Ni una hectárea más de variedades tradicionales
El campo ubicado en Los Aquijes está sufriendo una paulatina transformación de variedades. A 2021 esperan tener unas 80 ha de variedades licenciadas. Asimismo, la empresa está apostando por los cítricos, un cultivo hasta ahora desconocido para sus responsables.
Manuelita es un grupo colombiano que inició sus operaciones en Ica en el 2007, bajo el nombre Manuelita Frutas y Hortalizas. Cuando Carlos Garavito llegó a trabajar a la empresa la superficie total de uva de mesa era de 195 ha. Hoy ese área ha crecido hasta contabilizar 282 ha, de las cuales 251 son productivas. En el campo ubicado en Los Aquijes dominan las variedades ‘seedless’ en un 80%, donde Flame es la más sembrada (70 ha), seguida de Crimson (45 ha) y Flame (53 ha).
Pero esas variedades tradicionales están dando paso a las licenciadas. El recambio partió y no se detendrá. Garavito lo resume en la siguiente frase: “De las variedades tradicionales no vamos a plantar una hectárea más”. Así, ya no habrá áreas destinadas a Red Globe, ni Flame, ni Superior ni tampoco Superior.
La producción de variedades nuevas en la campaña pasada se obtuvo de 25 ha. Pero tras la cosecha han decidió incluir más área de las licenciadas. Este año la compañía se acercará a las 50 ha. Y el plan de aquí a 2020 es llegar hasta las 80 ha. “Estamos creciendo en área más que recambiar, así que no vamos a matar áreas. La idea es facturar, en el 2020, US$35 o US$40 millones, en general, como Manuelita Frutas y Hortalizas”, subraya Garavito. Pero, como ocurre a muchas empresas de la zona, la gran limitante es la disponibilidad de agua.
Manuelita es una de las agroexportadoras de Ica que trabaja con la variedad chilena Iniagrape-one (cuya nombre comercial es Maylen®), una uva sin semilla de variedad chilena, negra tardía, que fue sembrada en enero de 2016. “La estamos conociendo aún. Yo creo que de dos a tres años podremos conocer bien la variedad. Por ejemplo, el protocolo es muy parecido al programa hormonal de Flame, aquí en Perú. Pero tenemos que hacer algunos ajustes, de acuerdo a lo que vayamos viendo en campo”, explica sobre una variedad de la que hoy tienen sembradas 10.29 hectáreas.
– La primera cosecha no rindió las producciones esperadas. Entonces, ¿qué están haciendo para sacarle el mayor partido a esta variedad?
– Esta campaña haremos una poda con cargadores, con muchas más yemas. Teníamos una fertilidad de hasta el 40% hasta febrero de este año. Se viene muy prometedor en el papel. Vimos un ‘test block’ en el campo de Agrícola Don Ricardo, al tercer año y se veía muy bonita y muy productiva. En un racimo normal, lo único que debemos hacer es frenarle el vigor en los punteros. Otro tema que debemos hacer es conocerla más, por ejemplo, hacer ensayos sobre cómo ralear.
– Dentro de este paquete de variedades que están instalando, ¿cuál les ha sorprendido?
– La variedad que más nos ha gustado es Timco, del programa de mejoramiento de SNFL. Es una variedad roja que, si bien es sensible al golpe del sol, tiene un calibre muy bueno, es poco resistente al giberélico y receptiva para el raleo. Estamos haciendo ensayos de raleo químico con todas las variedades para ahorrar mano de obra
Con tal de no ‘casarse’ con un programa de mejoramiento genético, en Manuelita también están trabajando con las variedades de Guimarra, específicamente con Arra 29 y Arra 30. Esta última la instalaron en marzo de 2018 en Los Aquijes, donde tienen 5 ha y en San José de Villacurí donde hay 10 ha. “El objetivo es llegar a una media entre 3,000 y 3,500 cajas/ha”, pronostica Garavito, sobre una variedad que puede alcanzar precios sobre los US$25, aunque si se trata de buenos precios, estos los han conseguido con Timco, “con la que hemos tenido un precio promedio de US$28”, precisa el jefe de fundo.
– ¿Qué particularidades hay en el manejo de una variedad como Arra 30?
– Es una variedad que requiere poco giberélico y es muy sensible al exceso de sol. Por eso es que esta, y todas las variedades blancas, las manejamos en parrón español, mientras que las rojas están en ‘Open Gable’. El parrón español nos gusta porque hay un campo de acción muy bueno para supervisar las labores. En el caso del ‘Open Gable’ hay un ahorro de un 20% en mano de obra. En general, el peruano es de baja estatura y llega muy bien a manipular el racimo en un sistema como este, por sobre un parón español, donde deben subirse sobre un banquito para lograr manipular la uva.
Considerando el portafolio de variedades de Manuelita, la cosecha parte en octubre con Flame y sigue con Superior, Crimson y Red Globe. Mientras que en diciembre es el turno de las Arra e Iniagrapeone.
– ¿Para aprovechar algún mercado?
– La ventana comercial. Lo que pasa es que California ya se está yendo hasta finales de noviembre. Y nuestra Flame, con la que empezamos en octubre, está llegando a EE UU tiene un viaje de 15 a 17 días y se genera una competencia. Tenemos que ver, también, la cantidad de fruta de guarda que tiene EE UU en ese momento. Por ejemplo, de repente, nos cruzamos con 6 o 7 millones de cajas de guarda, de rojas, y el americano debería consumir unos 3 millones de cajas semanales. Tenemos un margen de dos semanas donde ellos puedan acabar su fruta, para poder entrar nosotros; pero si ellos tienen mucha fruta roja, nuestro precio a la llegada es bajo. Tenemos que ver cómo viene el mercado. Igual el programa ya está establecido, con supermercados como Walmart, Costco, etc., para evitar los brokers, los intermediarios, y ganar un precio adicional por caja. En general en Manuelita estamos trabajando mucho con supermercados para tener ese diferencial de precio por caja.
El hecho de trabajar de esta forma fue un espaldarazo a las arcas de la compañía, ya que solo la filial Manuelita Frutas y Hortalizas facturó unos US%15 millones. El reto es que como grupo logremos una facturación de unos US$40 millones en 2020.
Pero como su nombre lo indica, Manuelita Frutas y Hortalizas, el negocio de la compañía no se centra solo en la producción de uva de mesa. A ella se añade el espárrago, del cual hoy tienen sembradas 95 ha en Trujillo, aunque el proyecto total involucra la instalación de 400 ha en esa zona, mientras que en Ica también cuentan con 30 ha.
CÍTRICOS, LA NUEVA APUESTA DE MANUELITA
Pero el otro gran cultivo por el que están apostando hoy en día son los cítricos. En 2016, en la zona de Villacurí y en 2017, en la zona de Los Aquijes, han incursionado también en los cítricos, con cinco variedades de mandarina. Las razones tienen que ver con la diversificación de los cultivos, en aras de estar presentes todo el año en los procesos de comercialización de los supermercados internacionales, pero también de evitar la pérdida de mano de obra.
“Nuestros picos de mano de obra se dan desde agosto hasta febrero, concentrándose en cosecha, que es de octubre hasta finales de enero; ahí tenemos la mayor demanda, y donde hay una competencia muy fuerte con los demás fundos por la mano de obra. Con la diversificación de cultivos, podemos contar con una oferta de trabajo permanente para los trabajadores; con espárragos se trabaja los primeros meses del año; luego puede venir la mandarina temprana, por ejemplo, la variedad Okitsu o Clausellina (ambas licenciadas), en diciembre, enero y febrero; después, con las variedades tardías como son la W. Murcott, Tango y Gold Nugget (estas dos últimas licenciadas), que se cosechan entre julio y agosto. Tras ellas vendría la uva de mesa, en una campaña que se inicia en octubre y se extiende hasta enero”, explica Garavito.
Para trabajar los cítricos, en Manuelita cuentan con la asesoría del consultor español José Vicente, quien visita este campo, que tiene previsto su primera cosecha recién para 2020. Al momento de la visita de Redagrícola a Manuelita, se esperaba la llegada de Vicente para verificar el estado de formación de las plantas. “Estamos formando las ramas laterales para hacer la estructura de la copa. Además estamos viendo cómo hacer frente a los principales riesgos del cultivo, como son daños por exceso de humedad, pudriciones, Phytophtora”, precisa el jefe de fundo.