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Nuevos tiempos de la uva piurana

“Bajar los costos y subir la producción, ofreciendo la misma calidad, es imposible”

El reto de producir uva de mesa en Piura cada año es mayor. Escasez de agua, fenómenos climáticos adversos y aparición de nuevas plagas y enfermedades han marcado el paso en las últimas campañas, sumándose a ello el fin de las ventanas comerciales, haciendo que la competencia sea más dura entre los países productores. Pero, ¿cómo salir airoso de ello? “Buscando calidad por sobre cantidad”, subraya el ingeniero agrónomo y especialista en uva de mesa, Guillermo Mascareño. Y eso es lo que marcará la pauta en las próximas temporadas.

23 de Junio 2021 Equipo Redagrícola
“Bajar los costos y subir la producción, ofreciendo la misma calidad, es imposible”

‘Ser eficientes, productivamente hablando’. Esa es una de las frases que se viene escuchando hace unos años en la industria hortofrutícola y, en particular, en la de la uva de mesa. En caso contrario, se tendrá que dar un paso al costado y dejar este rubro. La otra es ‘renovación o recambio varietal’ que, de no realizarse, también implicará la salida de productores de este negocio. Y así ha ocurrido. Y se ha visto cómo empresas de mayor tamaño han comprado o arrendado huertos para continuar su expansión productiva.

Guillermo Mascareño, ingeniero agrónomo, especialista en uva de mesa.

Lo anterior es un fenómeno que se ha dado en el último tiempo y que continuará en el futuro. “Hace diez años existían muchos productores chiquitos, que tuvieron una buena opción con los precios, los mercados, con un clima bastante estable que los favoreció entre el año 2010 y 2013, pero ya desde el 2014 cambiaron las condiciones climáticas. Tuvimos casi tres años de sequía y luego tuvimos un superávit hídrico el 2017 y eso terminó de liquidar a muchos pequeños productores en Piura, que fueron absorbidos por los más grandes. Creo que esto se va a seguir dando, hay números que son claves. Este año hubo unos dos campos que tuvieron problemas, el año pasado fueron tres los que desaparecieron”, explica el ingeniero agrónomo Guillermo Mascareño, especialista en uva de mesa, con experiencia profesional en importantes empresas en Perú y Chile. Para el experto, los productores que sobrevivirán son los que tienen espalda y los que tienen otro brazo de negocio que les pueda sustentar.

Y es que no son pocas las empresas que han decidido ‘dar el salto’ en Piura. Ese fue el caso de Rapel, empresa que pertenece al Grupo Verfrut, frutícola de capitales chilenos dedicada a la producción, procesamiento y exportación de fruta fresca. “Me tocó vivir la experiencia en Rapel, cuando llegamos el 2011 hablábamos de producir 350 a 400 ha y con eso estábamos felices. Al final, la empresa plantó 2,200 ha de uva de mesa y es uno de los principales productores del Perú”, cuenta. ¿Habrá un mayor número de hectáreas concentrado en menos manos?. “El tiempo lo dirá”, subraya.

LA ESCASEZ DE AGUA MARCÓ LA TEMPORADA EN ALGUNOS CAMPOS

En la última campaña 2020/21, que en Piura se desarrolló desde la primera semana de octubre al 1 de diciembre, en esta región se produjeron 177,622 toneladas en una superficie de 7,385 hectáreas.

En su opinión, sobre la temporada, “la fertilidad de los parrones se veía bien, veíamos una recuperación firme después del Fenómeno El Niño que afectó a Piura en el 2017. Creo que el 2018 y el 2019 fueron temporadas de baja fertilidad, pero el año pasado se veía bastante bien en cantidad de fruta, en producción”, explica Mascareño y añade que el trabajo de mejoramiento del material de los parrones influyó positivamente en la producción.

No obstante, la campaña se vio afectada por restricciones de agua y por temas vinculados a la temperatura. Concretamente, hubo campos a los que les afectó la escasez de agua. “No tuvimos agua desde septiembre, justo cuando estábamos en pleno engorde de la fruta. Este año nos ha costado mucho que la fruta agarrara firmeza, que tomara los grados Brix adecuados y que la fruta terminase bien. Hubo cierta inconsistencia, si lo comparamos con años anteriores”, explica. Y es que hay campos que son alimentados con el reservorio de San Lorenzo, que junto al reservorio de Poechos se vio afectado por la ausencia de lluvias en el norte del Perú. “Ojalá la estructura hídrica de los reservorios mejore en los próximos años porque hoy es un problema tener agua, tener la licencia de agua”, espera Mascareño.

Pese a la escasez hídrica, la fruta arribó bien a los respectivos mercados destino, “si bien no llegó una fruta ‘premium’, sí obtuvimos fruta de calidad exportable. La verdad es que cada vez es más difícil sacar frutas ‘premium’ en Piura. Nos estamos acostumbrando a sacar una fruta normal o regular”, aclara. Asimismo, considera que las plantas resistieron debido a su buen sistema radicular, gracias a que uno de los manejos que ha implementado en los campos que tiene a cargo son los riegos largos durante la campaña. “Si hubiésemos tenido riego superficial el problema hubiera sido mucho mayor”, apunta.

En otras labores del manejo, y en un contexto de pandemia, hay empresas que se vieron favorecidas de que el personal que trabaja en sus huertos proceda de caseríos cercanos al lugar de producción. Esto posibilitó que se concretaran trabajos de poda y otras labores culturales requeridas. La turbulencia social derivada de la ley del régimen agrario tampoco afectó sus campos y área de influencia.

LA OPCIÓN ES UNA: APOSTAR POR FRUTA DE CALIDAD

La industria de uva de mesa ha buscado adaptarse en los últimos años a un mercado cada vez más competitivo, en parte apoyándose con una reducción de costos y la búsqueda de eficiencias. Sin embargo, de acuerdo a Mascareño eso ha terminado afectando la calidad de la uva de mesa. “El desafío cada año es mayor en Piura, hay nuevas enfermedades y se siguen sumando más temas. Aun así, soy de la idea de buscar calidad versus cantidad, que muchos hoy día están buscando para compensar el tema de costos. Desde mi punto de vista, bajar los costos y subir la producción, ofreciendo la misma calidad, es imposible”, remarca.

Para Mascareño, el principal desafío “es apuntar a la calidad”. Para ello es necesario contar con un adecuado soporte técnico. Precisamente eso es lo que ha posibilitado el posicionamiento de la uva piurana en el mundo y de la nueva restructuración de la uva de  mesa en la región, en todo nivel: técnicos, comercial, productivo, de gestión, en manejo de personal, entre otros.

Reducir los costos destinados a los programas fitosanitarios habría influido en una mayor incidencia de oídio en los campos de uva de mesa, también hay una mayor presión de chanchito blanco, de arañita roja y de especies de nematodos. “Se ha empezado a cambiar los programas fitosanitarios en post de bajar los costos. Se ha buscado reducir costos por todos lados”, remarca. Al respecto considera que, aunque se debe apuntar siempre a buscar eficiencias, a la par se debería coordinar y conversar con distintos asesores técnicos de Piura para proponer alternativas de manejo fitosanitario. “Ayudaría mucho si los campos pudiésemos compartir mucha más información”, remarca.

Además de un programa fitosanitario potente, otros factores que contribuyen a la calidad de la uva de mesa son la buena calibración de la maquinaria, la capacitación y fidelización del personal en buenas prácticas agrícolas y en labores como el raleo y la cosecha, de acuerdo con Mascareño. Las nuevas variedades plantean un reto adicional respecto al manejo integral, ya que tienen diferentes características y un comportamiento distinto en el clima, suelo y régimen de producción de Piura. Por ejemplo, algunas variedades requieren de cuidado especial para el desgrane, para que no queden trazas de semillas y para evitar manchas en los frutos, mientras que en variedades verdes la preocupación está en cómo llegar con una fruta limpia y sin manchas a la cosecha.

“La explosión grande de las nuevas variedades en Piura fue hace tres años atrás, todavía no hemos podido dilucidar muy bien los comportamientos. Tenemos experiencias de California, de España, de Chile, pero sabemos que el comportamiento de las nuevas variedades en Piura es distinto. Ese es un reto no menor que estamos enfrentando, por ejemplo, los programas hormonales son muy distintos en variedades nuevas, en Piura la verdad los programas hormonales están siendo modificados constantemente”, finaliza Mascareño.

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