Pese a los avatares que puede vivir el sector bananero colombiano, no solo por los bajos precios que hoy pagan los supermercados europeos y las múltiples exigencias para ingresar a determinados mercados, sino también por los fenómenos climáticos que afectan el desarrollo de las plantas y el riesgo por cuenta de enfermedades como el Fusarium Raza 4 Tropical y la Sigatoka Negra, este seguirá siendo un buen negocio. Así lo cree Fernando Cely Santos, gerente de la compañía productora de banano Cevila SAS.

Y es que, según el directivo, a pesar de los retos que enfrenta el sector y a los altibajos que han tenido en la producción, el sector está creciendo y, lo que es más importante, seguirá creciendo. “Creo que estamos en un punto de crecimiento bueno, pero considero que, realmente lo que hace falta es conseguir más compradores para la fruta producida en Colombia”, dice Cely y destaca que más allá de seguir apuntando a mercados como EE UU y Europa, el banano debe abrir nuevos mercados, como China.

Frente a esta proyección y la meta de encaminarse hacia nuevos destinos, Cely señala que “el banano colombiano es de muy buena calidad y eso nos hace ser competitivos en los diferentes mercados”.

Adicionalmente manifiesta que, “todos los negocios tienen altibajos y aunque la situación de los bananeros ha estado difícil, producir banano siempre va a ser un buen negocio en el largo plazo”, dice Cely. No por nada, desde hace cerca de 4 años dejó atrás sus plantaciones de palma de aceite y se dedicó a producir banano, una fruta que, según él, trae un retorno de la inversión en un menor tiempo.

Recuerda que su empresa, un negocio familiar ubicado en el municipio de Aracataca, departamento del Magdalena fue productora de palma de aceite por más de 30 años. Sin embargo, los planes cambiaron. “En el 2020 nuestro negocio entró en crisis. La pandemia del Covid-19, problemas económicos que vivimos en la familia y sumado a esto, las afectaciones que se dieron en el cultivo de palma a causa de la pudrición del cogollo (PC), nos llevaron a incursionar en la producción de banano”, dice sobre un negocio en el que se embarcaron desde el 2021 y que rindió sus primeros frutos en diciembre de 2022. “Desde ese entonces estamos produciendo y exportando fruta. Semanalmente tenemos cosecha”.

Hoy, Cevila SAS cuenta con 22 hectáreas (ha) plantadas con banano, con la proyección de plantar próximamente 10 ha más y quizá llegar a ocupar el total de las 74 ha que tenían anteriormente con palma de aceite. Además, Cely destaca que, a la fecha toda su producción es exportada a través de la Comercializadora Internacional de Banano, Banasan. La fruta es preparada y empacada en su propia planta empacadora y posteriormente entregada a Banasan para salir a destino desde el puerto de Santa Marta.

“El año pasado tuvimos una producción de 2.600 cajas por hectárea y aunque no es lo óptimo, esperamos seguir creciendo”. La meta para el cierre de este año es alcanzar una producción de entre 2.800 y 2.900 cajas por hectárea.

CUANDO EL CLIMA JUEGA UNA MALA PASADA

En línea con esto, el directivo comenta que la baja producción se ha dado principalmente a causa del clima. El año pasado los fuertes vientos les jugaron una mala pasada. Aunque dice Cely, es tema superado. “El viento arrasó con 4,5 hectáreas, además tuvimos inundaciones, pero el buen desarrollo del proyecto en la parte de ingeniería nos permitió evacuar rápidamente el agua de la plantación”.

Además, agrega que, con los vientos no pudieron hacer nada. “La inversión era muy alta, pues debíamos instalar un cable aéreo para amarrar las plantas y no contábamos con el dinero ni con auxilios por parte del Gobierno”. 

Pero más allá de estos desafíos que han debido sortear, el gerente de Cevila SAS, dice que han sabido darles manejo de la mejor manera. Además, destaca que la implementación de tecnologías en el proceso productivo les ha permitido ser mucho más eficientes.

Por ejemplo, resalta que han implementado sistemas de riego por aspersión lo que les ha dado muy buenos resultados y ahorros importantes en el consumo de agua.  “Hoy en día lo que buscamos es bajar costos y con este sistema de riego tenemos un riego más efectivo, en menor tiempo y hemos notado que hay una mejor hidratación del suelo”. Frente a esto, también menciona que, en lugar de conectarse a la red eléctrica, la cual puede resultar intermitente en la zona, instalaron paneles solares y el motor de riego lo conectaron a gas, alcanzando ahorros de aproximadamente $450.000 al mes.

DE LA PALMA DE ACEITE A LA PRODUCCIÓN DE BANANO

Si bien Cely comenta que una de las razones que los llevaron a migrar de la palma al banano fue la afectación de las plantas por pudrición del cogollo, los retornos de inversión en un menor tiempo también fueron decisivos. “La palma se demora más en dar producción y el banano nos iba a dar un retorno de la inversión mucho más rápido”, dice y comenta qué cambios debieron hacer para poder incursionar en este nuevo cultivo.

“Para hacer esta transición de la palma al banano lo que hicimos fue tumbar las plantas, se picaron y se realizó un trabajo de subsolado a la tierra para poder sembrar nuevamente”, resalta. Y, aunque no todo ha sido color de rosa, se han adaptado muy bien al cultivo de esta fruta, aunque resalta, la consecución de mano de obra ha sido uno de los aspectos más difíciles. “En banano se requiere mucha más gente, el manejo de la fruta es más delicado y nos toca preparar muy bien a nuestros trabajadores”, concluye el directivo y enfatiza que seguirán creyendo en el negocio y apuntándole cada temporada a obtener mayores producciones.

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