para los seres humanos como los animales que consumen productos transgénicos, bajo un enfoque de sostenibilidad ambiental.
En ese sentido, el investigador del CIP resaltó que la edición génica de la papa puede tener un impacto potencial en la seguridad alimentaria de los países en vías de desarrollo. “Existen genes que naturalmente se encuentran en la papa cultivada o en algunos tipos de papas silvestres que crecen en Perú. Una vez que estos genes se han optimizado a través de la edición génica, por ejemplo, mejorando su eficiencia para defender a la planta de papa contra la rancha, se convierten en objetivos para ser modificados a través de edición génica y, de ese modo, pueden contribuir al manejo agronómico más eficiente de la de la papa en Perú por parte de los agricultores”, explicó el investigador chileno.
En la actualidad, uno de los mayores desafíos que enfrentan los pequeños y medianos agricultores peruanos es garantizar la resistencia a sus cultivos frente a las enfermedades o plagas causadas por insectos, hongos y bacterias.