El entusiasmo peruano por la cereza ya ve sus primeros frutos
La empresa peruana ha desarrollado algunas variedades apoyados en la experiencia chilena, con proyección para tener en agosto o septiembre su primera cosecha de unas 15 ton/ha en su 'test block' en Arequipa, mientras siguen testeando y recopilando información con otras variedades y su comportamiento en diversas zonas del Perú, aprovechando la diversidad de climas y altura. El camino ha sido difícil y de varios años, pero ya comienza a dar resultados.
Tal como cuando Perú comenzó a apostar fuerte por el arándano, este nuevo caso perfectamente podría tratarse de un déjà vu. Luego de un largo trabajo, el país vecino finalmente logrará obtener una producción comercial de cerezas, y parece doblar su apuesta para incorporar este fruto a la oferta exportadora incaica.
Quien consiguió este logro fue Vivero Los Viñedos, que en una presentación del ingeniero agrónomo de la compañía, José Luis Sánchez con Redagrícola, reconoció que hay entre 15 a 20 empresas grandes en Perú que están incursionando en el cultivo, con test blocks de entre 0.5 y 1 ha, y su estimación es que hay unas 15 hectáreas en el país con plantas de vivero Los Viñedos.
El profesional destacó la literatura existente sobre cereza de Chile y, apoyados en la experiencia de nuestro país y Estados Unidos han trabajado en generar las condiciones productivas para el cultivo en el Perú. La empresa actualmente ofrece comercialmente plantas de 7 y 9 meses de edad, tipo injerto escudete, con una altura promedio de 1.2 metros, entregado en un depósito con 8 litros de sustrato esterilizado.
POR AHORA, 3 VARIEDADES
Tras varios años de testeo y estudios, que aún continúan aprovechando la diferentes zonas climáticas y de altura con las que cuenta Perú, de todas las variedades que han probado en Vivero Los Viñedos, han podido conseguir los mejores resultados con tres: Lapins, Santina y Sweet Heart, pero también comenta que han tenido buenos resultados con Regina y Kordia (pese a su alta exigencia de frío). “Estas son las variedades que mejor se han adaptado a la zona de Arequipa, en la zona sur del país, y ahí Lapins, Santina y Sweet Heart han sido las que mejor han respondido hasta el momento, con un desarrollo estructural muy uniforme y acorde a los que se exige”, señala Sánchez.
El profesional detalla que se han enfocado en la reproducción de órganos reproductores, dardos, ramillas, y están preparados para tener producción esta campaña, esperando que sea en agosto o septiembre, donde proyectan conseguir 15 ton/ha en su test block en Arequipa. De hecho, José Luis Sánchez, en tono de anécdota, comenta que ha sido uno de los primeros en consumir esta fruta producida en Perú.
Pese a las dificultades que han tenido, su desarrollo los tiene “muy entusiasmados. Nos estamos enfocando en sacar producción durante esta campaña y luego ir armando un plan de trabajo general”, recalca.
De todo la información y experiencia que han recopilado, de acuerdo a Sánchez, “Lapins es una de las variedades que mejor comportamiento ha tenido hasta el momento”, describiendo que “es la variedad que mejor órganos reproductivos ha generado, y se trabaja para obtener producción entre agosto y septiembre”.
Parte de todo lo investigado en campo, lo están desarrollando con tecnología de propagación in vitro, con los patrones que mejor se han adaptado a las condiciones de Perú. “La propagación aquí es masiva porque nos estamos preparando, creemos y tenemos la confianza que este es uno de los cultivos que debemos tener dentro del paquete de la agroindustria peruana”.
MANEJO DE UNA FRUTA COMPLEJA
Las variables que tuvieron que ser cubiertas para hacer posible el cerezo en Perú han sido muchas, e incluso aún siguen trabajando en ello, porque no se trata de un fruto simple, ni menos en condiciones climáticas y de suelo que también forman parte de una compleja ecuación. “Acá tenemos mucha experiencia con vides, paltos, cítricos, y la verdad es que cerezo es un cultivo nuevo, estamos en constante investigación, y por la exigencia del suelo hemos hecho ensayos con distintos tipos, distintos tipos de patrones, y estamos llegando a conclusiones con un suelo franco y franco arenoso, con buen movimiento del agua verticalmente, que nos ayudan al desarrollo radicular y por ende vegetal del cultivo”, detalla Sánchez.
Estos estudios les han permitido tener test blocks en la costa y en la sierra de Perú, en colaboración con la agroindustria peruana, y ahora lo que buscan es también lograr alianzas tanto con empresas chilenas e internacionales. Particularmente, en el departamento de Junín, en el centro de Perú, destacan que las condiciones climáticas se prestan muy bien para este cultivo, que ven como una muy buena alternativa al tratarse de zonas que están sobre los 2 mil o 3 mil msnm. Lo mismo ocurre en Huaraz, con zonas sobre los 2.500 msnm. Todas estas investigaciones oscilan entre un año y medio y dos años, mientras que en Arequipa ya cuentan con una plantación desarrollada con 3 años de edad, que estaría encaminada a su primera producción.
COSTOS DE INSTALACIÓN Y DE PRODUCCIÓN
Estas temporadas de testeo, estudios y preparación ya les ha permitido a Vivero Los Viñedos tener las primeras proyecciones respecto a costos de instalación y mantenimiento, con un estimado de entre US$25.000 y US$30.000 por hectárea como costo de instalación, mientras que el costo de mantenimiento anual, para su cuarto o quinto año en Arequipa, oscilaría entre US$7.000 y US$8.000 por hectárea.
Respecto a portainjertos, señala que han trabajado principalmente con patrones Colt, Mxm14 y Gisela, siendo este último el que más han utilizado, ya que sería el que mejor se ha asentado a las condiciones climáticas y tipos de suelo (franco, franco-arenoso y arenoso), reconociendo que es el patrón que más tienen en su laboratorio in vitro.
Un problema que han resentido es el efecto negativo de la alta irradiación, sobre todo en zonas altas arriba de 1.800 msnm, en Arequipa principalmente, donde han visto que las ramas laterales que quedan expuestas al sol se agrietan, aperturas que podrían permitir el ingreso de enfermedades, algo que han contrarrestado con el pintado de los tallos. En temas fitosanitarios, han debido lidiar principalmente con agrobacterium, que han combatido con bactericidas e incluso con cobre en altas cantidades.