La vía adecuada para conseguir huertos de avellanos homogéneamente productivos
Una alta variabilidad genética es sinónimo de una alta variabilidad productiva. Ese es uno de los problemas que enfrenta el avellano europeo en Chile. Para solucionarlo, se está trabajando con aquellos ecotipos más sobresalientes que permitan altas y homogéneas productividades. La tarea no es fácil, pero se espera conseguir un ecotipo para cada zona productiva del país.
Hazelnut farm in Piedmont Italy
Con producciones promedio de 2.500 kg/ha, pero con huertos sobresalientes que llegan a rendimientos de hasta 5.000 o 6.000 kg/ha, en Chile hay una alta variabilidad productiva en el cultivo del avellano europeo.
El objetivo de los productores es claro: lograr pro ducciones homogéneas en sus huertos, pero ¿cómo? ¿Con mejores manejos agronómicos? “Es posible. Sin embargo, un punto calve, es poder contar con la mejor genética posible”, sostiene Nicolás Manterola, asesor y especialista en el cultivo del avellano.
“Si se puede trabajar con genética pura, bienvenido. Pero si no, es necesario trabajar con la mejor genética abordable o aquella que tenga las mejores condiciones según cada zona agroclimática”, añade.
-¿En Chile se trabaja con buena genética en el avellano?
-Absolutamente. Tonda di Giffoni y Barcelona son variedades que están establecidas en Chile desde los años noventa. Luego, años más tarde, aparecieron en el país las variedades provenientes de la Universidad de Oregón (OSU), en EE UU, que se han establecido en diferentes zonas y han mostrado buen potencial en el país. La clave de este negocio pasa por tener una buena genética y plantas de buena calidad. Esa es la exigencia que debieran hacer todos los productores agrícolas”.
-¿Lo tienen claro?
-No todos, solo unos pocos. Y nuestro deber es transmitirlo. En Chile tenemos experiencia en variedades de una misma especie que han llegado al país después de otras que ya estaban establecidas, las cuales presentan produc-
ciones más atractivas si las ponemos a la par.
-¿Eso es porque la variedad es mejor?
-Sí, porque es mejor, genéticamente hablando y porque existe un sistema de propagación que ha sido eficiente y efectivo. Si ponemos frente a frente una planta obtenida por método tradicional y una por microporpagación, la segunda siempre será mejor. El tema es que hoy en Chile no es posible encontrar una Tonda di Giffoni o una Barcelona que sean originales, puras. Estas variedades llegaron a Chile hace muchos años y hubo un momento en que los propios agricultores comenzaron a propagar hijuelos, los que se polinizaban con otros, dando origen a la aparición de diferentes ecotipos de una misma variedad.
-¿Eso provoca mucha variabilidad genética en superficie establecida en el país?
-Sí, es enorme. Tenemos dos variedades preponderantes, pero una gran cantidad de ecotipos de éstas. Y, por consiguiente, tenemos también una variabilidad productiva enorme.
A LA BÚSQUEDA DE LOS MEJORES ECOTIPOS
La tarea y el objetivo que se ha propuesto Manterola no es menor: buscar en las zonas productoras los mejores ecotipos de cada una de ellas y reproducirlos Vitrofarm, un vivero de plantas clonales del cual es socio y director.
Una tarea que implica una búsqueda en campos comerciales de aquellos ejemplares de avellanos sobresalientes.
De momento, ya cuentan con un ecotipo para la región del Maule. “Dimos con un huerto en la zona de Pelarco que tiene plantas abiertas, no tan vigorosas, con un desarrollo radicular muy bueno y muy productivas; con rendimientos entre 4.000 kg/ha y 4.500 kg/ha al sexto año. En un año fuimos viendo cómo se comportaban las plantas y nos quedamos con las mejores para poder desarrollar un cultivo ‘in vitro’”, cuenta.
A la par, iniciaron el desarrollo del medio de cultivo y los protocolos que les permitieran realizar las propagaciones, en un ambiente donde todo está controlado, asegurando en todo momento la sanidad de las plantas. “Eso nos permite tener una alta tasa de plantas sanas. Hoy en día estamos perfeccionándonos en las etapas de enraizamiento y aclimatación”, aclara sobre un proyecto que lleva 18 meses.
“Hoy es posible dar con un ecotipo de una Tonda di Giffoni específico para zonas del Maule o para Ñuble, por ejemplo”, asegura Manterola, que cuenta con una gran experiencia en el desarrollo de plantas clonales, adquirida trabajando en el Programa de Variedades de Nogal de la universidad UC-Davis, en California, EE UU.
“Hoy, en Chile, la clave está en buscar ecotipos más propicios o mejorados de manera natural para las distintas condiciones agroclimáticas”, subraya.
-En concreto, ¿qué se busca?
-Estructura radicular, estructura de la planta (si esta es abierta o cerrada), vigor, época de floración y brotación, rendimiento, tolerancia a estreses abióticos y sanidad; es decir, resistencia o tolerancia a patógenos como, por ejemplo, Xantomonas.
-Por ejemplo, ¿cómo te das cuenta si un árbol es resistente a Xantomonas?
-Vemos las condiciones del huerto y cómo está en relación a los manejos agronómicos que se le ha dado. Es un periodo largo de observación y de desarrollo. Lo llevas a investigación y te quedas con la mejor planta. Es un trabajo lento, por lo que hoy con la ansiedad e ímpetu de tener algo ya, quizás no se pueda aplicar. Pero, por ejemplo, hoy si ves un huerto altamente productivo, quiere decir que tiene poca Xantomonas. Vemos que tiene tantas flores por ramillas o por dardos. Así es como vamos sacando los mejores ejemplares, para hacer un desarrollo. Tras ello, y en el vivero, se procura que la calidad de la planta sea la máxima, tratando de que esté equilibrada, estructuralmente hablando y también de manera nutricional. Y eso se hace en el vivero de dos formas: tradicional o ‘in vitro’.
-¿Por qué dirías que las plantas clonales son mejores que aquellas obtenidas por métodos tradicionales?
-Porque seleccionamos los mejores individuos o “ecotipos” para reproducirlos bajo un sistema donde todas las plantas serán, genéticamente, idénticas. En segundo lugar, habrá un sistema de manejo inocuo y sano en todas las etapas del cultivo. Y tres, tiempo. Bajo el sistema in vitro (microporpagación) se puede lograr una gran cantidad de plantas en un periodo más corto. Homogeneidad genética, condiciones favorables para el equilibrio de la planta y volumen de planta en un periodo acotado; es lo que hacen imbatible a la microporpagación versus el desarrollo tradicional. Además, a este tipo de plantas se las puede inocular desde el minuto uno con consorcios de micorroganismos, con biocontroladores.
-¿De que dependerá que estas plantan tengan éxito en el huerto?
-La técnica de propagación es importante, y también lo son los manejos correctos. En el vivero, y desde un inicio, trabajamos con un sistema controlado y lo más inocuo posible, que nos asegura la calidad de las plantas en cuanto a su sanidad.
-Además de Maule, ¿han identificado ecotipos de otras zonas?
-Estamos en eso. Estamos trabajando con Ñuble y en La Araucanía, pero lo más desarrollado lo tenemos para el Maule. Estamos en contacto con otros viveristas e investigadores para desarrollar este tipo de manejo. Al gremio le ayudará esa colaboración. Vamos a tener avances en el mediano plazo. El objetivo es lograr variedades óptimas que se puedan desarrollar en las diferentes zonas de producción en Chile.
-Si la calidad de la planta es fundamental, ¿qué tanto lo son los manejos agronómicos?
-Siempre hablo del equilibrio nutricional desde la formación. No sacamos nada con tener una planta de buena genética si tu manejo es pobre, sobre todo los primeros años. Si no le damos los nutrientes esenciales, lo que realmente necesita esa planta, no tendremos una buena planta para tener buenas producciones. Todo ese manejo de estructura, a través del riego, tecnificación en las estrategias de nutrición y fitosanidad; son esenciales. Tras eso, vienen los manejos de producción.
-¿Se está trabajando o ensayando con nuevos tipos de manejos para sacar el mayor partido a plantas en huerto?
-Sí, estamos trabajando en el uso de torres anti heladas, ver si se paga o no en el proyecto, en especial en zonas más húmedas y frías, porque estamos viendo que en el inicio de la floración y durante la brotación, hemos tenido temperaturas muy frías que, si bien no han llegado a dañar la planta, sí han habido problemas de polinización. Así, con estas torres, podríamos controlar las emisiones de polen cuando las haya. Además, estamos trabajando con herramientas de polinización asistida, control biológico, uso de fitoreguladores, hormonas, antiestresantes, bioestimulantes y reguladores para cuaja; porque no puede ser que los productores estén cosechando por dos meses, y estén arriesgando la calidad de su fruta. Lo que no podemos hacer es un ‘copy-paste’ de otras especies. Hoy existen las herramientas, las que debemos investigar y aplicar bien.
El objetivo es buscar ecotipos más propicios o mejorados de manera natural para las distintas condiciones agroclimáticas, buscando plantas de buena structura radicular, estructura de la planta, vigor, época de floración y brotación, rendimiento, tolerancia a estreses abióticos y sanidad.