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Polinización dirigida con abejas

Diminutas, pero esenciales para el desarrollo agrícola

Una de las prácticas que vienen tomando cada vez más fuerza en la agricultura es la polinización dirigida. Pero para que este proceso surta el efecto deseado es necesario tener en cuenta ciertos aspectos. Todo empieza con las características de la colmena y con la mayor parte de individuos en proceso de pecoreo.

15 de Mayo 2024 Ximena González Vidal
Diminutas, pero esenciales para el desarrollo agrícola

Bombus terrestris.

¡El dulce sabor de la miel! En eso pueden llegar a pensar muchos cuando escuchan la palabra abeja. Pero estos pequeños insectos deben transportarnos más allá. Y más bien se debería pensar en biodiversidad y por qué no, mayor productividad. Las abejas son las responsables de la reproducción de un gran porcentaje de los cultivos agrícolas, ya que cada vez que recogen néctar y polen de una flor y se desplazan a otra, realizan uno de los actos más beneficiosos, la polinización.

Sin embargo, hay muchos factores externos que pueden jugar en contra y aunque la polinización se da naturalmente, cada vez se hace más común que los agricultores opten por la polinización dirigida, aunque en Colombia se está desarrollando hace poco. ¿Sigue siendo un proceso natural? La respuesta es sí, solo que con un manejo distinto. Así lo explica Yohanny Ordóñez, apicultor líder del proyecto Abeja Amiga.

Antes de liberarlas en campo el manejo se da en las colmenas. Explica que, para que las abejas visiten específicamente el cultivo que se quiere desarrollar, lo que hacen es poner a disposición de estos insectos una especie de melaza que las familiarice con determinadas plantas.

“Preparamos un jarabe, lo hacemos con agua, azúcar, una vitamina llamada Promocalier y todo lo mezclamos con hojas o frutos del cultivo que queremos polinizar”. Con esto, dice, las abejas una vez salgan a hacer su proceso de polinización buscarán el mismo sabor. El tiempo en el que se les suministra es relativo y va entre 25 a 45 días antes de llevarlas a campo.

Una vez ahí, son puestas estratégicamente de acuerdo a las especificaciones geográficas del lugar, procurando que se ocupe el rango que se necesite. Luego, ¡es magia lo que ocurre! Empiezan el proceso de polinización y más adelante se podrán obtener frutos de mejor calidad, tamaño y sabor.  “Las colmenas se dejan en el cultivo únicamente durante el tiempo de floración, por eso debe ser un trabajo que se haga de la mano con el agricultor”, dice Ordóñez y apunta que esto es clave para que durante ese periodo no haya aplicación de químicos.

Respecto a esto, el apicultor explica que el número de colmenas a instalar dependerá del cultivo y del terreno, si es un espacio montañoso o plano. Si se quiere hacer polinización dirigida en un cultivo de aguacate, la recomendación del experto es de dos colmenas por hectárea. En general, dice, el promedio sería de 2 colmenas/ha a 4 colmenas/ha.

Por otro lado, Ordóñez dice que no todas las colmenas sirven para hacer el proceso. Estas deben cumplir con ciertas características. “Debe ser una colmena fuerte, con cierta cantidad de individuos y que la mayoría ya esté en etapa de pecoreo, es decir, que ya estén en función de recolectar polen y néctar”. Señala que las abejas van cumpliendo una serie de roles una vez nacen. La primera es alimentar a las crías y limpiar las colmenas, luego, empiezan a desarrollar funciones de seguridad, proteger a la reina y mantener la colmena y finalmente, en sus últimos días de vida, llegan al tiempo del pecoreo o también llamada conducta de forrajeo. “Por eso es fundamental llevar un diario de campo de cada colmena. Lo ideal es que a campo llevemos las que tengan mayor cantidad de abejas adultas”.

APIS MELLIFERA, ES LA REINA

Hay cientos de especies de abejas. Algunas son específicas para polinizar, por ejemplo, orquídeas, otras para frutos grandes, otras para frutos pequeños. Todas cumplen un rol. Sin embargo, destaca Ordóñez la reina es la Apis mellifera, la más común de las especies de abejas melíferas que hay en todo el mundo. “Esta abeja se adapta muy fácil a los diferentes pisos térmicos. Se pueden encontrar en los 2.600 msnm, a los 3.000 o incluso a 800. Son muy adaptables”. Sin embargo, señala que también se hace polinización dirigida con abeja angelita (Tetragonisca angustula) y abejorros (Bombus terrestris).

Apis mellifera.

Aunque son muchos los cultivos donde se puede hacer polinización dirigida con Apis Melifera, por ejemplo, fresas, aguacate, cítricos, café, arándanos, entre otros, Ordóñez manifiesta que, en el caso del maracuyá, al tener una flor con una anatomía diferente y mucho más grande, el proceso debe hacerse con abejorros.

“Cuando la abeja va a hacer su proceso de polinización, no alcanza a mezclar los gametos masculinos con los femeninos de la flor. Como la flor es grande y la abeja más pequeña, ella pasa directo a donde está el polen y se lo lleva sin que haya ese contacto del polen con el otro órgano reproductor de la flor”, manifiesta el apicultor.

En ese sentido, agrega que es por eso, que hay insectos dedicados a unas flores específicas. Además, señala que la polinización de la Apis Mellifera y la de los abejorros es diferente. Mientras la abeja lo hace por electrostática, el abejorro lo hace por movimiento corporal. Ordóñez explica así el proceso: “cuando las abejas vuelan generan una electrostática que, sumada a las vellosidades de su cuerpo, hacen que el polen se les impregne y cuando visitan otra flor, ese polen se mezcla con los gametos masculinos y femeninos y esto hace que la polinización sea más efectiva”. Entre tanto, puntualiza que, al ser el abejorro más grande, este hace un zumbido que permite que la flor se sacuda y al sacudirse se produce la fecundación.

Tetragonisca angustula.

COLOMBIA, UNA GRAN POTENCIA EN APICULTURA

Aunque en Colombia se presentan lluvias constantemente, el líder del proyecto Abeja Amiga manifiesta que el país debería ser una potencia mundial en el tema de la apicultura, pues sus condiciones se adaptan muy bien a las abejas. “A pesar de que llueve mucho, no llueve constantemente, mientras que hay lugares que por sus estaciones cuando entran en invierno llueve todos los días, todo el día y esto hace que las abejas no salgan”.

Explica que, si bien las abejas vienen de Europa y de África, donde hay estaciones marcadas, por su genética, saben que deben recopilar alimento para las temporadas de invierno, es decir logran sobrevivir con lo que recogieron en verano. “Eso no pasa en la mayor parte de Sudamérica, ya que en esta parte del mundo pueden salir todo el año a pecorear y a recolectar, y eso es lo que hace que Colombia sea una potencia en el tema de miel, de polen y en general de muchos otros productos”, indica y además agrega que, “las mayores potencias en la exportación de miel son Perú, Argentina y Brasil y curiosamente Argentina tiene estaciones y Perú la mayor parte es desierta y nosotros acá tenemos todo y no hemos potenciado esa gran oportunidad”.

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