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Jonathan Cárdenas, meteorólogo

"No se espera una intensificación de las lluvias a nivel catastrófico para verano” 

La presencia del Fenómeno El Niño que se extendería a otoño del 2024 traerá consigo más lluvias este verano, pero su intensidad dependerá de algunos factores climatológicos que son necesarios de entender

01 de Diciembre 2023 Equipo Redagrícola
"No se espera una intensificación  de las lluvias a nivel  catastrófico para verano” 

Con solo 1°C de temperatura por encima de lo normal ya se genera una afectación en el agro y otras actividades. De hecho, este año, la anomalía fue mucho más de ese 1°C, en concreto fue de 5°C por encima de lo normal, debido al Fenómeno El Niño. Este trajo problemas a los frutales del norte del país, que necesitan del frío para el proceso de floración, destaca el ingeniero meteorólogo, Jonathan Cárdenas, gerente de operaciones de la consultora Ambiand. Pese a este escenario inicial, detalla que no se presentarían con tanta intensidad las lluvias en los meses de verano, al menos no como lo vivido en los fenómenos de 1983, 1997 o 2017. 

Jonathan Cárdenas Sotero.

-Marzo y abril estuvieron marcados por altas temperaturas y lluvias inesperadas. Ahora hay un enfriamiento del clima, pero se espera que comience en verano las lluvias intensas por El Niño. ¿Cómo se puede explicar climatológicamente este año?
-Lo primero que hay que indicar es que estamos en el Fenómeno El Niño. No es que va a venir con las lluvias. Desde finales de febrero pasado empezó el calentamiento y ha seguido durante estos meses, con temperaturas muy elevadas. En realidad, estamos en un ‘Niño fuerte’ para las condiciones de Perú. El Niño es mucho más que lluvias. Es incremento de temperaturas, cambios en los patrones de viento y de las corrientes oceánicas, y cuando coincide con el periodo de lluvias de nuestro país, también incrementa las precipitaciones. Una condición análoga se vivió en 1997, cuando prácticamente no se tuvo invierno, y llegado el periodo de lluvias, tuvimos precipitaciones muy intensas a partir de diciembre. Por ello, tenemos diferentes afectaciones en la parte agrícola por las olas de calor intensas. Hemos tenido hasta 5°C por encima de los valores normales durante el otoño e invierno. Este escenario definitivamente afecta a los cultivos y eso es lo que hemos visto en los proceso de floración, por ejemplo, debido a estas altas temperaturas. 

-En especial, en el norte, las anomalías se han dejado sentir en mayor intensidad.
-En realidad, se ha sentido, prácticamente, en toda la costa, excepto en la parte más al sur, que suele siempre afectarse menos por la distancia a la zona ecuatorial donde suele ser el epicentro del Niño. Sin embargo, terminando el invierno y empezando la primavera hubo cambios y esos cambios se deben a la presencia del anticiclón del Pacífico Sur, que era un factor meteorológico que no estaba presente durante estos meses. Su función es básicamente impulsar o potenciar los vientos alisios, generando afloramiento de aguas de mar profundas que suelen estar más frías, y eso está evitado que el proceso de calentamiento continúe y que en primavera tengamos una mayor cobertura nubosa. Si la anomalía era de cinco grados, ahora es solo de un grado. Actualmente, tenemos condiciones aún cálidas, pero más cercanas a lo usual en estas fechas. 

-La expectativa es que las lluvias intensas comiencen en enero. Otros temen que se inicien antes, en diciembre. ¿Eso es probable? 
-En septiembre comienza nuestro año hidrológico y, con ello, las primeras lluvias. Sin embargo, esas cantidades son pequeñas y difícilmente generan una condición de alerta. A partir de diciembre, sobre todo a partir de la segunda quincena de diciembre, ya las precipitaciones suelen ser mayores. Obviamente, entre enero y marzo hay más precipitación. ¿Por qué se teme que en enero se intensifiquen mucho las lluvias? Lo que pasa es que está en camino un tren de ondas Kelvin, ondas de aguas cálidas en el océano que deberían estar llegando en diciembre de este año desde la parte central del Océano Pacífico, que tardan unos dos meses y medio en llegar. Al momento que coinciden esas ondas Kelvin con el periodo de lluvias, hay ese riesgo de lluvias intensas. Sin embargo, el anticiclón está presente todavía y, por ello, es muy probable que esas ondas no lleguen a nuestra costa. 

-Eso sería una buena noticia. Esto amortiguará cualquier intensificación de las lluvias.
-Lo que estamos viendo es que aparentemente no llegarían estas ondas que potenciarían al Fenómeno El Niño. El anticiclón está ganando cada vez más terreno y dejaría estas ondas alejadas todavía, seguramente cerca de las Islas Galápagos. Por ahí podría quedarse este tren de ondas y ya no propagarse hasta Sudamérica. Por lo observado actualmente, ese sería el escenario. 
-Sin embargo, igual continuaríamos con El Niño, pero con un menor nivel de intensidad. 
-Exacto. Lo que estamos hablando aquí es que esa ‘gasolina extra’ (las ondas kelvin) no está llegando, pero todavía estaremos en una condición de Niño. Sin embargo, estamos viendo, esto no es información oficial, que el mayor calentamiento del océano asociado a El Niño se concentre en la región Niño 3.4, que es el Pacífico Central, y así no tengamos el escenario de lluvias intensas en nuestra costa. Eso sería un factor positivo, porque las lluvias más intensas estarían más al oeste y no en Sudamérica.

Con el Fenómeno El Niño Global vienen lluvias por encima de lo normal. Los ríos suelen inundar las zonas agrícolas.

LA INTENSIDAD DE LAS LLUVIAS 

-De confirmarse, entonces, ¿cómo sería la situación en el país los siguientes meses? 
-De hecho, nuestra costa seguirá caliente. Entonces, el que esté caliente nuestro mar en temporada de lluvia genera un escenario de lluvias por encima de lo normal. Pero, por encima de lo normal no quiere decir necesariamente catastrófico. Catastrófico es cuando tenemos el calentamiento más importante en las costas de Sudamérica y la temporada de lluvias juntas. Cabe mencionar que las lluvias de marzo y abril de este año son producto del Niño Costero, al que se le sumaron otros ingredientes como la oscilación Madden y Julian (MJO) que alcanzó su máxima amplitud histórica en fase activa sobre Sudamérica; y la presencia de un sistema de baja presión (mal llamado “ciclón Yaku”) que ayudó al transporte de aire húmedo hacia la costa central. En todo caso, la probabilidad que se vuelvan a juntar estos ingredientes con las mismas características en el corto plazo es muy baja.

-¿Qué podemos esperar en los próximos meses?
-Que el calentamiento persista, posiblemente hasta otoño de 2024. Sin embargo, su intensidad no sería tan grande como para generar lluvias catastróficas. Lo que sí se espera son lluvias por encima de lo normal. Posiblemente estemos hablando del doble de precipitaciones en la zona norte, que no es algo muy fuerte. Por ejemplo, en Piura la acumulación de lluvias sin Niño (entre enero y marzo) es de unos 100 mm, pero con un Niño muy fuerte se puede multiplicar por 20. 

– Ahora llegaría a 200 milímetros acumulado.
-Eso se proyecta y son valores que no llegan a ser como lo ocurrido en los fenómenos anteriores. 

-¿Es cierto que El Niño se presentaría con mayor frecuencia y mayor intensidad?
-Allí hay dos elementos que son importantes de mencionar. Uno es que todo el mundo se acuerda de los Niños que traen mucha lluvia, pero no todos estos fenómenos traen mucha lluvia. Por ejemplo, 2016 fue un año de Niño. Ese año hubo anomalías cálidas por varios meses, pero no lluvias. Entonces, El Niño también trae altas temperaturas, cambios en los patrones de viento, en las corrientes marinas; entonces, hay que verlo como un todo. El 2016 no fue un calentamiento cualquiera, pero no trajo lluvias. ¿Por qué? La zona más caliente estuvo en la parte central del Pacífico y no estuvo en Sudamérica, donde el nivel de calentamiento fue menor que en otras zonas, y no generó lluvias para nosotros. Así como ese Niño hay otros más. Además, estamos viviendo desde hace poco eventos costeros (El Niño Costero), que se concentran solo en la zona de Sudamérica. Todos recuerdan el Niño Costero del 2017, pero también hubo uno en 1925. Con esto solo se calienta la costa de Perú y Ecuador. 2023 empezó como un Niño Costero y después se ha ido propagando el calentamiento hacia el centro del Pacífico y está calentando todo.  Hay una percepción de que El Niño está siendo más frecuente, porque hemos tenido en un corto periodo de tiempo dos eventos de Niño costero con lluvias importantes. 

ENTRE EL NIÑO GLOBAL Y EL NIÑO COSTERO

-¿Conviviremos con El Niño Costero y El Niño Global en los siguientes años? 
-Exacto, pero no es algo que ocurrirá pronto. Y lo que dicen los escenarios -acuérdense que no es un pronóstico-, es que serán más frecuentes y más intensos. 

-¿Estos dos fenómenos actúan diferente?
-Estos dos eventos se inician con un debilitamiento de los vientos alisios y, en el caso del costero, su propagación es muy rápida. Estamos hablando de que en dos semanas tienes un evento cálido frente a la costa que si persiste te generará muchísimos problemas. En tanto, un Niño Global implica una interacción del océano con la atmósfera bastante fuerte que le llamamos acoplamiento y este acoplamiento genera lo que llamamos teleconexiones. Perú también tiene una teleconexión con El Niño Global que son los déficits de lluvias en la selva y en la sierra.  Entonces, Perú tiene dos afectaciones, uno por El Niño Global y también un efecto directo por El Niño Costero, que si coincide con el periodo de lluvias, provoca una mayor precipitación, pero no trae sequías en la sierra y selva. Aunque, con el Niño Global del 97-98 no hubo la sequía. Al final, todos estos fenómenos tienen su propia firma. 

-Los agricultores tienen un trabajo muy arduo en los siguientes años de seguimiento de lo que ocurre con el clima. 
-Sí, claro. En otros países lo están haciendo. En Perú, hay que evaluar, por ejemplo, la disponibilidad hídrica con el escenario de cambio climático. ¿Qué va a pasar, por ejemplo, con nuestra matriz energética, que depende de casi en un 50% del agua? En el caso de la actividad agrícola en la zona costera, también tendrá que analizar qué pasará con las temperaturas. Seguramente en muchas zonas vamos a tener incrementos importantes de temperaturas y algunos cultivos serán mejores que otros para esas zonas. Y, en otras regiones, de repente, más al sur, lo que tengamos son descensos de temperatura. Es indispensable incorporar el tema climático en una visión de negocio de corto y largo plazo.

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