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3C en cáncer bacterial del cerezo

15 de Marzo 2017 Equipo Redagrícola

Desde el punto de vista del manejo fitosanitario, una de las enfermedades que mayormente inciden en el cultivo del Cerezo, es el Cáncer Bacterial, causado por Pseudomonassyringae pv. syringae. Los síntomas pueden aparecer a los pocos meses de la plantación, localizándose en el tronco, desde el cuello hasta el nacimiento de las ramas principales, o bien en las axilas de las mismas (Pinilla et al., 2010). Es una enfermedad muy importante en árboles nuevos, de difícil control, la que en cierta medida ha limitado el desarrollo de esta especie frutal en Chile (Latorre, 2008)

Eduardo Donoso Ing. Agrónomo Sc, Ph. D.

El Patógeno

El agente causal P. syringae pv. syringae, corresponde a una bacteria gram negativa, capaz de generar infecciones en almendro, guindo, cerezo, ciruelo, damasco, duraznero, nectarino, perales y arándanos. La bacteria puede penetrar por los estomas de las hojas, alcanzando las yemas axilares y la ramilla a través del sistema vascular. Siendo esto más importante luego de una helada en primavera, cuando un descenso lento de la temperatura forma cristales en los espacios intercelulares, expulsando el aire y concentrando el contenido celular por deshidratación, sin causar la muerte de los tejidos. Al ascender la temperatura se produce el descongelamiento, y por descompresión del material sólido de la célula, las gotas de agua sobre la superficie de la hoja son succionadas hacia los espacios intercelulares, arrastrando con ellas a los microorganismos presentes. Otros sitios de infección son las lenticelas en ramillas, grietas en las escamas de yemas en latencia, los cortes de poda, heridas por golpe de sol y las heridas causadas por insectos.(Agrios, 2005).

El Cáncer Bacterial

La bacteria, es capaz de generar infecciones, y posteriormente muerte de tejido localizada, generando normalmente en los frutales mencionados, tizón en yemas y flores, lo que está condicionado principalmente por la presencia del patógeno y las condiciones climáticas favorables, alta humedad ambiental y temperaturas entre–0.5 °C y –2 °C, con un rango óptimo para el desarrollo de síntomas de 15 °C a 25 °C (Agrios,2005) y baja luminosidad, pero cuando se generan condiciones de estrés, la bacteria logra infectar tejidos leñosos, generando la formación de cancros, pasamos a tener un cáncer, con todas las implicaciones de la palabra, al igual que en humanos, no se explica solo por la presencia de la enfermedad, siendo factores predisponentes, así como condiciones de estrés causadas por heladas, golpe de sol (Pinilla, 2010), exceso de nitrógeno, deficiencias nutricionales (Donoso et al. 2010), presencia de otros patógenos como serian Cytospora, nematodos, vasculares (Kenelly et al. 2007), favorecen la aparición de cáncer, en algunos casos incrementando la severidad de los síntomas, así normalmente en Chile, se han observado que plantas afectadas por Plateado (Chondrostereum purpureum),presentan presencia de daños en frutos y hojas. Es en estos cancros, donde la bacteria es capaz de reproducirse, siendo puntos de dispersión intra planta, y además se generan las toxinas sirigomicina, que facilita la destrucción de los tejidos y disminuye el vigor de las plantas (Kennelly, Et al. 2007).

El Control 3 C

El control de esta enfermedad es complejo, tradicionalmente se ha basado en la aplicación de medidas preventivas entre las cuales se incluyen los tratamientos foliares de compuestos cúpricos (óxido de cobre, caldo bórdales, oxicloruro de cobre, hidróxido de cobre), aplicados dos o tres veces entre el inicio y el término de la caída de las hojas (Latorre, 2008), así como la protección de troncos con diversas pinturas con o sin compuestos cúpricos (Pinilla et al, 2010), y la aplicación de antibióticos en flor. Apartir de fines de los años 2000, empezamos a replantear las estrategias de control basadas en químicas, a las que integran el uso de agentes microbiológicos, pensando en especial, que al utilizar controladores biológicos, que actúan principalmente por competencia, como Nacillus®, se cuestionando los momentos de aplicación dejando de lado varios momentos críticos, no porque no fueran importantes, el control en ellos, sino simplemente porque las alternativas químicas no eran suficientemente efectivas en esas fases de desarrollo de la enfermedad. Esto nos llevó a la generación de la estrategia de Control de Ciclo Completo (3C), que consiste en controlar al patógeno en todas las fases de desarrollo con la mejor alternativa posible para cada fase. Así, en primer lugar, se detectaron los factores externos, que incrementaban la incidencia del patógeno, identificándose que el lado norte de las plantas, tendía a presentar mayor incidencia de la enfermedad que el lado sur, lo que fue asociado a las mayores temperaturas que soportan las yemas, hasta 10° C más que el lado sur, lo que hacen que ingresen al invierno, con las yemas abiertas y por ende más proclives a ser infectadas (Donoso et. Al 2010), frente a lo cual las aplicaciones de cobre serian Fitotoxicas, y los antibióticos tendrían una baja residualidad, por lo que se aplicó un controlador biológico, Nacillus®, cuyas cepas de Bacillus fueron capaces de colonizar estos tejido y así disminuirla incidencia de tizón de yemas, aplicación que debería hacerse entre post cosecha y previo a caída de hojas, momento en el cual las aplicaciones de cobre, muestran su mayor efecto. Lo mismo que en aplicaciones invernales. En pleno invierno, se plantea una nueva colonización de tejidos susceptibles, en especial posterior a la poda, donde las aplicaciones de Nacillus®, en conjunto con Mamull®, un sellante asperjable de poda, es capaz de cubrir los cortes y evitar el ingreso de Pseudomonas y hongos de madera (Chondrostereum purpureum, Botryosphaeria spp. entre otros), lo que debería ser repetido en caso de temporales de viento y heladas fuertes. Así, la combinación con los productos a base de cobre, generará un efecto similar al del alcohol (cobres) y el parche curita (biológicos), incrementando tanto el cubrimiento de tejidos como tiempo de protección de los mismos. En cuanto al manejo de herramientas que se utilicen en huertos afectados, estas deben tener un proceso de desinfección a conciencia, todos los desinfectantes funcionan, pero no sirve de nada sin un ordenamiento de las labores. Previo a las labores de poda, amarres, y otras que generen heridas, personal permanente del huerto y capacitado, deberá entrar a los cuarteles afectados, identificar los arboles con síntomas y realizar la labor en forma aislada y previa al resto del huerto, dejando claramente marcados los árboles, así se disminuye en forma importante el traspaso de enfermedades de una planta enferma a una sana. Una vez cubierto estos vacíos en el programa de control, a partir del año 2010, enfrentamos el manejo de los cancros, desde una aproximación completamente distinta, en vez de una extirpación total y muy agresiva con los tejidos de la planta, se optó, por el uso de un formulado biológico en pasta, capaz de incrementar la tasa de cicatrización de tejidos leñosos. Así se pudo observar, que con limpiezas superficiales de los cancros, sacando solo la goma y madera muerta, de manera de lograr accesos a la zona de avance del cancro, este formulado, Coraza®, lograba en un par de semanas, secar los cancros, disminuyendo en forma drástica, la carga bacteriana dentro de la planta, la que genera una disminución del vigor de la planta y es una gran fuente de inoculo. Esta extinción de cancros, logra que los huertos detengan su tasa de mortalidad y disminuye la presión de cáncer dentro de los huertos, permitiendo que en curso de un par de temporadas, recuperen su productividad (figura 2), esta labor debe efectuarse en épocas con mayor actividad de los cancros (más visibles en otoño y primavera), pero cada vez que se observe un cancro activo, realizar la labor, ya que así se disminuye la presión de la enfermedad además que por las características orgánicas del producto, permite su uso en cualquier momento. Al inicio de la temporada, se plantean dos aplicaciones, una en brotación, con el fin de proteger las grietas que se generan en la abertura de yemas, y la segunda en floración, para cubrir estas y evitar el atizonamiento de las mismas, las que pueden ser alternadas con antibióticos y complementadas con productos para el control de Botrytis cinerea. Así, una estrategia 3C, que proteja las yemas previo a las condiciones predisponentes de otoño (Nacillus®), en caída de hojas e invierno (cobres como preventivo), seguido por la colonización de heridas y cortes de podas (Nacillus® + Mamull®), y la protección de yemas y flores en inicio de temporada (Nacillus®/antibiótico/botryticida), todo la estrategia anterior, debe ser complementada a la extinción de cancros en primavera y otoño (Coraza®)(Figura 1). Adicionalmente, hay que sumar un cambio de calidad de vida a las plantas, que disminuya los niveles de estrés abióticos (exposición solar de los tejidos, nutrición desbalanceada, falta de agua, etc.) y bióticos (plateado, nematodos, pudriciones de raíces, y patógenos menores como Cytospora y tiro de munición),para lograr un equilibrio del huerto.

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Figura 1.- Evolución de cancro solo extirpado y no tratado (superior) y tratado con Coraza en el curso de un mes.

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Figura 2.- Evolución de cancro solo extripado y no tratado (superior) y tratado con Coraza, en el curso de nueve meses.

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